Por el Centenario de la Revolución Socialista de Octubre Noviembre 1917 – 2017

Los comunistas, los revolucionarios, los proletarios y los trabajadores conscientes de todo el mundo celebramos y festejamos el aniversario de la gloriosa Revolución Socialista de Octubre. Con mayor ánimo y firmeza lo haremos en 2017 con motivo del centenario de aquellos históricos “diez días que estremecieron al mundo”

La revolución bolchevique fue la gesta heroica que anunció un alba revolucionaria. Los cañones del crucero “Aurora” anunciaron que una nueva época se abría: la época de la derrota del capitalismo y de la construcción de la nueva sociedad sin explotadores ni explotados.

Con la Gran Revolución de Octubre, el proletariado conquistó el poder, expropió a los explotadores, instauró su dictadura revolucionaria y estableció un Estado de nuevo tipo. Con las palabras de Lenin:

“…en Rusia se ha deshecho por completo el mecanismo burocrático, no dejando de él piedra sobre piedra, se ha dejado cesantes a todos los antiguos magistrados, se ha disuelto el parlamento burgués y se ha dado a los obreros y a los campesinos una representación mucho más accesible; sus Soviets han venido a ocupar el puesto de los funcionarios o sus Soviets han sido colocados por encima de los funcionarios, sus Soviets son los que eligen a los jueces. Este mero hecho basta para que todas las clases oprimidas proclamen que el Poder de los Soviets, o sea, esta forma de dictadura del proletariado, es un millón de veces más democrático que la más democrática de las repúblicas burguesas.” (La revolución proletaria y el renegado Kautsky)

El Estado soviético; demostró que el socialismo es un orden social superior, a condición de que se sigan firmemente sus principios y se marche hacia el comunismo.

El “Octubre Rojo” cambió radicalmente el curso de la historia mundial, que inicio una nueva etapa de su desarrollo, la etapa de la crisis general del capitalismo y del paso al socialismo. Ha apuntado una vuelta indeleble en la estrategia y la táctica revolucionaria, en los métodos de lucha y las formas de organización, en la mentalidad, la cultura, las tradiciones de la clase obrera y de sus aliados en la lucha contra el imperialismo y el capitalismo, por la revolución y el socialismo.

A raíz de la revolución dirigida por los bolcheviques de Lenin y Stalin, se inauguró una oleada de revoluciones proletarias en los países imperialistas y capitalistas, de revoluciones populares y democráticas que se llevan a cabo bajo la dirección del proletariado y las banderas del internacionalismo en los países dependientes y coloniales.

El triunfo de la Revolución Socialista de Octubre impulsó la formación de partidos comunistas en todo el mundo y la construcción de la Internacional Comunista, para reagrupar la vanguardia del proletariado y organizar la revolución mundial.

Con la creación de la Unión Soviética y la edificación del socialismo la clase obrera, los campesinos, las mujeres, los pueblos lograron grandes beneficios materiales y culturales. Los trabajadores alcanzaron elevados niveles de bienestar gracias a la industrialización socialista y colectivización del campo, a la planificación económica que puso fin a las relaciones capitalistas de producción y la anarquía típica del viejo sistema.

La clase obrera se transformó en una clase técnica e ideológicamente avanzada. Se acabó con el desempleo. El proceso de emancipación de la mujer y su participación en la dirección del país progresó al mismo tiempo que la edificación del socialismo.

Los furibundos asaltos de los imperialistas fracasaron frente a la férrea voluntad de los trabajadores y los pueblos de no retroceder a la condición de esclavos; fracasaron ante la potencia y la unidad política del Estado socialista.

La Constitución socialista del 1936 y la derrota de la bestia nazifascista, que determino la liberación de muchos países y la instauración de regímenes de democracia popular, fueron grandes logros para los pueblos del mundo.

La Revolución Socialista de Octubre fue un acontecimiento que es hoy de gran actualidad, lleno de preciosas enseñanzas para la lucha del proletariado y demás clases oprimidas contra la explotación y la opresión.

 Constituye la demostración práctica de que la revolución es no sólo un anhelo popular, es, además, posible y necesaria para derribar el dominio burgués y construir la nueva sociedad, en la que los que “los que nada son ahora, todo van a ser”, y cambiará el mundo.

En los años que nos separan de aquel gran acontecimiento, las contradicciones fundamentales y los males endémicos del capitalismo se han agravado, empero las fuerzas revolucionarias de la clase obrera y de los pueblos han crecido objetiva e internacionalmente. La idea de la revolución proletaria es de total actualidad frente a la explotación y a la opresión que sufre la inmensa mayoría de la humanidad, la miseria y a la desigualdad creciente, las guerras de rapiña, el parasitismo de un puñado de ricos cada vez más ricos, la demolición de las conquistas sociales arrancadas por los trabajadores, el saqueo y la dominación neocolonialista, la devastación del medio ambiente provocada por el sistema capitalista.

Las razones para la revolución son más actuales que nunca y sus premisas materiales desarrolladas. El paso a una mejor forma de organización para la sociedad humana, a un nuevo y superior orden social, es una exigencia cada vez más urgente para las clases explotadas y oprimidas por el capital. Es un “problema planteado que espera solución” mediante la lucha de las masas oprimidas y explotadas.

La desaparición de la URSS y otros países socialistas ha sido un duro golpe. El socialismo ha sufrido una derrota temporánea que no invalida sus realizaciones, su necesidad. En realidad no es la Revolución de Octubre, ni el socialismo proletario los que han fracasado. Sí fracasan la traición, el revisionismo y el oportunismo, que desvían a los trabajadores de sus intereses y objetivos de clase.

A pesar de la incesante propaganda anticomunista, cada día está más claro que el bárbaro y moribundo sistema capitalista-imperialista, sólo puede ofrecer explotación, miseria y guerra.

Nos encontramos en un período de despertar político de la clase a obrera, de los pueblos, de la juventud, que ya no quieren soportar el yugo y los fardos que el capitalismo y el imperialismo imponen.

Avanzan el rechazo y la lucha contra las consecuencias de la crisis, contra la explotación, las desigualdades, la pobreza, contra los dictados, las intervenciones y agresiones imperialistas.

Crece la conciencia de que las cosas no pueden seguir como están, que en el capitalismo no hay salvación, que es necesaria una profunda trasformación social para eliminar la ruina económica, social, moral, ecológica, las masacres que la humanidad sufre inevitablemente bajo el dominio de los monopolios capitalistas que siguen una sola ley: la de la máxima ganancia.

Para realizar esta trasformación es imprescindible la conquista del poder estatal por la clase más revolucionaria y adelantada de la sociedad, la fuerza dirigente de la trasformación a nivel político, practico, intelectual y moral: el moderno proletariado.

Frente a las tesis revisionistas, reformistas y oportunistas, que han conducido la clase proletaria a dolorosas derrotas, la revolución proletaria se confirma como la única solución a la explotación y opresión de los pueblos.

La última y profunda crisis del capitalismo, y las venideras, prueban que la sociedad en régimen capitalista es un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas, por lo tanto se plantea romper mediante la revolución esta funesta situación.

La cuestión que se plantea con urgencia es: ¿dictadura del capital monopolístico financiero o dictadura del proletariado?

La victoriosa Revolución Socialista de Octubre demostró que la clase obrera puede tomar el poder y dirigir la sociedad sin la burguesía y contra ella, demostró que los comunistas pueden y deben desarrollar un papel determinante.

El Octubre soviético nos enseña que los comunistas, los mejores elementos del proletariado, los jóvenes revolucionarios, tienen que asumir esas enseñanzas y seguir la lucha, rompiendo claramente con el oportunismo de todo tipo y uniéndonos bajo las banderas del marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario.

Celebraremos y actualizaremos en cada país el centenario del Octubre Rojo, combativa y unitariamente, resaltando su imperecedero significado, su importancia internacional y la profunda actualidad de la revolución proletaria para transformar radicalmente el mundo.

Preparémonos a celebrar en todas partes, digna y unitariamente en 2017 el 100° Aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, con conmemoraciones, seminarios, mítines y otras actividades.

Desarrollemos en todos los países la movilización para reagrupar a los comunistas, los revolucionarios, los obreros combativos, difundamos las razones del comunismo, única fuerza que puede organizar y dirigir consecuentemente las fuerzas de la revolución social en todos los países.

Invitamos a los Partidos y Organizaciones políticas, sociales, sindicales, juveniles, de mujeres, campesinos, indígenas, de todos los países que comparten nuestras posiciones de principio, a unirse con nosotros para realizar en común las actividades y construir un poderoso Movimiento Comunista y Obrero Internacional.

Un siglo después del victorioso “asalto al cielo” cumplido por los bolcheviques, ¡Reafirmamos que la única alternativa segura a la barbarie imperialista y capitalista es la revolución y el socialismo!

¡Viva la Gran Revolución Socialista de Octubre!

¡Viva el marxismo-leninismo!

¡Viva el internacionalismo proletario!

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista – Leninistas (CIPOML)

BOLIVIA: Comunicado Político 01/2017 – PCR

Internacional

En la coyuntura actual se intensifican las contradicciones interimperialistas; el bloque EEUU-Unión Europea manifiesta su carácter belicista en los conflictos armados en el medio oriente financiando grupos terroristas con la angurria de controlar los recursos naturales. Las desesperantes condiciones de vida para las clases populares en Europa y EE.UU. llevan al fortalecimiento de las tendencias fascistas, xenofóbicas, racistas y chovinistas. Expositor claro de este fenómeno es Donald Trump.

El poder financiero del bloque imperialista emergente (China-Rusia) se fortalece mediante los préstamos y ciclos de deuda externa, buscando además la depreciación del dólar. Este bloque, a pesar de su historia, es tan capitalista e imperialista como el bloque de la OTAN.

En Latinoamérica, los desastres naturales de estas semanas nos han demostrado el valor de la solidaridad y la organización popular ante la ineficacia de los gobiernos capitalistas, destacándose México y Cuba en los esfuerzos populares de reconstrucción.

Nacional

Tras 11 años de gobierno, el MAS empieza a experimentar los efectos negativos de los precios internacionales de materias primas (hidrocarburos y minerales) sobre nuestra economía, supuestamente ‘blindada’.  Podemos observar las bajas en presupuestos municipales, departamentales y universitarios; así mismo la tasa de crecimiento del PIB no alcanza el 4,5%, siendo el crecimiento más bajo en los últimos siete años.  Se agrega a este hecho la Ley de Incentivos a la Exploración, que entrega el 12% de los IDH (Impuesto Directo a los Hidrocarburos) a las empresas transnacionales a cambio de la exploración hidrocarburífera.

Dentro del MAS, Evo Morales aún juega un papel semi-bonapartista al buscar el consenso entre las distintas fracciones de la burguesía y, a pesar de su revés electoral, aún mantiene una fuerte base social entre sectores populares, cuyas condiciones de vida han mejorado con las políticas de redistribución económica.  Debemos demostrar al pueblo boliviano que frente a la falsa dicotomía de oficialismo y oposición burguesa, la solución es organizar la alternativa popular.

Los escándalos de corrupción dentro de las filas oficialistas son cotidianas, dando lugar a una deslegitimación de las fuerzas sociales que componen el gobierno.  Un ejemplo claro es el alcalde de Achacachi, acusado de corrupción, defendido y respaldado por el oficialismo ante la movilización popular en su contra. Sin embargo, aunque el MAS mantiene bajo su control corporativo las organizaciones matrices del movimiento popular, hay brotes de rebeldía e intentos de recuperar la independencia sindical.  Ante las protestas sociales (aún regionales, pero con tendencia a mayor articulación) el Estado responde con creciente represión, judicialización y criminalización. Esta reacción se fortalecerá al aprobarse el nuevo Código Penal. Ante las amenazas y las crecientes tendencias autoritarias, debemos mantener nuestra vigilancia revolucionaria y tomar las medidas de seguridad necesarias.

En el ámbito electoral, la derrota del 21-F ha llevado al borde de la desesperación al MAS, cuya principal tarea se ha convertido en habilitar ‘constitucionalmente’ a Evo para una futura re-(re)-elección presentando el recurso de inconstitucionalidad abstracta contra la propia Constitución.   Mientras tanto, la oposición burguesa no logra presentar una alternativa al país y se limita a mantener sus espacios de poder regionales.

En el caso de las venideras elecciones judiciales, queda claro que ‘democratizar’ el nombramiento de las altas autoridades judiciales no transforma el putrefacto Órgano Judicial que está al servicio de las clases dominantes y el gobierno de turno.  Llamamos a expresar el rechazo popular ante el autoritarismo, la corrupción y el prorroguismo mediante el voto nulo.

Respecto a los proyectos actuales, el gobierno del MAS mantiene su visión de desarrollo extractivista y monoproductor. A pesar del discurso ‘pachamamista’, impulsa los megaproyectos como la carretera por el TIPNIS y las represas Bala-Chepete, entre otros.  Este modelo desarrollista va ligado con compromisos con organismos financieros internacionales, con quienes hoy el país tiene una relación de deuda externa – PIB, mayor a 42%.  Cabe destacar que estos proyectos reflejan una visión de opresión nacional y colonialismo interno (tanto desde el Estado como desde la Iglesia) que atentan contra el derecho de la autodeterminación de los pueblos y naciones indígenas, imponiendo una visión externa de desarrollo.

En lo académico, la Universidad Boliviana se encuentra en crisis ante la falta de recursos económicos, la mala administración y los grupos de poder interno. Los procesos de acreditación y auto-evaluación son un intento de imponer la visión ideológica dominante y reducir el contenido crítico de las carreras.  Debemos luchar para recuperar el papel de la Universidad, en todos los aspectos, en relación a las luchas sociales de las mayorías explotadas.

El gobierno actual tampoco muestra algún intento de combate contra el machismo que se manifiesta con un feminicidio cada tres días, además de otras formas de violencia. Por otro lado, el tema del aborto no será resuelto por el proyecto de Código Penal, manteniendo y provocando la muerte de cientos de mujeres al año a manos de abortistas clandestinos que están lucrando, libres e “inocentes”.

A los comunistas bolivianos nos toca la ardua tarea de seguir avanzando en la consolidación del Partido Comunista Revolucionario, establecer y fortalecer nuestros frentes de masas en el trabajo sindical, estudiantil y de género, redoblar los esfuerzos de formación política y de prensa revolucionaria bajo la orientación de construir una fuerza de vanguardia que luche por la Revolución Socialista.

La Paz, 23 de Septiembre de 2017

BURÓ POLÍTICO DEL PCR

ESPAÑA: Ante la escalada represiva – PCE (ml)

cataluña

El Gobierno Rajoy ha cumplido con creces sus amenazas, poniendo en marcha toda su maquinaria represiva en cuanto la Generalitat de Catalunya ha formalizado la convocatoria de referéndum para el próximo 1 de octubre. Tal y como se había anunciado, no ha habido ni una suspensión formal de la autonomía catalana ni la intervención militar contemplada por la Constitución monárquica. Pero no cabe duda de que el Gobierno ha estirado a su conveniencia lo que el PP entiende por “legalidad”, imponiendo un estado de excepción de hecho y convirtiendo los derechos formalmente reconocidos en papel mojado: esta es la «fuerza del Estado de derecho», de resabios franquistas, que suelen citar en cuanto surge un conflicto político de calado.

Funcionarios amenazados, webs cerradas, publicaciones secuestradas, redacciones asaltadas, actos y mítines suspendidos por la policía, material de propaganda requisado, más de setecientos alcaldes perseguidos, cientos de policías trasladados a Cataluña para buscar urnas y reprimir a los ciudadanos, un Tribunal Constitucional que actúa como simple testaferro del Ejecutivo, la Fiscalía amenazando con detenciones que no le corresponden…

Ese es el panorama que hoy se cierne sobre Cataluña y sobre toda España: la amenaza de un fascismo que revive (aunque nunca se había ido) en la recuperación de facto del delito de “propaganda ilegal” y que ha tenido su más viva imagen en un PP catalán exultante, que jalea y recibe con silbidos de éxtasis el anuncio de la incautación de cien mil carteles de propaganda. Nuestros camaradas, los que sufrieron cárcel y tortura por lo que también eran delitos bajo la legalidad fascista, saben bien lo que eso significa.

Ello no impide al Gobierno, sino más bien todo lo contrario, aferrarse cínicamente a la defensa de su “legalidad”: la misma que el Partido Popular viola impunemente o interpreta a su antojo cuantas veces le sea necesario. Así lo demuestran sus más de 1300 imputados, pero sobre todo la reforma exprés del artículo 135 de la Constitución para blindar el pago de la deuda; la inserción de España en la estructura militar de la OTAN, contra el resultado del referéndum de 1986; los acuerdos secretos con EEUU y, ahora, con Arabia Saudí… Por no hablar de los derechos sociales incluidos en la Constitución monárquica para hacerla pasar por democrática, que son sistemáticamente ignorados.

Por otra parte, la burguesía nacionalista catalana apela a la solidaridad de los pueblos de España, pero sabe que sin un cambio radical, una ruptura, con el régimen del 78 que ella ayudó a asentarse, es imposible el ejercicio del derecho de autodeterminación. Sin embargo, a  lo largo de estos años (la última ocasión en 2012, cuando los diputados de CiU apoyaron las brutales reformas de Rajoy, incluida la reforma laboral) han venido dando sostén a un régimen que en momentos de crisis siempre ha mostrado su verdadera cara reaccionaria. ¿Cómo extrañarse, si la mayoría de los trabajadores consideran que esta apuesta política se libra entre dos burguesías al margen de los intereses y necesidades populares más sentidos?

No hay vuelta de hoja: después de las leyes mordaza, los de Rajoy han encontrado en Cataluña el pretexto para dar otra vuelta de tuerca al proceso de degradación de los derechos democráticos y de fascistización del Estado. Si el Gobierno es incapaz de abordar una solución política es porque ni lo desea -para oprimir aún más a las clases populares, como brazo ejecutor de los intereses de la oligarquía- ni se lo permite el marco jurídico del 78. El 1 de octubre pone al desnudo la verdadera naturaleza del Estado burgués, que en situaciones de crisis orgánica se deshace de sus ropajes democráticos para mostrarse como el instrumento de dominación de una clase sobre el resto. Y es, asimismo, la demostración palmaria de que, como hemos repetido hasta la saciedad los comunistas, el régimen monárquico del 78 es irreformable, un lastre para los derechos democráticos y sociales y una cárcel para los pueblos.

Por eso, el referéndum sobre la autodeterminación de Cataluña (más que una eventual independencia) puede ser un punto de ruptura que ponga en jaque al Estado monárquico. Puede serlo a pesar de que las prisas de algunos dirigentes independentistas -que se consideran “desconectados” de España aun antes del referéndum- le den al procès un cierto tono de ópera bufa; independientemente del resultado de la votación, si se llega a producir; y puede serlo porque ha conseguido revitalizar el amplio y dinámico movimiento popular que lo impulsó en sus inicios, con el impagable apoyo del Gobierno Rajoy y su Santiago, y cierra España.

Partiendo de esta base, es de destacar la lamentable actuación de la “izquierda” española, que ha acabado ajustándose a su vetusto papel de oposición de su majestad. Que en una cuestión de principio, como es el derecho de autodeterminación de los pueblos, los “dirigentes” de la “izquierda visible” opten por ponerse de perfil, escudándose en formalidades, ya es grave; pero que exijan «un referéndum en condiciones», ¡bajo el régimen monárquico!, es indigno y rastrero. Su problema no es técnico, sino ideológico y político: simplemente, no tienen programa alternativo al régimen del 78. Ya lo demostraron en 2014, en un momento de auge de la lucha popular, cuando eludieron apostar claramente por la República en medio del proceso de abdicación del borbón. Ahora vuelven a hacer patente esa misma falta de respuesta, cuando el Estado se aferra a una ley que es letra muerta para justificar su escalada represiva.

Que una inmensa mayoría de catalanes desea ejercer su legítimo derecho a la autodeterminación, sea “legal” o no, es indudable, como también lo es que buena parte de ellos al menos intentará ponerlo en práctica el 1 de octubre. No es tarea de los revolucionarios, desde luego, examinar los aspectos técnicos del asunto, como tampoco la pelea por los derechos democráticos y contra el fascismo es exclusiva del pueblo catalán.

Lo que nos toca ahora, por tanto, es aplicar toda nuestra energía a profundizar la debilidad política del Estado monárquico para avanzar en la ruptura con la podredumbre heredada del franquismo. Esa es una tarea que compromete a todos los pueblos de España, y que se concreta en apoyar sin matices el derecho de los catalanes a decidir su futuro; en hacer frente a la coacción y a los recortes de derechos; en denunciar la incapacidad manifiesta del Estado para hacer frente a los problemas cruciales de nuestros pueblos y de nuestra clase; y en promover un amplio frente antifascista y republicano, que dé impulso a la ruptura con el régimen apoyándose en una respuesta general a la oleada represora del PP, independientemente del resultado del referéndum.

Esas son las tareas a las que llamamos a desarrollar conjuntamente a todas las personas y organizaciones que se consideran de la izquierda consecuente.

Comité Ejecutivo del PCE (m-l)

Madrid, 19 de septiembre de 2017

Resolución del V Pleno del Comité Central del PCMLV

venezuela

1. INTRODUCCIÓN:
La situación internacional se desarrolla profundamente marcada por las consecuencias de la crisis del capitalismo generada desde 2008, en lo económico, político y social afectó en primer lugar a los países imperialistas, donde explotó la llamada “burbuja”, expresión del inicio de una profunda y destructora crisis en la que coincidieron la agravación de los crónicos efectos de la Crisis General Capitalismo iniciada en 1917, con una de las múltiples crisis cíclicas de superproducción relativa que el capitalismo ha atravesado desde su surgimiento.

Las expresiones de la crisis se hicieron palpables en América Latina con posterioridad al inicio de la misma en EEUU y otros países imperialistas principales, lo que posibilitó que algunos jefes de gobierno, de una u otra tendencia, se atrevieran a decir que sus países “estaban blindados” ante la crisis capitalista, mientras nuestro partido hizo pública la opinión científica de que ningún país capitalista está blindado ante las crisis, y que la misma afectaría de forma posterior, ya que por la ley del desarrollo desigual la crisis no se expresa en el mismo momento ni de la misma forma en todos los países y sectores de la economía.

Los análisis realizados por el CC y otros órganos de dirección del PCMLV permitieron tener una visión de lo que habría de ocurrir en el mundo y particularmente en Venezuela motivado por el impacto de la crisis y las innovaciones tecnológicas como el fracking que determinaron una crisis de superproducción relativa de petróleo, con cambios decisivos en el desarrollo de la economía y la política que han definido el comportamiento del capitalismo en esta fase.

Todo esto ha generado un período de reflujo de masas temporal, que fue analizado y comprendido por nuestro partido como expresión del impacto de la crisis económica ante lo cual el partido tomó medidas para enfrentarlo llevando a acciones de movilización a sectores importantes de las masas que son determinantes para dar respuestas estratégicas, como son el trabajo Obrero, Campesino, Comunal y el Frente como aglutinadores y movilizadores.

Habiendo definido nuestro IV congreso la consigna “Consolidar el partido para la dirección de las amplias masas” la dirección ha hecho todos los esfuerzos para garantizar su aplicación utilizando nuestra premisa estratégica de utilización de todas las formas de lucha para lograr el objetivo estratégico.

Este V Pleno del CC al evaluar las acciones del partido en la última coyuntura política ha llegado a la conclusión que la mayoría de los militantes asumió con rigurosidad su responsabilidad para la utilización de todas las formas de lucha, lo que permitió tener resultados favorables en cada una de estas.

Ha sido una prueba de fuego que permitió cualificar al partido en su conjunto, a los militantes, las organizaciones de masas y sus miembros, en cuanto a sus niveles de compromiso y su conocimiento para el desarrollo de las actividades concretas, lo que también sirve de medida para valorar y depurar al partido de militantes que no están verdaderamente comprometidos con su programa y las responsabilidades concretas que le fueron asignadas.

El resultado obtenido a todo nivel y la consolidación de nuestra presencia debe servir para el crecimiento, así como para consolidar la presencia nacional, bien sea con nuestro propio esfuerzo o con el trabajo conjunto con otras organizaciones para llevar nuestro programa y estilo de trabajo ML al seno del proletariado aprovechando todas las condiciones para el crecimiento y lograr cada día mejor posicionamiento para la dirección de las amplias masas.

2. ALGUNAS NOTAS SOBRE LA REALIDAD INTERNACIONAL.
Podemos decir que en general el capitalismo no termina de recuperarse de las terribles consecuencias de la crisis de 2008, este fenómeno afectó los principales países imperialistas y por ende también los países dependientes que giran en torno de su periferia. Como forma de tratar de enfrentar la crisis capitalista la burguesía imperialista recurre a la violencia, a las guerras y al terrorismo como forma de destruir fuerzas productivas y de controlar los movimientos insurgentes y las diversas expresiones de rebelión. Los ejércitos mercenarios son el brazo armado que utilizan para imponer su voluntad por la vía violenta a los gobiernos o los pueblos que se niegan a someterse a sus políticas, apoderándose así de riquezas y territorios que utilizan en favor de sus objetivos centrales y para tratar de resolver los problemas provocados por la crisis.

Todo parece indicar que una vez más estamos siendo testigos de acciones que servirán de excusa a los principales países imperialistas para llevar la guerra a diversos territorios en nombre del llamado combate al terrorismo.

Para agredir a Siria y a Libia los imperialistas estadounidenses junto a los imperialistas de la UE financiaron y asesoraron a una serie de grupos mercenarios que luego de logrado el objetivo de derrocar a Gadafi en el caso de Libia, y de conquistar territorio para impulsar las acciones delictivas en el caso de Siria, reciben nuevas órdenes para atacar en otros territorios, en este caso el continente europeo. Como es una dinámica propia de estas organizaciones, motivados por la posibilidad de quedarse con las ganancias que significa disponer de las riquezas que saquean y roban a los países agredidos, sin tener que compartir ganancia con sus amos imperialistas, parte de estos grupos se separan de sus organizaciones originarias, creando otras nuevas que intentan disputarse el control, generando en algunos casos una mayor conflictividad y violencia que sufren los pueblos donde logran desplegar su accionar.

Son múltiples los ejemplos en que los imperialistas luego que consideran sus objetivos logrados, intentan prescindir de parte de los miles de mercenarios que han patrocinado para agredir los pueblos, se encuentran con la dificultad de que estos han desarrollado una capacidad de actuar de manera autónoma y se fijan sus propios objetivos, incluso están dispuestos a enfrentarse militarmente contra los ejércitos imperialistas que los emplearon, vendiéndose al mejor postor.

Junto con las acciones terroristas en el continente europeo, se van desarrollando una serie de acciones que promueven el fascismo en diversas partes del mundo, como es el caso de los llamados grupos de la supremacía blanca, los cuales se manifiestan en diversas ciudades de los EE.UU para dejar en claro su intención de apoyar las iniciativas racistas, xenófobas, y agredir a los afrodescendientes, pobladores latinos e inmigrantes que consideran como culpable de los males que afectan al país.

La llegada de Trump al gobierno de los EE.UU significó el ascenso de uno de los factores más agresivos, representante del capital financiero al gobierno del principal país imperialista, significando esto la fortaleza en lo político de una tendencia del capital financiero que promueve la agresión a otros países del hemisferio de manera abierta. Este gobierno desde su llegada ha tomado una serie de medidas que han provocado las reacciones de diversos sectores del pueblo norteamericano que se manifiestan en contra de políticas que evidentemente van a perjudicar a una importante cantidad de habitantes de los EE.UU por su condición de inmigrante, por ejemplo, pues para Trump y su gabinete, estos son los culpables de las situaciones negativas que en lo económico perjudica al país.

Pero ante las manifestaciones de xenofobia y el resurgimiento de las políticas fascistas en los EE.UU han reaccionado también una importante cantidad de hombres y mujeres, los cuales de diferentes formas se han organizado para dar respuestas antes los grupos fascistas que pretenden imponer su ley por medio del miedo y la fuerza. Son varias las expresiones antifascistas o democráticas que se han demostrado en las acciones de los EE.UU, entre ellos encontramos al grupo “antifas”, de tendencia anarquista, el cual ha declarado públicamente su disposición a combatir a los fascistas, patrullan algunas calles armados con armas largas y expresan que su objetivo no es otro que proteger a los ciudadanos de ataques fascistas. Junto con estas expresiones de la lucha anti fascista crecen también las acciones de rechazo a la política de Trump. En lo particular con las agresiones contra Venezuela, se han desarrollado jornadas en distintas ciudades manifestando el apoyo solidario a nuestro país, lo que expresa también que la solidaridad revolucionaria en favor de los pueblos agredidos por las fuerzas imperialistas crece incluso en el principal país imperialista en la actualidad.

Mientras en Colombia la burguesía avanza en su política de terror contra los sectores populares y revolucionarios, aprovechan al máximo el debilitamiento de las fuerzas insurgentes luego de la decisión de la dirigencia de las FARC de dejar las armas, lo que ha significado una clara capitulación ante el enemigo de clase expresados en las fuerzas imperialistas, los paramilitares y el gobierno colombiano quienes lejos de promover la paz han aprovechado la ocasión para seguir asesinando dirigentes revolucionarios, seguir arrasando pueblos, provocando desplazados y además sirviendo de apoyo a las fuerzas internacionales de la burguesía que agrede a diferentes países del hemisferio con el apoyo de fuerzas mercenarias auspiciadas desde Colombia.

En la lucha de clases si los revolucionarios se dejan seducir por los falsos ofrecimientos de la burguesía, terminarán pagando un precio muy alto; esto precisamente viene sucediendo en Colombia, pues luego de concretarse un acuerdo de paz entre el gobierno y una importante parte de los combatientes de las FARC, los asesinatos a dirigentes y ex guerrilleros son noticias que repetidamente se oyen por los medios de información, reafirmando así que solo hay un camino para los revolucionarios cuando la burguesía demuestra su disposición a seguir ejecutando sus acciones sanguinarias, combatir hasta vencer a los ejércitos mercenarios de la burguesía.

También es claro que las organizaciones revolucionarias no se quedan con los brazos cruzados, estas se reorganizan, y preparan para dar la lucha con en las nuevas circunstancias, como es el caso de los combatientes disidentes de la política entreguista de la dirigencia de las FARC, los cuales han demostrado la disposición de seguir combatiendo al enemigo burgués desde las trincheras guerrilleras. Igualmente organizaciones como el ELN y EPL han mostrado su determinación de seguir la lucha revolucionaria sin caer en la trampa de los falsos llamados a la paz efectuados por la burguesía. Nuestro reconocimiento y apoyo a los hombres y mujeres que se mantienen firmes, en el combate en los diversos escenarios al enemigo de clase.

3. LA SITUACIÓN DE VENEZUELA.
En cuanto al escenario de Venezuela debemos destacar que en el aspecto político la constituyente significó una coyuntura importante que puede determinar un cambio en el reflujo y el inicio de la reanimación de las masas, por la participación en las elecciones por medio de diversos sectores sociales que se expresaron en la participación de miles de candidatos de extracción popular mayoritariamente, el enfrentamiento político ideológico contra la derecha extrema, el rechazo a las amenazas de Trump contra el pueblo venezolano y el enfrentamiento de calle contra la ofensiva de corte fascista que implicó el cierre de calles, el amedrentamiento y terrorismo dónde los factores de gobierno llamaron a la desmovilización, pero que hubo respuestas de los “colectivos” y otras organizaciones de izquierda no oficial que contribuyeron a la recuperación de la iniciativa, pasando de una posición defensiva a la ofensiva, aunque es de resaltar que en lo económico la situación sigue muy difícil, con un alto nivel de complejidad, que requiere de toda la disposición y capacidad de análisis para poder tener la mayor asertividad en los fenómenos que en la actualidad están marcando la realidad en nuestro país.

Hay que destacar que para las mayorías populares la única respuesta definitiva es responder en lo económico desde el punto de vista de clase; pues para tomar el control de la economía en beneficio de las grandes mayorías explotadas y oprimidas hacen falta medidas que realmente golpeen a la gran burguesía, a su principal arma que es la propiedad sobre los medios de producción, lo que requiere librar la guerra contra la burguesía y el imperialismo, enfrentando sin medias tintas el aparato político, propagandístico, ideológico y militar de los capitalistas, lo que evidentemente no hará la socialdemocracia, que tiene como centro el reformismo y la conciliación, la “coexistencia” entre las burguesía y el proletariado, como quiere el gobierno, pero que se ve presionado por los ataques imperialistas del bloque de EEUU – UE.

Este tipo de medidas que se basan en la conciliación con la burguesía, sólo prometen mayores penurias a la población, lo que irá creando las condiciones para escenarios de grandes conflictos sociales, incluso más agudos y profundos de lo que hemos vivido en los últimos meses por lo que los marxistas leninistas debemos seguir preparándonos para poder orientar a las masas en los escenarios futuros.

Hemos dicho que el gobierno recupera la ofensiva, principalmente en el ámbito electoral ha logrado mantener la unidad entre las diferentes organizaciones, pero es de hacer notar que consideramos que los sectores revolucionarios populares necesitamos avanzar para superar las trabas que las cúpulas del gobierno han sabido imponer utilizando en muchas ocasiones de manera oportunista la lucha antiimperialista, han utilizado en su favor las amenazas realizadas por Trump como representante del bloque imperialista EE.UU y UE. Esto le ha servido para acaparar casi toda la ventaja que ofrece el hecho de haber ganado la Asamblea Nacional Constituyente, a esto se suma la importante circunstancia de haber superado momentáneamente la jornada insurreccional llevada a cabo por sectores de la burguesía identificada con los grupos económicos y políticos que se apoyan en la burguesía identificada con el imperialismo norteamericano y la UE en lo internacional y la burguesía tradicional en lo nacional. El gobierno ha logrado desarrollar acciones para mermar notablemente las acciones violentas de calle de parte de los grupos de derecha fascista, ha logrado sentar para negociar a parte de los grupos de la derecha liderada por sectores socialdemócratas que ahora después de haber sido cómplices de las acciones que promovieron la destrucción del país, el asesinato, la violencia en general, logra que parte de sus líderes vayan con toda impunidad y tranquilidad a optar por parte de las gobernaciones en las próximas elecciones a efectuarse en el mes de octubre según fecha publicada por el organismo electoral nacional.

Además de esta situación descrita en las líneas anteriores se debe destacar la actual situación de las entidades bancarias en el país, pues prácticamente se está viviendo un proceso de los llamados corralitos financieros impulsado por sectores de la burguesía financiera, que ve cómo obtiene inmensas ganancias partiendo del acaparamiento y venta de dinero, provocando una situación de conflicto para la población que se ve sometida a penurias enormes para poder obtener un poco de dinero en efectivo. Los usuarios no pueden sacar sus ahorros sino a cuenta gota, eso sí cuando logran superar la barrera impuestas expresadas por las instituciones bancarias de que no hay línea, no hay billetes de alta denominación, que no se permite cobrar más de 30 mil bolívares, en algunos casos 20 mil. Mientras los trabajadores y los sectores populares pasan estas penurias para poder acceder a su dinero, algunos comerciantes, especuladores hacen su negocio con las entidades bancarias, cobrando un porcentaje por permitirle el dinero en efectivo que a través de diversos mecanismos se han encargado de acaparar. Es claro que uno de los objetivos de acaparar el dinero y dejar a las entidades bancarias con una baja capacidad de pago es activar las casas de avance de efectivo, las cuales momentáneamente se habían debilitado con la medida de depositar los cesta tickets en la cuanta nómina. Ahora los trabajadores desesperados por dinero en efectivo deben pagar porcentajes que van de 10 hasta el 20% a estas casas de avance en efectivo. La burguesía y la pequeña burguesía se dan la mano para hacer dinero fácil a costa de la necesidad de los trabajadores y sectores populares.

A todo esto sumamos la penuria de los trabajadores para poder comprar los alimentos, pues la especulación sigue alcanzando niveles alarmantes, la inestabilidad financiera es cada vez más preocupante y se comienzan a ver con mayor frecuencia las manifestaciones de la miseria que viven parte de los venezolanos, esto se evidencia en mayor número de indigentes, mendigos, niños en la calle etc. Aunque entendemos que esto es manifestaciones de la crisis del capitalismo y sus consecuencias, la llamada guerra económica, también es necesario acotar que las medidas adoptadas por el gobierno han sido incompetentes para lograr mejores resultados, además de que los altos grados de corrupción en las instituciones y responsables del tema del alimento permiten que las deficiencias aumenten de manera exponencial.

En cuanto a la expresión de las clases en Venezuela se puede destacar lo siguiente: La burguesía emergente agrupada en parte en sectores del PSUV ha logrado mantener el control de lo político, incluso fortaleciéndose momentáneamente luego de las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente. Mientras en lo económico sigue ascendiendo. Afianzándose en sectores como el minero extractivo, alimentos y de la actividad importadora. La burguesía pro yankee se ha dividido, entre los factores más radicales vinculados a los halcones de Miami, como Primero Justicia y Voluntad Popular, los cuales tienen un importante componentes de jóvenes, proclive a la ideología fascista y los moderados vinculados a los partidos como Acción Democrática, El MAS, Un Nuevo Tiempo entre otros de tendencia socialdemócratas. También es importante ver que esa división corresponde a las manifestaciones de las contradicciones inter imperialistas. Los grupos imperialistas están en disputa de los mercados, sus lacayos nacionales ejecutan las órdenes que sus amos internacionales les indican. Así mismo se expresa la disputa entre Rusia, China y los EE.UU en lo particular en el escenario venezolano, así mismo debemos estar atentos de las contradicciones dentro de los grupos pro yankee que también está en acelerado desarrollo por todos los beneficios económicos que esto significa.

Se ratifica la presencia de candidatos militares en las gobernaciones donde hay mayor desarrollo económico significando esto la demarcación de la ruta de acción que algunos grupos económicos vinculados con la actividad militar intentan seguir avanzando en el control de los puntos económicos más importantes del país, bien sea porque tienen control de estados donde la actividad petrolera y minera es de mucha importancia o bien porque significan estos estados posiciones geográficas privilegiadas para el control de la ruta de las mercancías en el país.

Esto a su vez expresa las pugnas entre la burguesía tradicional vinculada al bloque imperialista de los EEUU – UE y la burguesía emergente vinculada mayormente al bloque chino – ruso, estos grupos impulsan su visión política, algunos piensan en la repetición de lo ocurrido en Nicaragua expresado en establecer todas las condiciones para dejar el gobierno momentáneamente y volver luego de algunos años remozados por las terribles condiciones que significaría un gobierno neoliberal. Esta tesis momentáneamente ha perdido fuerza debido a la coyuntura actual.

Están los pro chinos que intentan copiar un modelo de economía mixta, llamado “socialismo de mercado” intentando impulsar una especie de fortalecimiento de grupos financieros nacionales para conformar una supuesta burguesía nacional. La base de esto es el impulso de los convenios con China.

Otra iniciativa que manejan es la de impulsar grupos vinculados con los sectores militares, que controlan actividades comerciales, petrolera, minera, alimentos, algunas de estas pudieran estar vinculadas con fuerza a los imperialistas rusos.

Comité Central del
Partido Comunista Marxista Leninista de Venezuela

Caracas, Agosto 2017

EL CAPITALISMO, LA CLASE OBRERA Y LA LUCHA POR EL COMUNISMO

 

I El CAPITALISMO Y LA CLASE OBRERA

1. A partir de la división de la sociedad en clases, toda la Historia de la humanidad es la historia de las luchas de clases. Hoy, la lucha por un nuevo mundo, por una nueva sociedad, sólo puede concluir con la victoria de la clase obrera contra la burguesía. Mediante su lucha la clase obrera no se liberará ella sola, también liberará a todos los oprimidos, a la humanidad entera. El cambio del mundo, la edificación de una sociedad libre y sin clases, sólo se puede lograr mediante la lucha de clases. Nuestros partidos y organizaciones revolucionarias de la clase obrera en los diferentes países, unidos en la CIPOML, nos apoyamos en esta verdad fundamental para llevar a cabo nuestra lucha por alcanzar ese objetivo.

2. El capitalismo se instala en los más recónditos puntos del mundo para imponer un sistema mundial; pero desarrolla también las condiciones y los factores que obligan a los trabajadores de las diferentes naciones a unirse más allá de sus fronteras y de las diferencias nacionales, étnicas, culturales, de sexo y religiosas.

Las condiciones y la lucha de los trabajadores de todos los países son cada vez más interdependientes entre sí y el internacionalismo proletario crece y se desarrolla sobre esas bases objetivas. La lucha por la emancipación de la clase obrera surge y progresa, adquiere las características de un movimiento internacional con un mismo objetivo. Objetivo determinado directamente por el carácter y la evolución de la sociedad capitalista, aparece como una etapa indispensable en el proceso de desarrollo social que culminará con la edificación de la sociedad comunista en la que las clases, así como toda forma de opresión y explotación, des- aparecerán para siempre. Nuestros partidos y organizaciones miembros de la CIPOML, organizados en diversos países, son parte integrante de la lucha de liberación de la clase obrera mundial, se plantean el mismo objetivo final.

3. La sociedad capitalista se basa en la producción mercantil a gran escala, que se reproduce y amplia, cuyo fin es la obtención de beneficios. El modo de producción capitalista, que empezó a desarrollarse a principio del siglo XVI en Europa Occidental, ha progresado al pasar de la cooperación simple a la manufactura, y con la revolución industrial al pasar de máquinas simples a un maquinismo complejo de alto rendimiento. Este modo de producción se ha desarrollado sobre la base del nivel alcanzado por la circulación de las fuerzas productivas y la producción de mercancías que han hecho inevitable la disolución de la sociedad feudal y de la pequeña producción, y también sobre la base de la separación de los trabajadores de las herramientas de trabajo. Mientras que los medios de producción y la parte creciente de la producción social se concentran en manos de una minoría de la población (los propietarios del capital y los latifundistas), crecen las masas proletarias y semiproletarias obligadas a vender su fuerza de trabajo permanente o temporalmente para obtener me- dios de subsistencia y que con su trabajo aumentan los beneficios y el capital de las clases poseedoras.

4. La propiedad privada de los capitalistas y los grandes latifundistas, dueños de los medios de producción, constituye la esencia de la transformación de la fuerza de trabajo en mercan- cía, de los trabajadores en esclavos asalariados y de la explotación basada en la plusvalía. En consecuencia, la liquidación de una minoría que se apropia de los medios de producción y la transformación de éstos en bien común de la sociedad es la condición para la liberación de los trabajadores. El capitalismo, a lo largo del proceso de su desarrollo, socializa la producción y el traba- jo, prepara la base material y desarrolla la fuerza social que lo va destruir. Con la edificación de la propiedad colectiva de los medios de producción social las relaciones de producción se desarrollan conforme al carácter social de las fuerzas productivas.

5. Con la revolución industrial, la burguesía moderna ocupa el lugar de la clase media que nació con la manufactura y es dominante al subordinar el capital comercial al capital industrial. Poco a poco la fuerza de trabajo fue reemplazada por el vapor, las herramientas de trabajo fueron sustituidas por máquinas complejas cada vez más eficaces. Con el desarrollo acelerado del progreso técnico la producción dejó de ser una actividad basada en la fuer- za de trabajo y necesitó competencias particulares, así los obreros empezaron a ser una parte de la máquina. La revolución industrial dio lugar a los trabajadores de la industria moderna, que se estaban desembarazando de lo que quedaba de las relaciones del sistema social precedente y que no tenían nada que perder, salvo sus cadenas. En la agricultura, la revolución industrial ha hecho progresar las relaciones capitalistas y ha acelerado la disolución del campesinado y desarrollado la clase obrera. La división de la sociedad en dos clases principales, la burguesía y la clase obrera, ha sustituido las antiguas divisiones y oposiciones.

6. La burguesía ha ampliado la circulación mercantil en las regiones más atrasadas del mundo con el fin de encontrar nuevos mercados y materias primas. Al crear el mercado capitalista mundial ha atraído a todos los países al proceso de desarrollo capitalista y sus mecanismos de explotación. Junto a su superioridad económica y financiera ha recurrido a las formas más bárbaras y destructoras de la violencia para romper toda resistencia y ha destruido, en lo fundamental, las estructuras sociales tradicionales precapitalistas. Ha colonizado progresivamente los continentes asiático, africano y americano. Además de los países desarrollados, las redes comerciales instaladas en todos los países, en nombre de la protección de la colonización y los grandes beneficios acaparados, fueron, entre otros, elementos de la acumulación de capital y el desarrollo del capitalismo burgués.

7. La transición hacia la producción mecánica y el progreso técnico han consolidado la superioridad de la gran producción sobre la pequeña producción y de la producción capitalista sobre los modos de producción pre capitalistas. Aunque la producción mercantil y las condiciones de producción capitalista reproducen una parte de pequeñas empresas, éstas disminuyen mientras que las grandes empresas se desarrollan y extienden. Mientras que el modo de producción pre capitalista y sus vestigios son liqui- dados, las relaciones de producción capitalista se desarrollan y penetran cada vez más en todos los aspectos de la vida social re- estructurándolos sobre esta base. La burguesía, utilizando todas las formas de violencia, se convierte así en la clase dominante, no solo en la infraestructura sino también en la superestructura. Este dominio tiene su expresión política, sucintamente, en la concentración del poder del Estado en las manos de la burguesía, y la reorganización del Estado sobre bases capitalistas, como herramienta de opresión y dominio contra la clase obrera.

8. Cuanto más progresa el proceso de desarrollo capitalista, más se potencia el yugo sobre los propietarios de pequeñas empresas, los campesinos, los pequeños comerciantes y los artesanos. Las grandes empresas obligan, mediante condiciones impuestas, a las empresas medianas y las que tienen un cierto potencial a reconvertirse en sus empresas subsidiarias. Sólo una parte de los propietarios de pequeñas empresas, empezando por los campesinos, logran asegurar su existencia a condición de trabajar al máximo y disminuir tanto como sea posible el consumo. Una parte de ellos, a pesar de las condiciones de vida y de trabajo esclavista, no pueden sobrevivir ni escapar a la quiebra. La falta de seguridad para el futuro se extiende también entre las clases y capas intermedias. Todo ello amplía las posibilidades de la clase obrera para aprovechar las contradicciones en el seno de las clases de propietarios y de atraer a su causa a otras clases y capas trabajadoras.

9. El progreso técnico permite, por una parte, aumentar la productividad del trabajo, producir las mismas mercancías con menos obreros, facilitar una baja relativa de la necesidad de fuer- za de trabajo y, por otra parte, amplía la posibilidad de recurrir al trabajo de mujeres y adolescentes y acrecentar el número de los que venden su fuerza de trabajo para poder obtener productos de primera necesidad. A pesar de las fluctuaciones, la demanda de fuerza de trabajo está por debajo de la oferta. Los que en la sociedad tienen menos seguridad en su futuro, los más pobres, son arrojados al abismo de la ignorancia, a la degradación moral y representan una fuente de fuerza de trabajo de reserva: aumenta la masa de desempleados.

10. El hecho de que los medios de producción estén en manos de una minoría, y que la producción se lleve a cabo en busca de beneficios en un contexto de aguda competencia, hace que el proceso productivo crezca de manera que desequilibra las diferentes ramas de la economía, se desarrolle sin planificación, anárquicamente, y el crecimiento de la producción y del mercado no se realice de manera armoniosa. El proceso de desarrollo capitalista toma esta característica que se interrumpe en períodos de crisis —cuya causa es la sobreproducción y el estancamiento— y que se desarrolla desequilibradamente. Estas crisis que estallan de diferentes formas, según el contexto, y cuya duración varía según los diferentes períodos, son fases inevitables del proceso de desarrollo capitalista, y son el paroxismo y estallido de contradicciones entre la socialización de la producción y la apropiación capitalista. Los períodos de crisis y de estancamiento llevan a las pequeñas y medianas empresas a la destrucción, provocan la quiebra de parte de las grandes empresas o su absorción por otras, aceleran el proceso de centralización y concentración, incrementan el desempleo y el deterioro relativo, a veces absoluto de las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera y otros trabajadores.

11. El progreso incesante de la técnica provocado por la burguesía en procura del máximo beneficio ha desarrollado las fuerzas productivas y ha abierto la vía para acrecentar la productividad de manera asombrosa, aunque sea interrumpida ocasionalmente por crisis cíclicas. Empero, de los frutos de ese progreso sólo se benefician un puñado de propietarios de los capitales y de la tierra. Al mismo tiempo, el crecimiento de la productividad del trabajo, su explotación se intensifica también. Aunque las posibilidades de cubrir las necesidades materiales y morales de la sociedad hayan aumentado, el capitalismo reproduce constante- mente el desempleo, la pobreza, la ignorancia y la degeneración moral. La precariedad del futuro se extiende e intensifica entre la mayoría de la población. Los períodos de guerra, de crisis y de estancamiento, las condiciones de vida y de trabajo de los obreros se agravan de día en día. El abismo entre la clase obrera y la burguesía, entre los propietarios y los que nada poseen se profundiza. El descontento y la cólera entre los obreros y demás capas populares crecen. Las tendencias unitarias y de rechazo contra las clases explotadoras, contra la opresión y la explotación se desarrollan.

12. El capitalismo ha madurado las premisas materiales del socialismo, al socializar la producción y el trabajo ha desarrollado igualmente la fuerza social que será su enterrador: la clase obrera. La concentración de obreros en grandes empresas, permite a los obreros ampliar sus posibilidades de unirse contra la burguesía y de organizarse como fuerza social independiente y desarrollar también su capacidad y aptitud para la lucha. Las luchas obreras, que comenzaron como luchas de grupos de obreros a nivel de empresa e independientes unas de otras se orientan, pasando por la experiencia de la competencia entre ellos y de la lucha contra las máquinas, en un movimiento unido e independiente. El movimiento obrero avanzó con la experiencia de la rebelión de los tejedores (los canuts) de Lyon en 1831–34, del movimiento cartista de Inglaterra, de las luchas revolucionarias en Europa en 1848, de la Comuna de París en 1871 —donde la clase obrera pudo instaurar por un corto período su propio poder destruyendo el de la burguesía—, de las luchas de la clase obrera americana que instauró la jornada de la mujer trabajadora.

II LOS MONOPOLIOS Y EL IMPERIALISMO

1. La aparición de maquinaria cada vez más perfeccionada y el progreso técnico llevó a un crecimiento rápido de la producción, sobre todo de las ramas de construcción de máquinas, de extracción de materias primas y de la energía, particularmente en el último cuarto de siglo XIX, a rebasar la industria ligera; el des- cubrimiento de la electricidad y nuevos medios como el motor a explosión; la utilización de nuevas fuentes de energía como el petróleo y el desarrollo de las centrales térmicas e hidráulicas; el desarrollo paralelo de las comunicaciones, el transporte marítimo y particularmente el terrestre empezando por el ferroviario; el aceleramiento de la mecanización de la agricultura; el crecimiento de las grandes empresas y el nacimiento de muchas más; las relaciones entre empresas y los sectores, y su orientación a una verdadera interdependencia y fusiones rebasaron el marco nacional. En un contexto de agudización de la competencia, las grandes empresas se vieron obligadas a recurrir a tecnologías avanzadas que absorbieron a las pequeñas empresas y se inició el dominio de las empresas sobre la economía. Aparecieron como empresas anónimas que concentraron las empresas y sectores más próximos que controlaban capitales enormes. Esto ha sido igualmente un proceso en el que, por una parte, aparecieron grandes bancos mediante una concentración del capital bancario en un reducido número de bancos y, por otra parte, pasaron a desempeñar un papel activo en la economía. Ese progreso en la concentración y centralización de la producción y del capital llevó en el último tercio del siglo XIX a la fusión del capital industrial y del bancario que dio lugar al capital financiero y al surgimiento de los monopolios. A principios del siglo XX el capitalismo pasó a una nueva fase, un estadio en el que los monopolios, sobre la base de la oligarquía financiera, fueron dominantes.

2. El capitalismo monopolista es un capitalismo con un alto nivel de desarrollo y sus principales características y tendencias se desarrollaron a tal punto que algunos llegaron a ser contradictorios, las condiciones para el paso a un nuevo orden social maduraron y todas las contradicciones se agudizaron y provocaron nuevas divisiones y más contradicciones. Los monopolios, fruto del proceso de concentración y de centralización del capital y la producción, crecieron en ese mismo proceso mundialmente. Por un lado la socialización del trabajo y por otro la concentración de la riqueza social en manos de una minoría agravaron el proceso de la desigualdad social. La explotación de las masas obreras y trabajadoras se acentúa y la precariedad se agrava, la presión de los monopolios sobre los pequeños productores y las capas no monopolistas de la burguesía se mantiene inalterada. La contra- dicción entre el carácter social de la producción y apropiación capitalista de la propiedad se refleja en términos de clase como la contradicción entre la clase obrera y la burguesía, contradicción que se agudiza mundialmente. El imperialismo es el estado de la crisis general y de la putrefacción del capitalismo.

3. El monopolio capitalista, que es una consecuencia y el contrario de la competencia libre, no hace desaparecer completa-mente la última. El monopolio asegura su existencia por encima de aquella. Eso agrava el desarrollo desigual que es una de las características principales del desarrollo capitalista y agudiza la competencia con nuevos elementos, la división y las contradicciones en el seno de la burguesía. Los monopolios restringen el desarrollo libre de las fuerzas productivas y condicionan la utilización de nuevas tecnologías a la obtención del máximo beneficio y a la marcha de la competencia entre los monopolios. La influencia de los monopolios, aunque provoca claramente la restricción al desarrollo de las fuerzas productivas, no impide el desarrollo más rápido que antes del capitalismo y la técnica en ciertos países, y de tiempo en tiempo en el mundo, incluso si es un desarrollo limitado por un tiempo.

4. En la fase imperialista, aunque se desarrolla la exportación de mercancías, ésta es rebasada por la exportación de capital que se convierte en el factor principal de las relaciones económicas entre los países. La internacionalización del capital y de la producción hace avanzar el proceso de unificación de las economías en todos los países en la economía capitalista mundial como los eslabones de una cadena. La organización internacional de la economía sobre la base de los respectivos intereses y la igual- dad de los pueblos, que rebasa el conjunto de divisiones y los límites del sistema capitalista–imperialista, es cada vez más una necesidad desde el punto de vista del desarrollo de las fuerzas de producción. Empero, esto es imposible en las condiciones de dominación del capital financiero, el sistema capitalista–imperialista reproduce y desarrolla igualmente las oposiciones que le impiden lograrlo. La organización internacional de la economía, que se desarrollará libremente a escala mundial liberándose de los obstáculos y limitaciones impuestas por el sistema capitalista–imperialista, sólo será posible con la victoria de la revolución proletaria mundial.

5. El proceso mediante el cual los monopolios y el capital financiero se han constituido y son dominantes es, también, el proceso por el cual el capitalismo se ha extendido hasta los territorios más recónditos del planeta y el reparto también ha terminado. El período de expansión de la burguesía hacia tierras «libres» y la repercusión en ellas de las tensiones y cargas de crecimiento con el desarrollo capitalista, ya se ha acabado. Aparece un nuevo período en el que se inicia y concentra la presión y explotación de la clase obrera y los pueblos oprimidos y donde las contradicciones del capitalismo se agudizan y provocan desarrollos a saltos y enfrentamientos violentos. A la par que las luchas por el reparto del mundo se intensifican entre los principales grupos y Estados capitalistas, el capitalismo se afirma como sistema mundial en el que los grandes Estados imperialistas explotan a los pueblos y las naciones que constituyen la mayoría de la población mundial impidiendo el desarrollo libre e independiente de los países. El mundo se divide en explotadores y explotados.

6. El desarrollo desigual y a saltos, trastoca las relaciones de fuerza entre, de un lado los países imperialistas, y de otro los grupos internacionales del capital financiero. La lucha por el re- parto y sus consecuencias que son las guerras imperialistas, son inevitables. Las contradicciones entre los imperialistas conllevan la división y oposición entre ellos, debilitan el sistema capitalista, profundizan la crisis, provocan la muerte y mutilación de millo- nes de personas, destruyen la naturaleza, las fuerzas productivas y los medios de subsistencia, y provocan también la pobreza, el hundimiento moral y la degeneración.

7. El aumento de exportaciones de capital acelera el desarrollo capitalista en los países atrasados y dependientes. Mientras que la explotación y el yugo capitalista se agravan, aparecen nuevas fuerzas de lucha contra el imperialismo y sus vasallos locales. Incluso en los países atrasados donde la clase obrera es casi inexistente o muy poco desarrollada y se mantienen las características de las sociedades campesinas, las diferencias de clase se profundizan, la clase obrera y su movimiento se desarrolla, las masas semiproletarias crecen. El preludio material del socialismo se desarrolla también en esos países. Son países que dejan de ser una base atrasada del imperialismo y de todo tipo de reacción y se convierten en terreno de lucha contra el imperialismo y todo tipo de reacción, empezando por los dirigentes locales, soportes del imperialismo y contra el capitalismo. Junto con la contradicción entre el trabajo y el capital, la contradicción entre el imperialismo y los pueblos y naciones oprimidas, es una de las principales contradicciones del sistema capitalista–imperialista.

8. Una interpenetración y fusión completa se lleva a cabo entre los principales accionarios y dirigentes de los monopolios y las instituciones dirigentes del Estado, el poder estatal se concentra en las manos de la oligarquía financiera. El poder del Estado está concentrado en las manos de los magnates del capital financiero. Crece la importancia de la utilización del Estado por los monopolios, las condiciones para lograrlo surgen y el capitalismo monopolista de Estado se desarrolla. El Estado capitalista se consolida, particularmente por el aparato militar–burocrático y también por nuevas organizaciones. Una parte importante de la producción social se dedica a la militarización y a los gastos de guerra, de ese elemento parasitario de la sociedad que es el Estado, particular- mente por el desarrollo de su aparato militar–burocrático.

9. El imperialismo busca la concentración máxima del capital financiero en algunos países imperialistas y la ampliación de las capas de rentistas están completamente al margen de la producción, pero acaparan una gran parte de los beneficios. Ese fenómeno va acompañado de transferencia de capital, particularmente procedente del trabajo intensivo, hacia los países de poco capital y donde la fuerza de trabajo, la tierra y las materias primas, están a buen precio. Los países imperialistas en los que el capital financiero es más fuerte y más desarrollado, llegan a ser países que explotan a la mayoría de la población mundial, y donde las capas de rentistas se separan de más en más de la producción, y los sectores y capas sociales a su servicio, se amplían.

10. El imperialismo significa la restricción sistemática del papel y las competencias de las instituciones presuntamente representativas, la limitación de los derechos democráticos y de las libertades, de su suspensión en caso de necesidad; impulsa la reacción, somete a otros pueblos y naciones; el no respeto de la independencia y soberanía nacionales, la exacerbación de tendencias anexionistas. El fascismo aparece en la historia como manifestación concentrada de esas tendencias del capital financiero, la tendencia en la forma de Estado más reaccionaria, más chovinista, más agresiva y bárbara.

11. El capital financiero concluye alianzas con todas las corrientes reaccionarias, desde la Edad Media, acomodándolas a las condiciones de su soberanía convirtiéndolas en soporte para subsistir. Pese al progreso y alto nivel de desarrollo de la ciencia y especial- mente de la técnica, la burguesía que no puede elaborar una filosofía y una concepción científica del mundo, se apropia de los dogmas, las corrientes religiosas, de la filosofía más retrógrada y condenada

a acabar en el basurero de la historia, y trata de difundirlas con subterfugios y pretextos baladíes. La superficialidad y la mediocridad intelectual que se extienden en todas las ramas de la filosofía, la cul- tura, el arte pretenden opacar el arte y la cultura de los trabajadores y los pueblos que se desarrollan de manera persistente.

12. Además de la restricciones de los monopolios al libre desarrollo de las fuerzas productivas, la destrucción en todos los terrenos de la vida social provocada por las guerras imperialistas y las crisis que estallan de tiempo en tiempo con intervalos cada vez más cortos y de duración prolongada y con graves consecuencias, son particularmente dañinas. Los monopolios que utilizan frenéticamente el progreso tecnológico para asegurarse el máximo de beneficios, intensifican la destrucción social hasta la degradación de la naturaleza. La burguesía es un obstáculo ante el desarrollo de las fuerzas productivas y el progreso social. La liquidación de la propiedad de una minoría sobre los medios de producción y su transformación en propiedad social, el reemplazo de las relaciones de producción capitalista, por las relaciones de producción socialista, es una necesidad histórica y condición para el libre desarrollo de las fuerzas productivas.

III EL IMPERIALISMO, LOS PUEBLOS OPRIMIDOS Y LA REVOLUCIÓN PROLETARIA

1. Los monopolios buscan el máximo beneficio. Para lograr- lo necesitan intensificar la explotación de la clase obrera y de los pueblos, así como el saqueo sistemático de los recursos naturales de otros países. Correlativamente al aumento de la composición orgánica del capital, se plantea el deseo de impedir la tendencia a la baja de los beneficios y la propensión de obtener el beneficio máximo, que lleva a los monopolios a acentuar la explotación de la clase obrera y de los pueblos. El nivel de concentración y centralización del capital y de la producción, la concentración de los medios de producción y con ellos el poder político en manos de la oligarquía financiera, la utilización del poder estatal en todos los terrenos en beneficio del capital financiero y el desarrollo del capitalismo monopolista de Estado, permite ampliar las posibilidades de acrecentar la opresión y la explotación de los monopolios. Todo ello, además de intensificar la opresión y la explotación del capital financiero, acentúan la contradicción entre el trabajo y el capital, crece la cólera, el descontento y la lucha de la clase obrera y de los pueblos contra el capital financiero y su dictadura, y son elementos que los lleva a unirse y luchar unidos a nivel de empresa, de ramas profesionales, y también a nivel nacional y mundial. El carácter monopolista del Estado es cada vez más patente, la lucha más o menos masiva de las clases oprimidas y explotadas, adquieren un carácter político contra el capital y su gobierno.

2. Los elevados beneficios de los monopolios permiten al capital financiero comprar a los principales dirigentes de organizaciones del movimiento obrero como los sindicatos, las cooperativas y partidos políticos de masas, y constituir así una aristocracia y burocracia obrera privilegiada, ajena a la clase obrera por su forma de vida, de relaciones sociales, de estado de espíritu, etc. Esta capa es uno de los soportes sociales de la burguesía, de la oligarquía financiera dentro del movimiento obrero, y una de las fuentes principales de todo tipo de oportunismo y de colaboración de clase. Con el fin de domesticar y debilitar al máximo al movimiento obrero, la burguesía monopolista además de reforzar constantemente el Estado, utiliza eficazmente la aristocracia y la burocracia obrera y también a las fuerzas intermedias vacilantes. Una de las condiciones para la victoria de la clase obrera, es llevar a cabo una lucha permanente y de denuncia contra estas capas que se renuevan constantemente, promovidas por la burguesía monopolista contra el progreso del movimiento obrero.

3. El alto nivel alcanzado en la exportación de capital, lleva a los países en desarrollo a la formación de grandes empresas sobre la base de una mano de obra barata y la concentración, en esas empresas, de la clase obrera. Aunque la formación de esta clase social moderna está todavía en sus inicios, la lucha de los obreros de esos países se orienta hacia un movimiento independiente dadas las condiciones de feroz explotación y opresión, y también aprovechando la experiencia y apoyo de la clase obrera de los países desarrollados. El desarrollo en esos países de la clase obrera y su movimiento independiente, el movimiento internacional de emancipación de los obreros deja de estar limitado a los países capitalistas avanzados y se convierte en movimiento mundial. El imperialismo, que agrava las contradicciones en el seno de la burguesía, desarrolla también la base que permite unir a los obreros de los países desarrollados y menos desarrollados como miembros de un único ejército, lo que da a su lucha de liberación un carácter internacional.

4. La lucha revolucionaria de los países y pueblos oprimidos se une en un mismo frente contra el imperialismo con el movimiento revolucionario mundial de los obreros, de las revoluciones populares hacia una transición. El desarrollo capitalista hace madurar la base y las condiciones materiales que permiten a esos movimientos desarrollarse bajo la dirección de la clase obrera y adquirir características ininterrumpidas hacia el socialismo. La revolución mundial de los obreros deja así de ser un problema limitado a los países capitalistas desarrollados, y junto al desarrollo desigual y por saltos, es un proceso que progresa en el eslabón (o los eslabones) más débil del sistema capitalista–imperialista. La clase obrera al romper ese eslabón débil, conquista el poder político y se organiza en tanto que clase dominante. Comienza así un giro en la evolución histórica, un proceso de construcción de una sociedad sin clases y la revolución social de la clase obrera.

5. La clase obrera al socializar los medios de producción antes en manos de una minoría, instala los cimientos sobre los que erigir la sociedad comunista en la que las clases y la explotación y opresión desaparecerán. La producción capitalista, que sólo produce en búsqueda del beneficio y el mercado, con un desarrollo anárquico y desequilibrado, es reemplazada por una producción social con una técnica en constante progreso, y conforme a un plan elaborado para satisfacer las necesidades materiales y morales de la sociedad en su conjunto y de cada uno de sus miembros. La revolución social de la clase obrera hará desaparecer las clases y con ellas todo tipo de opresión y explotación, y asegurará la liberación de las clases oprimidas y explotadas. Empero, la clase obrera sólo podrá cumplir su papel revolucionario, histórico, bajo la dirección de su partido armado de la teoría del socialismo científico.

6. La condición previa para esta revolución es la toma del poder, la organización de la clase obrera como clase dominante y llevar a cabo una lucha permanente contra todos los elementos antiguos y nuevos del capitalismo, y aplastar las tentativas de restauración del mismo. Independientemente de las condiciones, la conquista del poder y la organización de la clase obrera como clase dominante necesitan romper la máquina estatal a través de la violencia revolucionaria. Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista hay un período de transición, que se puede calificar como primera fase del comunismo, en el cual los elementos de dos sociedades coexisten en lucha permanente y donde la clase obrera se organiza en tanto que clase dominante (la dictadura del proletariado). La dictadura del proletariado, a diferencia de la dominación de las clases precedentes, es una democracia para la mayoría de la población, y una dictadura sobre una minoría de la población compuesta por clases explotadores. El libre desarrollo de las fuerzas productivas, desembarazadas de las relaciones restringentes de la producción capitalista (y de las sociedades precedentes) prepara las condiciones del paso de la primera fase de la sociedad comunista en la que predomina el principio «de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo», a la fase superior según el principio «de cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades»

7. Los éxitos de la revolución de la clase obrera en los eslabones más débiles del imperialismo dan lugar al comienzo y desarrollo de la construcción del socialismo bajo condiciones de cerco capitalista e imperialista, y permiten un fuerte apoyo internacional a las tentativas de restauración del capitalismo por parte de la burguesía y sus cómplices internos. La victoria definitiva sólo se asegura con la destrucción del sistema capitalista en el mundo y la sustitución del cerco capitalista por el cerco socialista. La revolución social de la clase obrera, el proceso de edificación de la sociedad comunista, es un período complejo en el que habrá éxitos y fracasos, victorias y derrotas a escala nacional e internacionalmente.

8. Los países no son iguales ni están al mismo nivel de desarrollo y características, ni ocupan el mismo su lugar en el sistema capitalista mundial, ni son iguales las relaciones entre las clases y la relación de fuerzas entre ellas, condiciones sociales en las que se desarrolla la lucha de clases, etc. Todo ello conlleva diferencias sobre los objetivos a corto plazo, de los obreros y los partidos obreros de las diferentes naciones, unidas por un mismo objetivo final, lo cual da variaciones en el desarrollo de la revolución social de destrucción de la dictadura burguesa y del capitalismo, de la toma del poder por la clase, de su organización como clase dirigente y de la edificación del socialismo.

IV EL PODER DE LA CLASE OBRERA, EL SOCIALISMO Y EL CERCO IMPERIALISTA

1. Las contradicciones del capitalismo que se profundizan con su propio desarrollo y el del movimiento obrero, ha provocado una división entre los intelectuales; una parte de estos se han orientado hacia una crítica de este sistema, basada en su análisis y la tendencia a unirse con la clase obrera, tendencia que se ha desarrollado entre esos intelectuales. La teoría marxista, que es la concepción del mundo de la clase obrera, y guía de su lucha por la emancipación, y la corriente del socialismo científico erigida sobre esta teoría, han surgido como consecuencia de la madurez progresiva de esta tendencia de intelectuales. La lucha de la clase obrera encuentra en ella un programa científico, una concepción estratégica y táctica.

2. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando el desarrollo de la clase obrera y su concentración en grandes empresas se aceleraba, el marxismo se difundió entre los obreros y los intelectuales, así como el proceso de la unión del socialismo científico y el movimiento obrero; sobre esta unión, la organización de la clase obrera en un partido independiente en los países capitalistas, particularmente en Alemania, progresaba. Las luchas obreras, así como las organizaciones de masas y los sindicatos se desarrollaban rápidamente; los partidos revolucionarios de la clase obrera armados con la teoría del socialismo científico, llegaban a ser partidos de masas con el apoyo de una parte creciente de la clase obrera. El movimiento obrero, desde el punto de vista del nivel de conciencia y organizativo, por su capacidad y sus aptitudes para la lucha, adquirieron en los principales países capitalistas, la característica de movimientos independientes que amenazaban el poder de la burguesía. Durante este período, el movimiento y la organización internacional de la clase obrera, se desarrollaron igualmente. Después de la Primera Internacional, se fundó la Segunda Internacional, con partidos de la clase obrera que se reforzaban como centros de unión del movimiento revolucionario de la clase obrera que lucha contra la burguesía mundial.

3. Mientras que maduraban las premisas del socialismo y el movimiento obrero avanzaba hacia un nivel que amenazaba el poder de la burguesía, ésta acentuó la opresión sobre la clase obrera y los trabajadores y consolidó sus apoyos dentro del movimiento obrero. En condiciones en las que los factores podían acentuar todas las contradicciones del capitalismo y conducir al mundo a una guerra de reparto, tendencias oportunistas que no pudieron oponerse a la opresión burguesa se desarrollaron en el seno de los partidos de la Segunda Internacional y se orienta- ron hacia la colaboración de clase sobre la base del legalismo y el parlamentarismo con la utilización de todos los medios legales, incluidos los parlamentos, durante un largo periodo de paz.

4. La I Guerra Mundial provocada por los imperialistas por el reparto del mundo llevó a la destrucción de fuerzas productivas, la muerte, la miseria y la mutilación de millones de personas. Provocó situaciones revolucionarias en numerosos países y una brecha en el sistema imperialista con la revolución de octubre de 1917 en Rusia. La clase obrera de Rusia, compuesta por varias nacionalidades, se organizó como clase dirigente y se hizo con el poder y comenzó el proceso de liquidación del capitalismo y de construcción del socialismo. A la par que el sistema capitalista–imperialista perdía poder sobre los mercados, las inversiones y las materias primas, las luchas de la clase obrera mundial y de los pueblos oprimidos se vieron reforzadas con el apoyo de la Unión Soviética. El comienzo y desarrollo de la construcción soviética agudizó los conflictos del imperialismo que casi acabaron con el capitalismo y dio lugar a una nueva época de enfrentamiento entre el capitalismo y el socialismo.

5. Así empezó un nuevo período revolucionario, la revolución proletaria en la práctica. La Revolución de Octubre fue un nuevo factor que sacudió y desarrolló las movilizaciones y la lucha de los trabajadores y pueblos oprimidos, víctimas del desastre y destrucciones causadas por la guerra imperialista. La II Internacional se hundió en una fase vergonzosa de desintegración cooperando con su propia burguesía con una línea social chovinista, social–imperialista. En todos los países hubo intentos de constitución de partidos independientes de la clase obrera. La III Internacional se fundó sobre esa base para ser la organización internacional de los partidos y organizaciones obreras revolucionarias de todos los países, avanzados y atrasados.

6.- La Revolución Socialista de Octubre quebró la marcha ascendente del capitalismo y el imperialismo, dio lugar al nacimiento de un mundo nuevo, la sociedad de los trabajadores, el socialismo; inauguró una nueva época de la historia de la humanidad: la época del imperialismo y la revolución proletaria. Esta época está atravesada por contradicciones fundamentales que se agudizan constantemente, que se interrelacionan mutuamente y de cuya exacerbación surgirán nuevos procesos revolucionarios que estallarán allí donde se expresen los eslabones más débiles de la dominación imperialista. Las contradicciones fundamentales de la época enfrentan de un lado al trabajo, a la clase obrera y al socialismo y, de otro al capital, a la burguesía y al capitalismo; a los pueblos y naciones oprimidas con los países imperialistas; a los monopolios internacionales y a los países imperialistas entre sí.

7. La Revolución de Octubre provocó movilizaciones de obre- ros y trabajadores en numerosos países como Alemania, Austria, Hungría y rebeliones revolucionarias por la independencia de numerosos pueblos y naciones oprimidas como China, Turquía, Irán y Afganistán. Con el apoyo de la socialdemocracia, de la aristocracia y la burocracia obrera, la burguesía y la reacción oprimieron constantemente las sublevaciones revolucionarias de la clase obrera que tuvieron lugar fuera de Rusia. Después de un breve período de estabilidad, el sistema capitalista–imperialista entró en una era de agudización de sus principales contradicciones con nuevos enfrentamientos y fuertes luchas, en la crisis económica de 1929.

8. La Unión Soviética, que sufrió una gran destrucción por la guerra imperialista y luego por la guerra civil, y que estaba asediada por las fuerzas imperialistas, logró avances en todos los terrenos como la historia no los había conocido jamás, y ello pese a ataques devastadores llevados a cabo por el imperialismo y las fuerzas reaccionarias junto con la resistencia de los elementos burgueses capitalistas internos que perduraron durante todo el período de transición. Mientras que las fuerzas fascistas se reforzaban en los países capitalistas, empezando por Alemania, Japón e Italia, y se establecieron dictaduras fascistas y el mundo capitalista conoció una sucesión de crisis que conducía hacia una nueva guerra de reparto, la URSS se había transformado en un país que socializó los medios de producción y edificaba los fundamentos económicos del socialismo y mejoraba las condiciones de vida y de trabajo de sus trabajadores e intelectuales, un país industrial y agrícola desarrollado. En las condiciones de agudización de la crisis y de incremento de los ataques del capital y del fascismo, la cólera y la lucha de los obreros y de los pueblos oprimidos se desarrollaban así como los movimientos antifascistas en países como Francia y España, y el movimiento de liberación nacional progresaba en los países semicoloniales o dependientes, como en China.

9. Aunque en países como España y Portugal las dictaduras fascistas lograron mantenerse, la II Guerra Mundial acabó con la derrota del fascismo, la apertura de nuevas brechas en el sistema capitalista–imperialista, la formación de regímenes de democracia popular y la constitución del campo socialista. Las revoluciones populares dirigidas por la clase obrera se orientaban hacia la construcción del socialismo en Europa del Este y los Balcanes, seguidas por las revoluciones en China y Vietnam y las sublevaciones populares y los movimientos de liberación nacional en Asia, África y América Latina. Sacudido por las crecientes luchas revolucionarias de la clase obrera y de los pueblos, con fisuras en nuevos frentes, el sistema imperialista entró en la segunda fase de su crisis general. Con un amplio apoyo de los trabajadores, los partidos revolucionarios de la clase obrera en numerosos países, principalmente en Francia, Italia, Grecia e Indonesia, se constituyeron en partidos Obreros de masas y una alternativa al poder político. El antiguo sistema colonial no pudo mantenerse frente al auge de los movimientos de liberación de las naciones oprimidas y de los pueblos que tuvieron lugar en los decenios 1960–70 y entró en un proceso de desintegración.

10. El auge de las movilizaciones de los trabajadores y de los movimientos de los pueblos oprimidos llevaron al imperialismo y las fuerzas reaccionarias del mundo a unir sus fuerzas contra el campo socialista y el movimiento revolucionario de la clase obrera y los pueblos oprimidos. Los EE.UU., con su superioridad frente a los otros países imperialistas, después de la II Guerra Mundial se convirtió en la única potencia hegemónica del sistema capitalista–imperialista. Esa situación permitió por vez primera, aunque de forma temporal, que el imperialismo lanzara un ataque unido y dirigido desde un solo centro contra el socialismo y el movimiento revolucionario de la clase obrera y de los pueblos. El capital financiero renovó sus relaciones con la aristocracia y la burocracia obrera y con los elementos vacilantes de las fuerzas intermedias, tratando de atraerlas y manipularlas; al mismo tiempo desarrollaba nuevas tácticas, haciendo concesiones temporales para apaciguar a la clase obrera y a los pueblos. Mientras que el “Estado de bienestar” se generalizaba, nuevos métodos y formas colonialistas fueron llevados a cabo.

11. El movimiento revolucionario mundial de la clase obrera no fue capaz de rechazar el ataque frontal del imperialismo, ni los llevados a cabo por la burguesía con el apoyo de sus agentes y las fuerzas vacilantes y conciliadoras en su interior, por lo tan-to, no pudo llevar sus logros a una victoria a escala mundial. La línea contrarrevolucionaria que tomó la forma del revisionismo moderno, y que interrumpió la edificación socialista, abrió la vía a la restauración del capitalismo, reemplazó la lucha contra el imperialismo, la burguesía y todo tipo de corrientes oportunistas y revisionistas por la conciliación, lo que se impuso a raíz del XX Congreso del PCUS. A excepción de Albania, el capitalismo fue restaurado en todos los países socialistas bajo deformadas concepciones de socialismo; el movimiento obrero revolucionario entró en un período de derrotas y decadencia.

El revisionismo moderno instrumentalizó el prestigio de la URSS (además de el de los antiguos países socialistas), uno de los países más desarrollados y potentes, y manipuló el respeto y la confianza logrados en el seno de la clase obrera y de los pueblos para vaciar de contenido revolucionario el socialismo científico y retrotraer la lucha de la clase obrera y de los pueblos oprimidos a un nivel bajísimo en todos los terrenos. Los partidos revolucionarios de la clase obrera se han transformado en partidos sindicalistas, reformistas–parlamentaristas, de colaboración de clases y el movimiento obrero revolucionario está en un proceso de liquidación. Esta transformación, ha influido también en los movimientos de los pueblos oprimidos cada vez más penetrados por la burguesía, la pequeña burguesía y los movimientos colaboracionistas.

12. Al hacerse con el poder el revisionismo moderno, la producción planificada para solucionar las necesidades de la sociedad y garantizar un desarrollo armonioso y estable, fue remplazada por una producción en busca del beneficio del mercado. La economía capitalista, el estancamiento y la crisis inherentes a la sociedad capitalista, al igual el desempleo y el desarrollo des-igual en todos los terrenos, la riqueza acumulada y una vida de lujo para una minoría parasitaria completamente ajena a la producción, mientras que la pobreza se agrava y aumente progresivamente el gasto militar y las intervenciones extranjeras, etc. A finales de los años 1980, esos problemas tomaron tales dimensiones que el paso al capitalismo no podía mantenerse así y era, por lo tanto inevitable, que volviera, incluso en las formas a su modelo original. A principio de los años 1990, la URSS y el bloque que ella encabezaba, pasaron a un período de disgregación, se liquidaron las formas socialistas, y se restauraron las formas típicas del capitalismo. Albania socialista también se hundió.

13. Todos esos hechos se han presentado como el fracaso del comunismo, de la revolución y del socialismo. Se lanzó una feroz campaña anticomunista, de una violencia como nunca antes en la historia. Esa campaña, no sólo ha influenciado a los sectores más atrasados de la clase obrera y de los trabajadores, también ha golpeado profundamente a sectores avanzados y a la intelectualidad. Se ha incrementado la influencia entre las masas de corrientes liberales, neoliberales, conservadoras, socialdemócratas neofascistas, y otras corrientes reaccionarias y prejuicios medie- vales. Independientemente de sus formas las distintas corrientes revisionistas han perdido fuerza, una parte se ha disgregado y sus restos han pasado a corrientes reformistas socialdemócratas, de derecha o de izquierda; otra parte se han orientado hacia una renovación de sus plataformas para sobrevivir, y han surgido

«nuevas» corrientes que buscan soluciones y tratan de introducir alternativas dentro del sistema capitalista. Pretenden que la teoría y las conclusiones del socialismo científico, son antiguas, están rebasadas, que nunca han podido explicar científicamente los procesos históricos. Sus teorías pretenden que la revolución científica y técnica ha trastocado las relaciones de producción, que el antagonismo trabajo – capital ha sido rebasado, que el papel revolucionario de la clase obrera, que ha conocido cambios estructurales, ha terminado. Junto a lo anterior, se afirma que la base fundamental de los partidos y organizaciones de clase, ha desaparecido; que la función de las organizaciones obreras, empezando por los sindicatos ha cambiado y que ya no son útiles y serán reemplazadas por nuevas organizaciones sindicales. Estas tesis difundidas como teorías postmodernas con una argumentación renovada y con formas adecuadas a las circunstancias con nombres tales como “democracia radical”, “socialismo del siglo XXI”, “socialismo de mercado”, “eco–anarquismo”, etc.

14. La lucha de la clase obrera y los pueblos, sufrió una de- rrota y un declive cuyas desastrosas consecuencias se pusieron de manifiesto con la desintegración de la URSS y del bloque revisionista con sus partidos; sin embargo esta lucha de la clase obrera ha continuado sin interrupción pese a su debilitamiento. Igualmente continua la lucha contra el revisionismo de todo tipo y la corriente burguesa socialdemócrata. En esta lucha los comunistas de Albania encabezados por Enver Hoxha, por su actitud firme y decidida desempeñaron un papel importante en la lucha contra los antiguos partidos (caídos en el revisionismo) y por la constitución de nuevos partidos marxista–leninistas. En la lucha contra el imperialismo, la burguesía y las corrientes oportunistas y revisionistas, como el revisionismo moderno y también otras corrientes oportunistas, como el titismo, el trotskismo, el euro- comunismo y el maoísmo, se crearon nuevos partidos y organizaciones revolucionarias. Esos partidos y organizaciones han continuado la lucha y han consolidado su unidad con nuevos participantes que desde los años 90 en los momentos de la campaña anticomunista más dura de la historia, basada en la derrota pasajera del socialismo y el movimiento revolucionario de la cla- se obrera, se llevaba a cabo en todo el mundo.

15. Los partidos que continuaban la lucha, sobre la base del marxismo–leninismo, después de varias reuniones preparatorias celebradas en diferentes países y continentes, publicaron en 1994 la Declaración de Quito. La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista–Leninistas (CIPOML) creada por esos partidos y organizaciones, es hoy la organización internacional del movimiento obrero revolucionario. La CIPOML es heredera y sucesora de los principios y la práctica de la Primera Internacional, y de los períodos revolucionarios de la Segunda y Tercera Internacionales (Komintern) y del Kominform.

V

LA AGUDIZACIÓN DE LAS CONTRADICCIONES Y LAS PERSPECTIVAS DE LUCHA

1. Pese a la peor derrota de la historia del movimiento de liberación de la clase obrera, los fundamentos del movimiento revolucionario de la clase mundial y de los pueblos oprimidos y las victorias logradas, así como el antagonismo que lleva al sistema capitalista–imperialista hacia su liquidación, no se han debilitado, al contrario, han seguido agudizándose. En los países atrasados y dependientes, con características de sociedad campesina y fuer- tes vestigios feudales, las relaciones de producción capitalista son ahora dominantes. El proceso de desaparición del campesinado, el crecimiento de las masas proletarias o semiproletarias, se desarrolla y las premisas del socialismo se han ampliado. La clase obrera y las masas semiproletarias han progresado mundialmente a un punto incomparable, no sólo con los años de la Revolución de Octubre, sino también con los años cincuenta. La revolución científica y tecnológica que progresó en momentos de auge de la competencia capitalista y de la lucha entre el sistema capitalista y el socialista, ha provocado progresos en la fisión nuclear, el des- cubrimiento y utilización de la energía atómica, la aparición de nuevos sectores como la fabricación de ordenadores y programas informáticos, la renovación de técnicas de producción, de circulación y comunicación, la utilización intensiva de la electrónica, etc., progresos en fin, que han mejorado la productividad del trabajo. Ha ampliado las posibilidades de externalizar la producción, concretamente en el sector del trabajo intensivo en los países don- de la fuerza de trabajo, la tierra y las materias primas son baratas. Ha acelerado la disolución de la pequeña producción y de las profesiones liberales en los sectores en los que históricamente estaban implantados, y ha provocado el desarrollo del trabajo asalariado. La centralización e internacionalización del capital y de la producción en el mundo, ha acelerado el proceso de socialización de la producción con todos sus elementos y acentuado la desigualdad y las contradicciones sociales. La contradicción entre el carácter social de la producción y el carácter capitalista de la apropiación de la propiedad se ha agudizado más aún. El ejército de desempleados aumenta y se intensifica la gran diferencia entre los que nada tienen y los propietarios, que en el contexto capitalista tiene consecuencias inevitables con el progreso de la ciencia y de las técnicas. El progreso de la ciencia y de las técnicas agudiza las contra- dicciones del capitalismo y desarrolla las premisas del socialismo, lleva al capitalismo y al imperialismo hacia su ineluctable fin.

2. La derrota y declive del movimiento de la clase obrera, acentuó la agresividad del imperialismo y de las fuerzas reaccionarias del mundo. Un nuevo período comenzó en el que esas fuerzas se desencadenaron con el objetivo de acabar con lo que quedaba de los derechos y logros de la clase obrera, de hacerla retroceder al nivel más bajo, y de suprimir todos los obstáculos nacionales e internacionales que dificultaban la hegemonía y explotación del capital financiero, para asegurarse el beneficio máximo. El peso de las crisis económicas, de la competencia violenta, de la preparación para enfrentamientos para proceder a un nuevo reparto del mundo, y de un enfrentamiento radical, se carga sobre las espaldas de la clase obrera y de los pueblos.

3. En todos los países capitalistas, incluidos los que se muestran como países prósperos, los beneficios de los monopolios aumentan al mismo tiempo que se degrada las condiciones de vida y de trabajo de las masas oprimidas y explotadas. Aunque la productividad del trabajo se ha elevado, los salarios han disminuido y las horas de trabajo aumentadas; la edad de jubilación retrasada y la flexibilidad de trabajo, así como el trabajo en precario, intensificada en numerosos países. Una de las consecuencias más importantes es el debilitamiento de la unidad y de la organización de la clase obrera en todos los niveles. Esa situación facilita la agresión contra las conquistas sociales de los obreros y trabajadores, empezando por los sectores de la educación, de los jubilados, de la sanidad, del seguro de desempleo, de imponer límites y restricciones a la educación, a la sanidad y obtener grandes beneficios con las privatizaciones. Se acelera el proceso de desagregación y de desposeer a las clases intermedias; la mise- ria se extiende y el ejército de parados crece. So pretexto de lucha contra el terrorismo, se restringen los derechos y libertades democráticas, los derechos más elementales son pisoteados y crece la reacción política y el militarismo. En sus ataques, la burguesía (sin renunciar a la socialdemocracia, que es la organización de la colaboración de clases, que ha llegado a tal punto en el que los límites con las otras corrientes burguesas han prácticamente desaparecido) utiliza una reacción medieval, e instrumentaliza corrientes y organizaciones chovinistas, nacionalistas, religiosas, conservadoras, fascistas y neofascistas.

4. Entre las masas oprimidas y explotadas crece la precariedad y el sentimiento de inseguridad ante el futuro, la cólera y el descontento. Pese a que aún es insuficiente el nivel de lucha para rechazar esos ataques, pese a las debilidades características de los movimientos espontáneos, la clase obrera y los pueblos resisten y luchan. La lucha entre el socialismo y el capitalismo continúa de manera ininterrumpida. A raíz de los años 90, esos ataques se han intensificado, y las luchas de la clase obrera y los pueblos han progresado desde huelgas locales en las empresas y ramas profesionales, hacia huelgas generales, manifestaciones masivas e insurrecciones populares en los países subdesarrollados y de- pendientes. Desde este punto de vista, la lucha de los obreros de Francia en 1995 ha sido un avance.

5. Contrariamente a lo que los medios burgueses, capitalistas, y sus propagandistas en el seno de la clase obrera pretenden, el hundimiento del antiguo sistema de colonización no ha llevado a la retirada del imperialismo y del colonialismo de la escena, ni a la desaparición de la división y contradicciones entre el imperialismo y los pueblos oprimidos. Durante, y después, del hundimiento del antiguo sistema de colonización, esa división y contradicción sigue desarrollándose con nuevos elementos y nuevas contradicciones. Los grandes estados colonialistas, empezando por EE.UU. (aunque sin abandonar completamente antiguos métodos y formas colonización) han intensificado sus ataques con nuevos métodos y formas colonialistas. Todo ello demuestra, una vez más, que mientras el sistema capitalista e imperialista no sea destruido con todos sus elementos, los pueblos oprimidos no se podrán liberar completa ni definitivamente.

6. Aumenta el yugo de las grandes potencias imperialistas no sólo en los países en vías de desarrollo sino también sobre ciertos países desarrollados. Esos países son una especie de colonias económicas y financieras. Junto a los acuerdos bilaterales y multilaterales militares, comerciales y financieros, crece la competencia y el campo de intervención en todos los terrenos, concretamente en el económico, el político, militar, cultural, y los instrumentos internacionales de dominación y control ejercido por grandes estados imperialistas, como son el FMI, el Banco Mundial, la OMC, la OCDE, la UE., ALENA, la Comunidad de Naciones Unidas, la Cooperación Económica para Asia–Pacífico (APEC), la OTAN… que restringen la independencia y soberanía nacionales de sus países miembros. Los grandes Estados imperialistas utilizan esas Uniones, consecuencia del avance de la internacionalización de la economía capitalista mundial, como un instrumento que las permite coordinar sus ataques y controlar a otros países y pueblos bajo su dominio, y así ampliar su campo de influencia.

7. Con la desintegración del bloque dirigido por la URSS, han desaparecido, en términos de relaciones interimperialistas y sus contradicciones, las restricciones causadas por la división y rivalidad entre los dos bloques dirigidos cada cual por una superpotencia. Las relaciones de fuerza que habían dado forma a todas las organizaciones internacionales económicas, políticas y mili- tares, como la ONU, el FMI, el Banco Mundial y la OTAN, han cambiado. China, y sobre las ruinas de la URSS, Rusia han surgido como nuevos países imperialistas. Las relaciones de poder interimperialistas han cambiado, las principales potencias imperialistas toman posiciones y ha comenzado una nueva lucha por el reparto del mundo. Para proteger y ampliar sus esferas de influencia, además de guerras civiles reaccionarias provocadas por las diferencias nacionales, religiosas, étnicas, se han multiplicado las intervenciones militares directas. Los pueblos, especialmente en los Balcanes, en el Cáucaso, en África y Oriente Próximo, han sido arrastrados por la tormenta de las guerras reaccionarias. La intervención militar directa de las grandes potencias, en particular los EE.UU. se multiplican como demuestran los ejemplos de la ex Yugoslavia, Afganistán, Siria, Sudán, Somalia, Iraq, Libia, Malí. En esas intervenciones y guerras provocadas por los imperialistas, el número de víctimas mortales ha sido de millones. Particularmente en África ha habido genocidios.

8. El progreso de la ciencia y la tecnología, el desarrollo de los medios de producción, han ampliado las posibilidades de la humanidad de conocer las leyes de la naturaleza, de tenerlas en cuenta, de dominarlas y utilizar todas las posibilidades para protegerse y asegurar su futuro. Empero, el hecho de que los medios de producción y desarrollo estén en manos del capital y los monopolios que los utilizan sin pudor exclusivamente para asegurarse el beneficio máximo, lleva a la destrucción de la naturaleza, a tal nivel de des- equilibrio ecológico, que amenaza las condiciones de existencia de la humanidad y todos los seres vivos. Solucionar esto es urgente. Los recursos naturales y materias primas, particularmente de los países dependientes y semicolonizados, son saqueados a tal punto que se pueden provocar grandes tragedias. El sistema capitalista– imperialista lleva a la humanidad a la catástrofe total.

9. La base material de una revolución proletaria mundial se desarrolla y madura; el sistema capitalista–imperialista, cuyas contradicciones se agudizan, desarrolla todos los elementos y condiciones que provocan las guerras imperialistas y hacen in- evitables las luchas revolucionarias y sublevaciones de las clases obreras y populares. El sistema capitalista va de crisis en crisis y en numerosos países se acumulan los factores de revueltas revolucionarias. El sistema capitalista–imperialista se dirige hacia un nuevo período de guerras, de cambios radicales, a la era de las revoluciones. Sea el que sea el método utilizado por el imperialismo y las fuerzas reaccionarias, sea cual fuere su grado de agresividad, por duros que sean los fracasos y las derrotas, el hundimiento del sistema capitalista–imperialista y la victoria de la revolución proletaria en el mundo son ineluctables.

10. Como lo demuestran las revoluciones de 1848 en Europa occidental, la Comuna de París y la Revolución de Octubre, no sólo las victorias, también las derrotas son instructivas para la clase obrera y los pueblos, y constituyen escalones y basamentos para luchas y victorias aún más grandes. La Comuna de París contó con la experiencia de las luchas obreras de 1831 y 1834 en Francia, del movimiento «cartista» en Inglaterra, y las revoluciones de 1848; en cuanto a la Revolución de Octubre, fue la acumulación de todas esas experiencias. Las victorias y derrotas del siglo XX, constituyen igualmente una experiencia para las movilizaciones y nuevas luchas, más avanzadas, de la clase obrera.

Copenhague, Dinamarca, Octubre de 2016

 

PROCLAMA COMUNISTA A LOS TRABAJADORES Y PUEBLOS

 

Mientras haya explotación del hombre por el hombre, y el capitalismo destruya la existencia verdaderamente humana sobre la tierra, habrá lucha! Mientras imperialistas y burgueses opriman a las naciones débiles, a los pueblos indefensos, habrá lucha! Mientras los trabajadores y pueblos del mundo aspiren a transformar la sociedad actual, cambiarla en su beneficio, y para ello vencer o morir, habrá lucha!

“LA HISTORIA DE TODAS LAS SOCIEDADES (divididas en clases) HASTA NUESTROS DÍAS, ES LA HISTORIA DE LA LUCHA DE CLASES”. (Manifiesto del Partido Comunista).

En oposición a las predicas conciliadoras de los capitalistas de que obreros y patronos tienen los mismos intereses, ratificamos la tesis marxista de que la lucha de clases, en las sociedades divididas en clases, es el motor de la historia.

La lucha de clases no terminara hasta lograr los más altos y generales objetivos que los trabajadores y los pueblos se han propuesto: construir, sobre las ruinas del capitalismo, el socialismo y el comunismo.

En las últimas décadas, el movimiento comunista y obrero ha sido duramente golpeado. El proceso de restauración capitalista que se generaliza a partir del XX Congreso del PCUS, y que culminara con los acontecimientos de Europa del Este, de la ex–URSS y la traición en Albania, etc., son parte de la acción del imperialismo, de las fuerzas reaccionarias, revisionistas, pro capitalistas. Las limitaciones históricas, la inexperiencia, la falta de desarrollo de la teoría, la subestimación de las contradicciones propias de la sociedad socialista, la burocratización y el aislamiento del Partido Comunista de las masas, etc., no permitieron que los comunistas, la clase obrera y los pueblos defendieran sus conquistas y evitaran la restauración capitalista. No fuimos capa- ces de impedir el surgimiento de una nueva clase burguesa que, con la máscara de “socialista”, tomó el poder y destruyó el socialismo. Pero, estos golpes, estas derrotas no significan el fin de la historia.

Tras la última y general embestida del imperialismo y del capitalismo, que pretende no dejar piedra sobre piedra del Marxismo Leninismo, del socialismo científico, del comunismo, de la revolución proletaria, del antiimperialismo, nos hemos vuelto a levantar en todos los continentes. Los comunistas renacemos en cada huelga obrera, en cada movilización popular, en cada a lucha de la clase obrera y los pueblos por libertad y democracia, en cada revuelta juvenil, en los núcleos guerrilleros. Nos reorganizamos, nos unimos, sacamos lecciones de lo sucedido, y seguimos avanzando.

Mientras no hayamos cumplido nuestra misión histórica, no cejaremos en nuestro empeño.

Somos millones de seres en lucha. Los trabajadores seguimos siendo los fundamentales productores de toda riqueza, en cualquier parte y bajo las más diversas condiciones de desarrollo

de los medios de producción. Nada, en esencia, habrá cambia- do mientras otros vivan de nuestro sudor y no hayamos logrado transformar esta sociedad en otra, de tipo superior.

“EL MOVIMIENTO PROLETARIO ES UN MOVIMIENTO PROPIO DE LA INMENSA MAYORÍA, EN PROVECHO DE LA INMENSA MAYORÍA”.

“LOS PROLETARIOS NO TIENEN NADA QUE SALVAGUARDAR, TIENEN QUE DESTRUIR TODO LO QUE HASTA AHORA HA VENIDO GARANTIZANDO Y ASEGURANDO LA PROPIEDAD PRIVADA EXISTENTE”. (Manifiesto del Partido Comunista).

Ninguna otra clase o capa social actual puede cumplir con estos objetivos. Esta es una tarea del proletariado, que es la clase más revolucionaria de la sociedad, con alto espíritu práctico, capaz de unir y dirigir a otras clases y capas explotadas en la lucha contra el capital.

Estamos presentes y activos en la época contemporánea. La clase obrera y los pueblos no hemos dejado un instante de luchar por nuestros objetivos. Nada sustancial de la época, definida por Lenin, ha cambiado. Esta sigue siendo la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. Todos los hechos acaecidos, desde la Revolución de Octubre en 1917, la Segunda Guerra Mundial, la derrota del fascismo, la liberación del mundo colo- nial, las revoluciones en China, Vietnam, etc., así como los avances que tuvieron lugar en la construcción del socialismo; la última embestida imperialista, y la actual situación de lucha de los pueblos, ratifican las tesis leninistas sobre la época que vivimos. Las contradicciones fundamentales de la época siguen vigentes!

Los imperialistas y burgueses atacan furiosamente al Marxismo–Leninismo y proclaman su caducidad. Preguntamos: si esta teoría es inservible, ¿por que atacarla tan denodadamente? Sencillamente, porque saben que esta teoría es actual y tiene vigencia. El Marxismo–Leninismo se basa en el desarrollo continuo del conocimiento científico, en la experiencia del desarrollo social, en el pensamiento humano progresista; es una teoría de carácter revolucionario que representa los intereses históricos del proletariado y de toda la humanidad; avanza dialécticamente, rompe barreras, engendra 1o nuevo. Los marxista–leninistas estamos conscientes de ciertas debilidades en la comprensión, aplicación y desarrollo del Marxismo–Leninismo. Se trata de limitaciones nuestras, que las vamos a superar. La experiencia histórica ha demostrado la validez, la vigencia, la vitalidad del Marxismo–leninismo. Si hay ideología y teorías caducas, obsoletas, que pertenecen al pasado, estas son las de la burguesía. El Marxismo–Leninismo es presente y futuro.

“¿ACASO SE NECESITA UNA GRAN PERSPICACIA PARA COMPRENDER QUE CON TODA MODIFICACIÓN EN LAS CONDICIONES DE VIDA, EN LAS RELACIONES SOCIALES, EN LA EXISTENCIA SOCIAL, CAMBIAN TAMBIÉN LAS IDEAS, LAS NOCIONES Y LAS CONCEPCIONES, EN UNA PALABRA, LA CONCIENCIA DEL HOMBRE?”

“CUANDO SE HABLA DE IDEAS QUE REVOLUCIONAN TODA UNA SOCIEDAD, SE EXPRESA SOLAMENTE EL HECHO DE QUE EN EL SENO DE LA VIEJA SOCIEDAD SE HAN FORMADO LOS ELEMENTOS DE UNA NUEVA, Y LA DISOLUCIÓN DE LAS VIEJAS IDEAS MARCHA A LA PAR CON LA DISOLUCIÓN DE LAS ANTIGUAS CONDICIONES DE VIDA”. (Manifiesto del Partido Comunista).

De acuerdo con sus intereses de clase, los revisionistas y oportunistas de toda laya deforman estos enunciados del Manifiesto del Partido Comunista y sacan conclusiones anticomunistas, quieren preservar su condición de “grandes dirigentes”, sus privilegios, quieren manejar al movimiento obrero para impedir que los trabajadores tomen el destino en sus propias manos, y así sirven a la burguesía, causando grave daño a la clase obrera. Por el contrario, los comunistas luchamos contra estas desviaciones, ponemos a un lado a estos sirvientes de la burguesía y ayudamos a la clase obrera a apoyarse en sus propias fuerzas y avanzar.

El revisionismo constituye un peligro para el proceso revolucionario, para el Partido Comunista, y para la construcción del socialismo. Es una tarea indispensable combatir al revisionismo de todo tipo y en todos los terrenos. Es un peligro contra el cual no se puede relegar o menospreciar la lucha.

Debatir sobre estas cuestiones, tomar posición sobre ellas, establecer que es 1o que nos corresponde hacer ahora es la in- evitable, necesaria, urgente lucha ideológica en el campo de la revolución, como también 1o es en el campo de la ofensiva ideo- lógica revolucionaria para vencer la embestida de la reacción. Ningún comunista, ningún partido vanguardia de la revolución puede temer estos enfrentamientos de concepciones e ideas. Que se abra el debate, hay que confrontar ideas, análisis, experiencias, lecciones, razones, para llegar a conclusiones que nos permitan avanzar. Los hechos son tozudos, dijo Lenin, y la tozudez de los hechos nos exige ser leninistas.

Hemos creado a nuestros partidos en el fragor del combate, a golpe contra el revisionismo y el oportunismo los cuales, con su degeneración ideológica y traición política, han sido principales responsables de los daños causados al movimiento comunista y obrero internacional.

Los partidos comunistas son instrumentos indispensables para ORGANIZAR la revolución en cada uno de nuestros países. Somos en conjunto, la Conferencia Internacional de los Partidos y Organizaciones Marxistas Leninistas, la verdadera alternativa de la clase obrera, de los pueblos. La llama de la revolución proletaria y la esperanza de los pueblos sigue en manos de los comunistas.

“LOS COMUNISTAS LUCHAN POR ALCANZAR LOS OBJETIVOS E INTERESES INMEDIATOS DE LA CLASE OBRERA; PERO AL MISMO TIEMPO DEFIENDEN TAMBIÉN, DENTRO DEL MOVIMIENTO ACTUAL, EL PORVENIR DE ESE MOVIMIENTO” (Manifiesto del Partido Comunista).

Concebimos que las masas populares son quienes deben ser siempre y en todos los terrenos las protagonistas de la historia. Solo cuando los partidos comunistas se han burocratizado, degenerado ideológicamente, y han perdido su carácter de van- guardia revolucionaria al servicio de la clase obrera y los pueblos, estos les han dado la espalda. Los proletarios y los comunistas, los trabajadores y los pueblos jamás debemos romper los lazos que nos unen. Con la clase obrera y los pueblos, los comunistas luchamos por sus intereses; con ellos debemos y podemos con- quistar el poder; con ellos debemos construir cualquiera de las formas de democracia popular, de dictadura del proletariado, el Estado socialista, construir el socialismo y avanzar.

El imperialismo ha sido, y siempre será, fuente de guerras de agresión y de rapiña. En los últimos tiempos, Irak, Somalia, Panamá, Yemen, Ruanda, la ex–Yugoslavia, la ex–URSS, Haití, etc., han sido escenarios de guerras de agresión, guerras racistas, re- accionarias. Denunciamos el verdadero carácter de estas guerras. Hay que organizar y sostener la movilización popular en contra de esta política imperial guerrerista. Los trabajadores, los pueblos, los comunistas, estaremos a la cabeza de esta lucha.

La revolución requiere la unidad y la acción de la clase obrera y los pueblos. Los comunistas debemos ser sus artífices. La unidad es toda una concepción y una práctica que debe desarrollar- se. Las alianzas son necesarias. Para establecerlas necesitamos, ante todo, contar con fuerzas propias, unirnos con otras fuerzas, practicar la política de alianzas con objetivos revolucionarios. Podremos contraer compromisos que no conlleven concesiones de principio. Estos compromisos jamás pueden hacernos olvidar que la lucha de clases sigue vigente.

Luchamos por la revolución. Reivindicamos la violencia revolucionaria de los pueblos como la vía para conquistar el poder. Esto nos exige aprender a emplear todas las formas de lucha.

Ratificamos nuestra decisión de mantener alta la bandera del Marxismo–Leninismo, de luchar por su aplicación, de convertir nuestros partidos y organizaciones en una alternativa política y social, organizativa, a escala nacional e internacional. Nuestros partidos y organizaciones reafirman su decisión de combatir junto a la clase obrera y pueblos, junto a los demócratas, patriotas y progresistas, para oponer a la dominación capitalista la lucha por la revolución social del proletariado.

Mantenemos vivo el espíritu de la Comuna de Paris, de la Revolución de Octubre, y de todos los procesos y experiencias revolucionarias, basándonos en los principios elaborados por Marx, Engels, Lenin y Stalin.

“LOS COMUNISTAS CONSIDERAN INDIGNO OCULTAR SUS IDEAS Y PROPÓSITOS. PROCLAMAN ABIERTAMENTE QUE SUS OBJETIVOS SOLO PUEDEN SER ALCANZADOS DERROCANDO POR LA VIOLENCIA TODO EL ORDEN SOCIAL EXISTENTE. LOS PROLETARIOS NO TIENEN NADA QUE PERDER EN ELLA MAS QUE SUS CADENAS. TIENEN, EN CAMBIO, UN MUNDO QUE GANAR”.

Proletarios y pueblos del mundo: la lucha continua. Ante la nueva ola de luchas revolucionarias que se avecina, los comunistas, los trabajadores y los pueblos debemos ser los protagonistas. Convirtamos en hechos la consigna histórica de Marx y Engels:

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES UNÍOS!

Quito, Ecuador, 1ro. de agosto de 1994

 

Rechazamos la intervención imperialista en Venezuela y condenamos la violencia reaccionaria

bandera venezuela

Los acontecimientos que se desarrollan actualmente en Venezuela expresan la injerencia del imperialismo norteamericano, de los países imperialistas de la Unión Europea, la intervención de la OEA y los gobiernos reaccionarios de América Latina, muestran la utilización de la violencia reaccionaria por parte de la oligarquía y la reacción que pretenden restaurar sus privilegios y terminar con las realizaciones sociales producidas en una primera etapa por la llamada “Revolución Bolivariana”.

El imperialismo yanqui no tolera las medidas de recuperación de la explotación petrolera adoptadas por el gobierno venezolano y la injerencia de China en la economía y recrudece sus acciones para reconquistar y ampliar sus intereses en la explotación del petróleo, los demás recursos naturales y el aprovechamiento del mercado venezolano.
La confrontación social y política se desenvuelve en las calles e involucra a millones de seres provenientes de las clases trabajadoras y la juventud, de todas las clases y capas sociales, a las Fuerzas Armadas y Policía, incorpora –por parte de la oposición burguesa- a elementos del lumpen que actúan como mercenarios.

El gobierno de Nicolás Maduro ha demostrado su incapacidad para dar respuestas a las necesidades más urgentes de los venezolanos, de generar lo que ellos mismos denominaron el “desarrollo endógeno”; por la ineficiencia de su administración y por sus posturas conciliadoras con los empresarios, ha permitido el desabastecimiento de alimentos, medicinas, de artículos de aseo; ha consentido el crecimiento de las bandas criminales que amenazan severamente la seguridad; ha dado lugar al crecimiento gigantesco de la deuda externa y ha abierto el país a los imperialistas chinos y rusos; está entrampado en los altos niveles en altos niveles de corrupción. Venezuela soporta una crisis económica que se agudiza diariamente, que incrementa el desempleo y la carestía, provoca una inflación que va más allá del 700% y una recurrente devaluación monetaria.

Estas circunstancias son aprovechadas por la reacción y el imperialismo para la manipulación ideológica y política de cientos de personas en oposición al bolivarianismo, que exigen la renuncia de Maduro y la celebración de elecciones anticipadas.

Estos violentos enfrentamientos que se agudizan diariamente dimensionan la crisis política y amenazan con resolverse a favor del imperialismo, la oligarquía y la reacción.

Sostuvimos en el pasado que en Venezuela no se está produciendo la revolución social, que no se construía el socialismo, que la política allí establecida no sobrepasaba el nivel de las transformaciones democráticas. Estas circunstancias tienen vigencia en la actualidad.

Los trabajadores venezolanos anhelan el cambio, los beneficios del socialismo que no han sido respondidos por la “revolución bolivariana” y el “socialismo del siglo XXI”, pierden las expectativas y pueden ser ganados en mayores proporciones por la derecha.

Los obreros avanzados, los izquierdistas consecuentes, los demócratas y revolucionarios, los marxista-leninistas venezolanos están construyendo una alternativa en beneficio del presente y el futuro de los trabajadores y el pueblo, enfrentan grandes dificultades que tornan muy complejo el desarrollo del proceso; tienen la razón y más temprano que tarde conducirán la lucha por la revolución y el socialismo y, sin duda, triunfarán.

Los hechos que se suceden en Venezuela demuestran, una vez más, que el populismo y el reformismo no constituyen respuestas a los anhelos de cambio de las masas, expresan que la “revolución bolivariana” y el “socialismo del siglo XXI” no pueden destruir las cadenas de la explotación capitalista y la dominación imperialista; en Venezuela y en todo el mundo -ahora y en los diversos momentos de la historia- confirman ser expresión de uno o de otro sector de las clases dominantes, que objetivamente se convierten en sostén del sistema capitalista.

Los marxista leninistas reafirmamos nuestras concepciones: sólo la revolución social del proletariado, solo el socialismo es el camino para alcanzar la justicia social, la libertad y la democracia para los trabajadores y el pueblo, solo los obreros podrán gestar su propia liberación y con ella la emancipación de toda la humanidad.

El Comité Coordinador de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas, la Reunión de Partidos Marxista Leninistas de América Latina rechazamos la intervención imperialista de los EE.UU. (que incluye la amenaza de la imposición de un bloqueo económico) y la Unión Europea, la complicidad de los gobiernos reaccionarios de América Latina; condenan la violencia reaccionaria de la oligarquía y la derecha. Proclaman que los problemas de Venezuela deber ser resueltos por los venezolanos, por los trabajadores y el pueblo.

Expresamos el apoyo y la solidaridad con la clase obrera y el pueblo, los demócratas, los antifascistas, los izquierdistas y revolucionarios consecuentes, con los revolucionarios proletarios organizados en el Partido Comunista Marxista Leninista de Venezuela; extendemos la solidaridad a las organizaciones que integran el Frente Popular y al proceso unitario de las fuerzas sociales y políticas de izquierda que se integran en la Unión Popular Revolucionaria Antiimperialista, UPRA.

COMITÉ COORDINADOR DE LA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE PARTIDOS Y ORGANIZACIONES MARXISTA LENINISTAS
REUNIÓN DE PARTIDOS MARXISTA LENINISTAS DE AMÉRICA LATINA

Quito, julio de 2017

Declaración Final del XXI Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina

sipral

La Revolución de Octubre, sus lecciones para los trabajadores y los pueblos

Hace 100 años el proletariado ruso marcó el camino por el que los trabajadores y pueblos del mundo deben transitar para conquistar su emancipación. Sus huellas son imborrables, a despecho de quienes han intentado por todos los medios eliminar de la memoria el día en que los obreros descubrieron el sol en medio de la noche.

La revolución socialista de 1917 fue la respuesta histórica del proletariado revolucionario al capitalismo y a toda sociedad basada en regímenes de explotación y opresión, convirtió en realidad una aspiración social, una predicción política; fue la confirmación práctica de la validez de la teoría del socialismo científico, el marxismo, elaborada por Carlos Marx y Federico Engels, de sus análisis respecto de la inevitabilidad de la decadencia y hundimiento del capitalismo, del papel que la clase obrera cumple para ese ocaso y para el florecimiento de una sociedad caracterizada por la igualdad social, el progreso y el bienestar para las clases trabajadoras: el socialismo, primera etapa hacia el comunismo.

Octubre de 1917 dio luz a una nueva época, la época del imperialismo y las revoluciones proletarias. Ahí reside su carácter histórico internacional. Desde entonces el capitalismo ha experimentado muchos cambios, hay un enorme desarrollo tecnológico, científico, se han innovado los procesos productivos, pero nada de ello ha modificado su naturaleza, sus contradicciones fundamentales, la explotación entre seres humanos, es más, se han agudizado constantemente, al igual que ocurre con las contradicciones interimperialistas y las existentes entre el imperialismo y los países y naciones dependientes, factores presentes cuando los obreros rusos derrotaron a un régimen monárquico y, luego, a uno de carácter burgués.

Los bolcheviques, bajo la genial dirección de Lenin y Stalin, dejaron una enorme lección para la historia. Evidenciaron que la revolución del proletariado se organiza actuando con flexibilidad táctica y con la mirada en el objetivo estratégico; otorgando respuestas creadoras a las situaciones concretas que se presentan en la sociedad; confiando en la iniciativa de las masas; combatiendo toda manifestación de oportunismo y revisionismo; utilizando todas las formas de organización y lucha, pero entendiendo que solo es posible aniquilar el poder de los enemigos de clase ejerciendo la violencia revolucionaria organizada de las masas. A su vez, demostraron que para todo ello es imprescindible que el proletariado cuente con su partido independiente de clase: el partido comunista de nuevo tipo.

Esta revolución, entendida como el proceso previo a la conquista del poder y el período en el que se construyó el socialismo, dio significativos aportes teóricos al marxismo, lo desarrolló acorde a la nueva época. Vladimir Ilich Lenin elevó el marxismo a una nueva etapa, al marxismo leninismo, que se convirtió desde entonces en la guía del proletariado y los pueblos en la lucha por la revolución y el socialismo, junto con José Stalin, estrategas de la revolución y de la construcción del socialismo, dieron un invaluable aporte teórico y práctico a la doctrina del socialismo científico.

Durante los años en los que los principios marxista leninistas orientaron el proceso de construcción del socialismo, éste demostró su superioridad frente al capitalismo en todos los terrenos: económico, social, científico, cultural, deportivo. El socialismo demostró su capacidad para atender y resolver las necesidades de los trabajadores, para su conversión en clase dirigente; permitió el acceso a la tierra a millones de campesinos; emancipó a la mujer de la opresión patriarcal y la explotación feudal burguesa; liberó a las nacionalidades de la opresión nacional a través del ejercicio del derecho a su autodeterminación; reconoció derechos colectivos de los pueblos hasta entonces inexistentes en el planeta; liberó la potencialidad reprimida en la juventud; llevó la ciencia, las letras, el arte, la cultura, a quienes antes vivían en la ignorancia; con la economía planificada estableció el  uso racional de fuerzas productivas y de los recursos naturales; despertó a todo un pueblo que se sintió creador de un nuevo mundo; dio un gran salto en el proceso de emancipación de la humanidad.

En la Segunda Guerra Mundial, con el glorioso Ejército Rojo, dirigido por Stalin, aplastó a la bestia nazi-fascista, expresión de la política más reaccionaria de la burguesía internacional. En este contexto varios pueblos de todos los continentes emprendieron procesos revolucionarios de liberación social y nacional que fortalecieron el campo socialista.

Tras el fallecimiento de Stalin, en 1953, el socialismo sufrió una derrota política transitoria en la ex Unión Soviética. En el XX Congreso del PCUS (1956), una camarilla revisionista que actuó agazapada durante varios años al interior del partido tomó el control del Estado, revirtió el poder de los trabajadores e inició un proceso de restauración capitalista que desembocó en el derrumbe de la URSS en diciembre de 1990, cuando en ésta el capitalismo era ya totalmente dominante. Este hecho de ninguna manera significa el fracaso del socialismo, como afirman los defensores del capitalismo, es un revés que será superado por los trabajadores, los revolucionarios y los comunistas del mundo; es la confirmación que si el partido revolucionario del proletariado se aparta del marxismo leninismo debilita los pilares de la construcción socialista.

Cien años después del triunfo de la revolución de los soviets, los revolucionarios y los comunistas del mundo no miramos este acontecimiento con nostalgia, lo conmemoramos con la mirada puesta en el futuro, en la lucha que está por delante, que la libramos en nuestros países contra las clases dominantes y las potencias extranjeras. Lo festejamos con optimismo, porque sabemos que la historia no se detiene, porque en todos los continentes los trabajadores, la juventud, las mujeres, los pueblos pelean. Combaten por sus derechos, por su bienestar, por libertad, por la democracia, por el cambio social, por la paz. Esas luchas crecerán y se calificarán, tendrán que enfilarse en contra del sistema de explotación y sus sostenedores, contra la dominación imperialista, abrirán una nueva oleada de revoluciones sociales, en las que el legado de los obreros rusos, de Lenin y Stalin estará presente.

El socialismo es el futuro, ese futuro se sembró hace cien años y hay vientos en todo el planeta que lo harán florecer nuevamente. Los trabajadores, los pueblos, los comunistas luchamos con las banderas del marxismo leninismo desplegadas para que así sea.

Quito, 28 de julio de 2017

Partido Comunista Revolucionario de  la Argentina

Partido Comunista Revolucionario de Bolivia

Partido Comunista Revolucionario – Brasil

Partido Comunista de Colombia (Marxista Leninista)

Juventud Democrática Popular de Colombia

Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador

Juventud Revolucionaria del Ecuador

Unión General de Trabajadores del Ecuador

Unidad Popular

Mujeres por el Cambio

Unión Nacional de Educadores

Federación Única Nacional de Afilados al Seguro Social Campesino

Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador

Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador

Frente Revolucionario de Izquierda Universitario

Confederación Unitaria de Comerciantes Minoristas del Ecuador

Confederación Unitarias de Barrios del Ecuador

Frente Popular

Unión de Artistas Populares del Ecuador

Sindicato de Trabajadores Independientes de Oficios Varios de El Salvador

Escuela Política Permanente de El Salvador

Partido Comunista de España (marxista-leninista)

Partido Estadounidense del Trabajo

Plataforma Comunista – por el Partido Comunista del Proletariado de Italia

Partido Comunista de México (marxista-leninista)

Frente Popular Revolucionario de México

Unión de la Juventud Revolucionaria de México

Partido Comunista Peruano (marxista-leninista)

Movimiento de Mujeres por la Liberación Social – Perú

Frente Democrático Popular del Perú

Partido Socialista Revolucionario – Perú

Partido Bloque Democrático Popular del Perú

Asociación de Mujeres Luchadoras del Perú

Partido Marxista Leninista del Perú

Movimiento 26 de Abril de Puerto Rico

Partido Comunista del Trabajo de República Dominicana

Movimiento de Mujeres Trabajadoras de República Dominicana

Frente Amplio – República Dominicana

Juventud Caribe – República Dominicana

Frente Estudiantil Flavio Suero – República Dominicana

Partido de los Trabajadores (Túnez)

Organización Comunista “28 de Febrero” – Uruguay

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