BOLIVIA: Comunicado Político 01/2017 – PCR

Internacional

En la coyuntura actual se intensifican las contradicciones interimperialistas; el bloque EEUU-Unión Europea manifiesta su carácter belicista en los conflictos armados en el medio oriente financiando grupos terroristas con la angurria de controlar los recursos naturales. Las desesperantes condiciones de vida para las clases populares en Europa y EE.UU. llevan al fortalecimiento de las tendencias fascistas, xenofóbicas, racistas y chovinistas. Expositor claro de este fenómeno es Donald Trump.

El poder financiero del bloque imperialista emergente (China-Rusia) se fortalece mediante los préstamos y ciclos de deuda externa, buscando además la depreciación del dólar. Este bloque, a pesar de su historia, es tan capitalista e imperialista como el bloque de la OTAN.

En Latinoamérica, los desastres naturales de estas semanas nos han demostrado el valor de la solidaridad y la organización popular ante la ineficacia de los gobiernos capitalistas, destacándose México y Cuba en los esfuerzos populares de reconstrucción.

Nacional

Tras 11 años de gobierno, el MAS empieza a experimentar los efectos negativos de los precios internacionales de materias primas (hidrocarburos y minerales) sobre nuestra economía, supuestamente ‘blindada’.  Podemos observar las bajas en presupuestos municipales, departamentales y universitarios; así mismo la tasa de crecimiento del PIB no alcanza el 4,5%, siendo el crecimiento más bajo en los últimos siete años.  Se agrega a este hecho la Ley de Incentivos a la Exploración, que entrega el 12% de los IDH (Impuesto Directo a los Hidrocarburos) a las empresas transnacionales a cambio de la exploración hidrocarburífera.

Dentro del MAS, Evo Morales aún juega un papel semi-bonapartista al buscar el consenso entre las distintas fracciones de la burguesía y, a pesar de su revés electoral, aún mantiene una fuerte base social entre sectores populares, cuyas condiciones de vida han mejorado con las políticas de redistribución económica.  Debemos demostrar al pueblo boliviano que frente a la falsa dicotomía de oficialismo y oposición burguesa, la solución es organizar la alternativa popular.

Los escándalos de corrupción dentro de las filas oficialistas son cotidianas, dando lugar a una deslegitimación de las fuerzas sociales que componen el gobierno.  Un ejemplo claro es el alcalde de Achacachi, acusado de corrupción, defendido y respaldado por el oficialismo ante la movilización popular en su contra. Sin embargo, aunque el MAS mantiene bajo su control corporativo las organizaciones matrices del movimiento popular, hay brotes de rebeldía e intentos de recuperar la independencia sindical.  Ante las protestas sociales (aún regionales, pero con tendencia a mayor articulación) el Estado responde con creciente represión, judicialización y criminalización. Esta reacción se fortalecerá al aprobarse el nuevo Código Penal. Ante las amenazas y las crecientes tendencias autoritarias, debemos mantener nuestra vigilancia revolucionaria y tomar las medidas de seguridad necesarias.

En el ámbito electoral, la derrota del 21-F ha llevado al borde de la desesperación al MAS, cuya principal tarea se ha convertido en habilitar ‘constitucionalmente’ a Evo para una futura re-(re)-elección presentando el recurso de inconstitucionalidad abstracta contra la propia Constitución.   Mientras tanto, la oposición burguesa no logra presentar una alternativa al país y se limita a mantener sus espacios de poder regionales.

En el caso de las venideras elecciones judiciales, queda claro que ‘democratizar’ el nombramiento de las altas autoridades judiciales no transforma el putrefacto Órgano Judicial que está al servicio de las clases dominantes y el gobierno de turno.  Llamamos a expresar el rechazo popular ante el autoritarismo, la corrupción y el prorroguismo mediante el voto nulo.

Respecto a los proyectos actuales, el gobierno del MAS mantiene su visión de desarrollo extractivista y monoproductor. A pesar del discurso ‘pachamamista’, impulsa los megaproyectos como la carretera por el TIPNIS y las represas Bala-Chepete, entre otros.  Este modelo desarrollista va ligado con compromisos con organismos financieros internacionales, con quienes hoy el país tiene una relación de deuda externa – PIB, mayor a 42%.  Cabe destacar que estos proyectos reflejan una visión de opresión nacional y colonialismo interno (tanto desde el Estado como desde la Iglesia) que atentan contra el derecho de la autodeterminación de los pueblos y naciones indígenas, imponiendo una visión externa de desarrollo.

En lo académico, la Universidad Boliviana se encuentra en crisis ante la falta de recursos económicos, la mala administración y los grupos de poder interno. Los procesos de acreditación y auto-evaluación son un intento de imponer la visión ideológica dominante y reducir el contenido crítico de las carreras.  Debemos luchar para recuperar el papel de la Universidad, en todos los aspectos, en relación a las luchas sociales de las mayorías explotadas.

El gobierno actual tampoco muestra algún intento de combate contra el machismo que se manifiesta con un feminicidio cada tres días, además de otras formas de violencia. Por otro lado, el tema del aborto no será resuelto por el proyecto de Código Penal, manteniendo y provocando la muerte de cientos de mujeres al año a manos de abortistas clandestinos que están lucrando, libres e “inocentes”.

A los comunistas bolivianos nos toca la ardua tarea de seguir avanzando en la consolidación del Partido Comunista Revolucionario, establecer y fortalecer nuestros frentes de masas en el trabajo sindical, estudiantil y de género, redoblar los esfuerzos de formación política y de prensa revolucionaria bajo la orientación de construir una fuerza de vanguardia que luche por la Revolución Socialista.

La Paz, 23 de Septiembre de 2017

BURÓ POLÍTICO DEL PCR

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