¡VIVA EL 93 ANIVERSARIO DEL PCP(m-l)!

Un día como hoy, el 07 de octubre de 1928, el Amauta José Carlos Mariátegui fundó nuestro Partido Comunista Peruano (marxista – leninista), lo que significó para la clase obrera de nuestro país, la materialización de la construcción de su vanguardia organizada y combatiente, su factor subjetivo más importante, que potenció la lucha por la liberación nacional y social en el Perú.

La actual situación política y económica que atraviesa el país, convoca a nuestra militancia a agitar con mayor ímpetu el Socialismo Científico, para aclarar en el pueblo que es la única salida para transformar la sociedad y asegurar el pleno ejercicio de una verdadera justicia, trabajo digno, acceso a la ciencia y de abrirse la posibilidad de disfrutar de la producción material y espiritual que el mismo pueblo hace y que ahora las clases dominantes se apropian y corrompen.

Existe en los trabajadores la expectativa por el siguiente paso, para que se materialicen sus más sentidas exigencias en cuanto a trabajo, acceso a la salud y la educación, a la seguridad social, de acabar con los lastres de explotación y saqueo del neoliberalismo y que se abra la posibilidad de industrializar el país, organizar el trabajo y ejercer nuestra soberanía nacional y alimentaria.

Las y los comunistas que hoy conmemoramos el 93 aniversario de nuestro Partido, no podemos bajar la guardia ante un gobierno que para su elección canalizó el descontento popular, la socialdemócracia se encuentra en el gobierno y debemos desarrollar más la politica de exigencias, no podemos permitir que se apague, desde arriba o desde abajo, el grito por una NUEVA CONSTITUCIÓN a través de una ASAMBLEA CONSTITUYENTE SOBERANA Y POPULAR.
Nuestro accionar debe estar más cercano al pueblo para orientar mejor sus luchas frente a los giros a la derecha del actual gobierno de Pedro Castillo y las intentonas de la burguesía criolla y testaferros de querer anular la posibilidad de concretar algunas reivindicaciones de los trabajadores.

Camaradas, no olvidemos el papel histórico y transformador que le corresponde a la clase trabajadora, fortalezcamos nuestra organización, afirmemonos en nuestros principios y aceleremos la organización, movilización y politización del pueblo trabajador para tener más cercano el Socialismo, la victoria es nuestra.

¡Viva el 93 aniversario del PCP(m-l)
¡Viva la unidad y lucha de la clase obrera, el campesinado, la juventud, las mujeres y los pueblos por la Revolución y la construcción del Socialismo!

LA CONQUISTA DE LAS 8 HORAS DE TRABAJO EN EL PERÚ, LA III INTERNACIONAL Y EL PCP (m-l)

 

En este año 2019, la clase obrera peruana conmemora dos eventos de mucha trascendencia para su historia. El 15 de enero se conmemoró el centenario de la conquista de la Jornada de las 8 horas de trabajo en el Perú y a inicios de marzo la conmemoración del centenario de la fundación de la III Internacional, la Internacional Comunista.

Eventos que han influenciado en gran medida en el desarrollo de la consciencia de clase del proletariado peruano y que han sentado las bases para su desarrollo orgánico y político, en la perspectiva de lograr su verdadera emancipación de clase.

La clase obrera peruana ha tenido desde su origen, grandes jornadas de lucha que le han permitido conquistar algunas reivindicaciones, que le dieron nuevas y mejores condiciones para participar de manera consciente y activa en la lucha de clases. La conquista de la Jornada de las 8 horas de trabajo, puso en tensión todas las fuerzas de la naciente clase obrera peruana que entendió que debía desarrollar una consecuente lucha de clases contra los patrones, basarse en sus propios esfuerzos con disciplina consciente, vio la necesidad de desarrollar la solidaridad de clase e internacionalista y ver en su perspectiva estratégica la necesidad de forjar la alianza de obreros y campesinos y de todo el pueblo trabajador para la conquista de sus reivindicaciones inmediatas y mediatas. Esta lucha llena de gloriosas páginas la historia de la clase obrera peruana.

EL DESPERTAR DE LA CLASE OBRERA PERUANA

Desde finales del siglo XIX, los patrones de las nuevas industrias explotaban a la clase obrera con jornadas de trabajo de hasta 16 horas, las condiciones de salubridad y alimentación eran miserables. En la rama de la minería se contrataba a comuneros de zonas cercanas por jornadas de hasta 36 horas consecutivas, teniendo un intervalo de descanso de 12 horas, por dos o tres meses que duraban sus contratos. Los “enganches” eran la forma con la que el patrón imponía al obrero el pago de su jornal con “vales de consumo” que solo podían ser usados en los almacenes de la misma empresa, sin lugar a reclamo; en suma, las condiciones de la naciente clase obrera eran insoportables.

Trabajadores de las haciendas agroindustriales azucareras, las empresas textiles, panaderas, de los muelles y puertos; empezaron a organizarse influenciados por corrientes anarcosindicalistas y llevaron algunas acciones de protesta que fueron duramente reprimidas por la reacción.

El primero de mayo de 1886 el proletariado estadounidense había iniciado la Huelga General por la Jornada de las Ocho Horas, dándoles los primeros mártires a la lucha por esta causa: “8 horas de trabajo”, “8 horas de reposo” y “8 horas de educación” eran las reivindicaciones que llegaban al Perú con el ejemplo de los mártires de Chicago. Esta lucha tuvo mayor trascendencia debido a que en Julio de 1889, se realizó el Congreso Internacional de Trabajadores de París, donde se acordó conmemorar en adelante, el primero de mayo como un “Día de protesta contra las injusticias que pesan sobre el proletariado y como un día de solidaridad internacional”; fue señalado también como: “El gran día de la redención social y la lucha de clases”.

En 1904, los obreros portuarios del muelle del Callao, desarrollan la primera jornada de movilizaciones reivindicando en su programa la lucha por la mejora de las condiciones laborales y por la Jornada de las 8 horas de trabajo; estas acciones fueron duramente reprimidas por el gobierno de José Pardo y Barreda. En el desenlace, hubo varios obreros detenidos y un fallecido: Florencio Aliaga, a quien se recuerda como el primer mártir del proletario peruano.

El 01 de mayo de 1905, influenciados también por el ejemplo de la Revolución Rusa de ese año, los obreros organizados convocados por la organización pionera del sindicalismo Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú”, se dieron cita en el Teatro Politeama, donde se proclamó que en adelante la clase obrera peruana lucharía por conquistar la jornada de las 8 horas de trabajo. El ejemplo de los obreros y campesinos rusos que se habían levantado contra el régimen zarista y que fueron duramente reprimidos, alentaban la lucha del proletariado peruano en la perspectiva de lograr su verdadera liberación.

Dirigentes de gran consecuencia como Manuel Lévano y Delfín Lévano de la Federación de Panaderos, Luis Felipe Grillo de la Federación de Textiles de Vitarte, entre otros, dotaron de conducción combativa a lo que sería posteriormente la Federación Obrera Local, que dirigiría las luchas de los años 1918-1919 hasta la promulgación del decreto que reconocía la extensión de la jornada de las 8 horas de trabajo en todas las ramas de la industria, en el segundo gobierno del hacendado azucarero y empresario textil José Pardo y Barreda.

LA ALIANZA OBRERO – CAMPESINA

El 01 de mayo de 1908 los trabajadores portuarios del Callao, Chancay y Huacho, iniciaron un paro por las 8 horas de trabajo, tras la presión lograda conquistaron una victoria parcial, el gobierno de Guillermo Billinghurst, decretó la jornada de las 9 horas para los trabajadores portuarios

En el año 1911, se desarrollan las luchas de los textiles de Vitarte quienes exigían la suspensión del trabajo nocturno y el incremento salarial del turno diurno, tuvieron una victoria parcial; pero lo importante de este movimiento fue que por vez primera se desarrolla en Lima y Callao un Paro General, donde los obreros midieron la fuerza con la que contaban con respecto a la patronal. El 16 de junio del mismo año, se publica un llamamiento elaborado en la imprenta “Libertad” que suscriben los dirigentes sindicales más avanzados del momento y algunos intelectuales, como Delfín Lévano, Glicerio Tassara, Edilberto Boza, Juan de Dios Tapia, José Luis García, Silvano D´Arca, Elías Mendiola, A.O. Galli, Manuel Caracciolo Lévano, M.E. Viteri, Peter Pokell, Eulogio Otazú, Abraham Gamero, Luis G. García, Miguel Tassara, Moisés GErmany, Pedro Cisneros, Pedro Ferrari, Abelardo Ormeño, Luis Felipe Grillo, M. Anibal de Preti y Francisco A. Loayza; donde señalan:

“La lucha entre el capital y el trabajo va tomando en todas partes caracteres bien definidos y precisos: es obligación nuestra secundar esos esfuerzos, que traerán como solución en el futuro una organización mejor que la actual de la sociedad humana. Mientras llega esa hora bendita, por la que todos los humanos suspiramos, consciente o inconscientemente, ¿qué deben hacer los que sufren hambres y necesidades dentro del actual régimen social? Pues luchar sin tregua ni descanso contra los que monopolizan los instrumentos de trabajo, contra los que detentan la tierra y sus frutos, el capital y las máquinas”

El 05 de enero de 1913, los jornaleros del Callao presentaron un pliego exigiendo ocho horas de labores diarias, incremento de salarios, auxilio en caso de accidentes; dieron un plazo de 24 horas para su cumplimiento, de no acatarse su exigencia se iniciaría con el Paro general. A esta acción se sumaron los trabajadores: panaderos, metalúrgicos, tipógrafos, tejedores, se sumaron a la huelga, cobrando dimensiones importantes, frente al ascenso de la lucha, el gobierno de Guillermo Billinghurst puso en estado de sitio la ciudad de Lima. La solidaridad de la clase obrera fue en aumento y el 10 de enero de 1913 la empresa del Muelle y la Darsena del Callao acepta el pliego de reivindicaciones, siendo el más importante la conquista de las 8 horas de trabajo para esta rama. Al día siguiente fue legalizada mediante decreto por el gobierno de Billinghurst.

Las ollas comunes de los obreros en huelga recibían víveres desde las comunidades cercanas como Jauja o Huacho, esta estrecha colaboración afianzó los lazos de solidaridad entre la clase obrera y el campesinado. En enero de 1915, el gobierno de José Pardo, reprimió la protesta de campesinos en Llaucán, este hecho que desemboca en una matanza, despertó la solidaridad de los obreros de Vitarte. Esta es una de las primeras manifestaciones donde la clase obrera despliega su solidaridad con el campesinado y proletariado agrícola.

En septiembre de 1916, los trabajadores agrícolas de los diversos valles de Chancay, incluyendo las campiñas de Huacho, Huaura y Sayán realizaron acciones de protesta exigiendo la jornada de las 8 horas de trabajo, esta manifestación fue duramente reprimida por tropas al mando de Alejandro Ayarza y por orden del prefecto de Lima, Arenas dispararon contra la multitud, resultando 6 manifestantes muertos dentro de las cuales se recuerdan a las dos mártires campesinas: Irene Salvador y Manuela Chaflajo. Esto motivo un vigoroso un vigoroso mitin en el Teatro Apolo de la ciudad de Lima, donde se exhibió una bandera roja, César Lévano refiere de este acontecimiento “Allí se agitó la bandera roja, tinta en la sangre de los campesinos, inmolados en Huacho, Así nació en el Perú el pabellón de la alianza obrero campesina”.

El 07 de noviembre de 1917 estalla la revolución bolchevique en Rusia, inspirando a la clase obrera internacional al desarrollo de luchas con mayor decisión, por primera vez en la historia la clase obrera había conquistado el poder político del Estado y se aprestaba a construir el Socialismo. Este impulso de transformación, tras la gran guerra, trajo al desarrollo de la lucha sindical un impulso mayor, pese a la hegemonía del anarcosindicalismo en la naciente clase obrera, las conquistas de la clase trabajadora a escala internacional tenían replica en el desarrollo de la consciencia de la clase obrera peruana. Del 5 al 10 de enero de 1918 se celebró el Primer Congreso de la Federación Obrera Local cuyos acuerdos reivindicativos para la clase obrera se centralizaban en: “Conquista de la jornada de 8 horas”, además se acompaña un Cuarto Acuerdo que destaca: “8 horas de jornada y la ley que asegure al yanacona y al campesino la posesión de la tierra de sembrío”

El 12 de diciembre de 1918, la sección de Hilanderos de la Unificación Textil de Vitarte inician la huelga por las 8 horas de trabajo. El 15 de diciembre todos los sindicatos textiles se suman a la huelga, el 22 de diciembre se suman los zapateros, los trabajadores marítimos, jornales y campesinos, los panaderos, los campesinos del valle de Ate, los mineros de la zona centro. Las jornadas se van desarrollando y el 8 de enero de 1919, se produce la matanza de obreros en Casapalca, tras la huelga declarada por los trabajadores de la empresa Backus & Jhonston; en ese mismo día el gobierno de José Pardo suspende las garantías individuales y ordenada una incursión policial a la zona de mayor resistencia obrera, Vitarte.

LA CONQUISTA DE LA JORNADA DE LAS 8 HORAS DE TRABAJO.

El 09 de enero la Federación Obrera Local hace un llamamiento a un Paro General Nacional. El Comité Pro Paro da un ultimátum de 72 horas para que se logre un acuerdo sobre la jornada de las 8 horas y aumentos de salarios. Sin tener una respuesta del gobierno, el 13 de enero de 1919 se desarrolló una multitudinaria asamblea donde se decretó el Paro General. Dentro de los puntos del decreto de Paro General se pueden ver como el proletariado peruano desarrolla su solidaridad internacionalista, pues se condena en los puntos 3 y 4 a “la fuerza bruta del militarismo argentino por derramar sangre de trabajadores en su necio afán de sostener este Estado”, las proclamas que se difunden en la tras la asamblea señalan un elevado nivel de combatividad de la clase obrera, en uno de los párrafos señala “El triunfo de los derechos del pueblo trabajador depende de la solidaridad y la acción viril del proletariado. Por eso, la Asamblea obrera de anoche ha votado el paro general por 48 horas, como demostración de la fuerza proletaria frente a la intransigencia capitalista”, pese a la represión del gobierno, se desarrolla el Paro general de 48 horas en Lima y Callao, se conforma el Comité de Huelga Central presidido por el obrero textil Fausto Navarrete e integrado por Julio Portocarrero, Cesar Fonkén, Nicolás Gutarra y Carlos Barba, quienes llevan la consigna de conquistar la jornada de las 8 horas por acción directa.

Los obreros tras haber cursado oficios para que la Federación de Estudiantes del Perú se integre como mediador frente al gobierno, recibieron a tres comisionados dentro de los cuales se hallaba Victor Raúl Haya de la Torre. Los estudiantes trataron de aplacar la lucha obrera planteando que era un gran avance que el gobierno reconozca la jornada de las 9 horas para todas las industrias, pero esta propuesta fue rechazada por los trabajadores. De este hecho se desprende que no fue Haya de la Torre inspirador de la lucha por las 8 horas, como sus biógrafos pretenden hacer creer a los trabajadores.

El 14 de enero de 1919 el gobierno recibe presiones de distintos sectores de la burguesía, los señores del azúcar exigen que no se ceda a las pretensiones de la clase obrera. Tal fue la resistencia del proletariado organizado que el gobierno tuvo que llamar, el 15 de enero de 1919, a la Comisión representada por Carlos Barba, Nicolás Gutarra y Haya de la Torre, para anunciar que recibirían el decreto que reconocía como jornada máxima de trabajo en el Perú, las 8 horas.

Los obreros de Vitarte escucharon de la noticia, pero acerados en su experiencia y convicción consciente de la trascendencia de su lucha, no levantaron la huelga hasta oír de la boca de sus propios delegados la noticia. La clase obrera había conquistado la jornada de las 8 horas de trabajo para todas las industrias y había sido reconocido también el derecho de negociar un incremento salarial, que sería negociado por cada rama por separado.

LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA Y EL CAMPESINADO REQUIEREN SU VANGUARDIA POLÍTICA, ORGANIZADA Y COMBATIVA.

Las jornadas desarrolladas por el naciente proletariado peruano, demostraron la necesidad de avanzar en la organización clasista de la clase obrera, desde las tribunas de “El tiempo” José Carlos Mariátegui y Cesar Falcón habían reproducido los manifiestos que los trabajadores deseaban comunicar como parte de su lucha. El diario sufrió una clausura temporal, por el activo apoyo que brindaba a los huelguistas. El acercamiento de la clase obrera con Mariátegui permitió que los más destacados cuadros se aproximaran a la tarea de organización la vanguardia de la clase obrera peruana, dentro de los cuales se encontraba Julio Portocarrero, dirigente Textil de la Federación de Vitarte.

La influencia de la Revolución de octubre de 1917, la Fundación de la III Internacional, el desarrollo de la lucha de clases en el Perú, generaron las condiciones para que obreros, campesinos e intelectuales honestos sentaran las bases de la construcción del Partido del Proletariado.

El 07 de octubre de 1928, José Carlos Mariátegui, Ricardo Martínez de la Torre, los obreros Julio Portocarrero, Avelino Navarro, Hinojosa, Borja y Bernardo Reyman acuerdan fundar el Partido Socialista, que en lo sucesivo trabajaría para organizar de manera clasista el proletariado peruano y de constituirse en su vanguardia política.

El 20 de mayo de 1930 en una huerta del campesino Juan H. Pévez Oliveros, el Partido Socialista acuerda denominarse Partido Comunista tras la aprobación de las tesis de adhesión a la Tercera Internacional elaboradas por Mariátegui y las bases que se habían planteado en el Programa del Partido:

“El C.C. del Partido Adhiere a la III Internacional y acuerda trabajar por obtener esta misma adhesión de los grupos que integran al Partido. La ideología que adoptamos es la del marxismo – leninismo militante y revolucionario, doctrina que aceptamos en todos sus aspectos, filosófico y económico – social. Los métodos que sostenemos y propugnamos son los del socialismo revolucionario ortodoxo. No solo rechazamos sino que combatimos en todas sus formas los métodos y las tendencias de la socialdemocracia y de la II Segunda Internacional”.

En el Programa del Partido, se señala:

 “La praxis del socialismo marxista en este periodo es la del marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú lo adopta como su método de lucha”

 El 20 de agosto de 1935, el VII Congreso de la Internacional Comunista adopta el acuerdo de “a) aceptar a los partidos comunistas de Indochina, Filipinas, Perú, Colombia, Costa Rica, Puerto Rico y Venezuela, como secciones de la Internacional Comunista”

POR UNA INTERNACIONAL MARXISTA – LENINISTA.

La búsqueda de los revolucionarios peruanos de una orientación clara en el desarrollo de la lucha de clases hizo que sus primeras lecturas del marxismo, la influencia de la revolución de octubre de 1917 y la constatación práctica de lo que vivía la clase obrera y el campesinado peruano; lleve a tener la idea inicial de forjar el partido de la clase obrera, por eso se fundó el Partido Socialista, se esbozó el primer programa de la revolución peruana y se plantearon las tesis de afiliación a la Internacional Comunista.

Pese a discrepancias iniciales con la Sección Latinoamericana de la Internacional Comunista asentada en Buenos Aires, los comunistas peruanos entendieron que su nivel de asimilación de la teoría marxista-leninista estaba en formación y que debían aproximarse al entendimiento más cabal de la ciencia de los intereses de la clase obrera, sin perder jamás de vista las condiciones y particularidades del desarrollo histórico peruano.

Hoy, los comunistas peruanos, como sección de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas – CIPOML, nos afirmamos en que es necesario sentar las bases para la construcción de una Internacional Marxista – Leninista, que responda a las condiciones actuales del desarrollo del movimiento y que lleve adelante lo señalado por Lenin tras la fundación de la III Internacional: “La importancia histórica universal de la III Internacional, la Internacional Comunista, reside en que ha comenzado a llevar a la práctica la consigna más importante de Marx, la consigna que resume el desarrollo secular del socialismo y del movimiento obrero, la consigna expresada en este concepto: dictadura del proletariado.”

La era de las revoluciones proletarias y la dictadura del proletariado fue inaugurada con la Revolución de Octubre de 1917, nos toca a los comunistas de ahora, acerarnos en la forma bolchevique de trabajo y en la organización de la clase trabajadora para la asimilación cada vez más completa de la ciencia marxista – leninista, para llevar a cabo la gran hazaña de superar la “prehistoria de la humanidad”.

  ¡Viva el Centenario de la Internacional Comunista!

¡Viva el Centenario de la Conquista de la Jornada de las 8 horas en el Perú!

¡Viva la lucha de la clase obrera, el campesinado y los pueblos por su liberación nacional y social!

Abril de 2019

BP del CC. del

Partido Comunista Peruano (marxista-leninista)

La Revolución de Octubre y la Construcción del Socialismo

La era de las revoluciones proletarias acaba de empezar. La aparición del socialismo representa una necesidad histórica que emana del propio desarrollo objetivo de la sociedad. Esto es algo inevitable. Las contrarrevoluciones que se han producido, los obstáculos que salen al paso pueden prolongar por cierto tiempo la vida al caduco sistema explotador, pero son impotentes para contener el avance de la sociedad humana hacia su porvenir socialista”

(Enver Hoxha, El eurocomunismo es anticomunismo)

Uno de los aportes más importantes de la Revolución de Octubre, para los trabajadores y pueblos del mundo, es la experiencia de la construcción del Socialismo, basado en el entendimiento cabal: de las leyes de desarrollo social, la misión histórica de la clase obrera y sus fuerzas aliadas, el papel de dirección del Partido Comunista, de la revolución para el derrocamiento de la burguesía y la destrucción de su Estado, de la necesidad de implantar y ejercer la dictadura revolucionaria del proletariado como expresión estatal que medie la transición del capitalismo al comunismo, dentro de otros elementos, de los cuales consideramos estos más importantes.

Se han difundido muchas falsedades sobre el Socialismo, la burguesía ha jugado su papel en el marco de la lucha ideológica, contando con sus aliados socialdemócratas que desde la caída del revisionismo en la ex Unión Soviética sostuvieron que el “socialismo ha fracasado”, era la “socialización de la pobreza”, “la anulación de la iniciativa personal y la competitividad”, “el control excesivo de la forma de vivir”, “el arrebato de la propiedad en general”, “si tienes dos vacas el socialismo te quita una para dársela a otro”, “en el socialismo se mantiene a los ociosos”, “el socialismo es un régimen policiaco”; dentro de otras falsedades que se repiten de manera constante por la prensa y se reproducen en las conversaciones diarias de la gente, se perciben en los comentarios de los jóvenes que en la mayoría de casos se consideran “apolíticos”, lo que nos muestra que en la lucha ideológica la burguesía nos ha ganado al sector mayoritario de la población y ha politizado al pueblo entorno a sus intereses de clase para apuntalar la conservación del sistema capitalista como la “forma más avanzada de democracia” aplicando el principio de propaganda sucia de Joseph Goebbels “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creará”. El apoliticismo no existe como tal ya que todo tiene un sello de clase, la ciencia, la filosofía, la música, el arte, la educación, todo está suscrito a la lucha de clases y la difusión del “apoliticismo” se da en interés de conservar el statu quo social.

Las mentiras de la propaganda burguesa tienen por objetivo anular la disposición de los trabajadores y los pueblos a luchar por el Socialismo como alternativa política, económica y social; para que no busquen acabar con la dictadura de la burguesía, con la explotación del hombre por el hombre, la ruina y la depauperación de los trabajadores, para no acabar con la guerras de agresión entre las potencias imperialistas y contra los pueblos, para que no luchen contra la imposición de los costos de la crisis sobre sus espaldas, para que no luchen contra la privación y precarización del empleo y que además perciban con normalidad el arrebato de las riquezas nacionales por las potencias imperialistas, la mercantilización de los derechos que hacen inaccesibles a sus hijos la educación, salud, seguridad social y recreación.

Para rebatir la propaganda burguesa citamos algunos artículos de la Constitución de la URSS de 1936, que como ninguna otra república burguesa establece en su Carta Magna la alternativa para el desarrollo de los pueblos una vez socializados los medios de producción y teniendo la clase obrera el poder político del Estado.

Sobre “el arrebato de la propiedad en general”, “si tienes dos vacas el socialismo te quita una para dársela a otro”.

Artículo 10.- La ley protege el derecho de los ciudadanos a la propiedad personal de los ingresos y ahorros procedentes de su trabajo, la vivienda y la hacienda doméstica auxiliar, los objetos de uso doméstico, de consumo y de comodidad personal, así como el derecho de herencia de la propiedad personal de los ciudadanos.

Este artículo que tiene completa claridad, está en correspondencia con lo señalado por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista sobre la propiedad personal, que rebaten las falsedades de la burguesía que difunde que el socialismo-comunismo te confisca todo tipo de propiedad para que el pueblo tema la revolución proletaria y los explotadores y expropiadores burgueses no sean expropiados, “El comunismo no priva a nadie del poder de apropiarse productos sociales; lo único que no admite es el poder de usurpar por medio de esta propiedad el trabajo ajeno” (Manifiesto Comunista, Marx y Engels.)

Sobre la “socialización de la pobreza”, la Constitución Soviética señala:

Artículo 11.- La vida económica de la URSS es determinada y dirigida por el plan estatal de economía nacional, cuyos fines son: aumentar la riqueza social, elevar continuamente el nivel material y cultural de los trabajadores, fortalecer la independencia de la URSS y acrecentar su capacidad defensiva.

La materialización de este artículo está demostrado en el desarrollo logrado por la Unión Soviética que estuvo en muchas ocasiones a la par del desarrollo técnico e industrial de las grandes potencias capitalistas, lo que le permitió al proletariado internacional tener un punto de apoyo para su avance revolucionario.

En el socialismo se mantiene a los ociosos”, al respecto la Constitución de 1936 muestra la nueva concepción que se va forjando sobre el trabajo después de la revolución proletaria y la posibilidad de conseguir el pleno empleo como resultado de la planificación económica, la diversificación y el desarrollo de las fuerzas productivas, sobre la base de la ley de desarrollo armónico de la economía nacional.

Artículo 12.- El trabajo es en la URSS una obligación y una causa de honor de cada ciudadano apto para el mismo, de acuerdo con el principio de «el que no trabaja, no come».

En la URSS se cumple el principio del socialismo: «De cada uno, según su capacidad; a cada uno, según su trabajo».

Artículo 118.- Los ciudadanos de la URSS tienen derecho al trabajo, es decir, a obtener un trabajo garantizado y remunerado según su cantidad y calidad. Garantizan el derecho a trabajo la organización socialista de la economía nacional, el crecimiento constante de las fuerzas productivas de la sociedad soviética, la eliminación de la posibilidad de crisis económicas y la supresión del paro forzoso.

Sobre el “socialismo como régimen policiaco” y “el control excesivo de la forma de vivir”: podemos señalar que el régimen policiaco y de terror es un invento de la burguesía para achacarle al socialismo lo que pasa en realidad en las repúblicas “democráticas” burguesas donde se reprime a la población que sale a protestar por mejorar sus condiciones materiales de existencia, se prohíbe el uso de espacios públicos para los mítines populares, se proscribe la literatura revolucionaria, se usa a los aparatos inteligencia para seguir e inventar delitos para los dirigentes populares; solo en los países socialistas se ha estimulado la organización y participación popular para la construcción de la nueva sociedad, al respecto Constitución soviética señala:

Artículo 125.- De conformidad con los intereses de los trabajadores y a fin de consolidar el régimen socialista, la ley garantiza a los ciudadanos de la URSS:

a) la libertad de palabra;

b) la libertad de imprenta;

c) la libertad de reunión y de mítines;

d) la libertad de desfiles y manifestaciones en las calles.

Garantizan estos derechos de los ciudadanos el que los trabajadores y sus organizaciones disponen de las imprentas, existencias de papel, edificios públicos, calles, medios de comunicación y otras condiciones materiales necesarias para su ejercicio.

Artículo 127.- Los ciudadanos de la URSS tienen garantizada la inviolabilidad personal. Nadie puede ser detenido sino por decisión del tribunal o con sanción del fiscal.

Artículo 128.- La ley protege la inviolabilidad del domicilio de los ciudadanos y el secreto de la correspondencia.

Artículo 129.- La URSS concede el derecho de asilo a los ciudadanos extranjeros perseguidos por defender los intereses de los trabajadores, por sus actividades científicas o por su lucha de liberación nacional.

Artículo 130.- Todo ciudadano de la URSS tiene el deber de observar la Constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cumplir las leyes, acatar la disciplina de trabajo, cumplir honradamente con sus obligaciones sociales y respetar las reglas de convivencia socialista.

Sobre “la anulación de la iniciativa personal y la competitividad”, es otra falsedad de la burguesía que busca también achacar al socialismo. En el sistema capitalista la iniciativa y la competitividad de la pequeña producción es anulada por el dominio de los monopolios y su interés de acapararlo todo, que impide el desarrollo de las fuerzas productivas y la ciencia si esta va contra su interés económico.

La revolución y la construcción del socialismo es uno de los procesos donde la iniciativa, la crítica y la autocrítica y la creatividad se desarrollan en niveles no vistos con anterioridad, pues la clase trabajadora emprende la inmensa tarea de construir una nueva sociedad, la emulación y la competitividad, son elementos que influyen en la calificación del trabajo y le dan mejores mejores condiciones para su reorganización, al respecto Lenin aclara: “Lejos de apagar la emulación, el socialismo, por el contrario crea, por vez primera, la posibilidad de aplicarla en escala verdaderamente amplia, verdaderamente masiva, crea la posibilidad de hacer realmente que la mayoría de los trabajadores entren en la liza (a la pelea) de una actividad que les permita manifestarse en todo su valor, desarrollar sus capacidades, revelar talentos que en el pueblo forman un manantial inagotable y que el capitalismo pisoteaba, oprimía y ahogaba por miles de millones. (Lenin)

Lo que no le interesa difundir a la propaganda burguesa, son las conquistas que logró la clase obrera en la URSS para los hombres y mujeres del pueblo trabajador, en la perspectiva de mejorar sus condiciones materiales y culturales, dentro de algunos elementos:

Artículo 119.- Los ciudadanos de la URSS tienen derecho al descanso. Garantizan el derecho al descanso la jornada laboral de siete horas para los obreros y empleados y su reducción a seis horas para las profesiones cuyas condiciones de trabajo son difíciles, y a cuatro horas en las secciones en que dichas condiciones son especialmente difíciles; las vacaciones anuales pagadas para los obreros y empleados, y la existencia de una extensa red de sanatorios, casas de descanso y clubs, puestos a disposición de los trabajadores.

Artículo 120.- Los ciudadanos de la URSS tienen derecho a la asistencia económica en la vejez, así como en caso de enfermedad y de pérdida de la capacidad de trabajo. Garantizan este derecho el amplio desarrollo de los seguros sociales de los obreros y empleados a cargo del Estado, la asistencia médica gratuita a los trabajadores y la existencia de una extensa red de balnearios puestos a disposición de los trabajadores.

Artículo 121.- Los ciudadanos de la URSS tienen derecho a la instrucción. Garantizan este derecho la enseñanza general y obligatoria de ocho grados, la gran amplitud de la enseñanza media politécnica general, de la enseñanza profesional y técnica, y de la enseñanza media especializada y superior, basadas en la vinculación del estudio con la vida, con la producción; el fomento máximo de la enseñanza nocturna y por libre, la gratuidad de toda clase de enseñanza y el sistema de becas del Estado; la enseñanza en las escuelas en la lengua materna, y la organización en las fábricas, sovjoses y koljoses de la enseñanza gratuita fabril, técnica y agronómica para los trabajadores.

Artículo 122.- La mujer tiene en la URSS iguales derechos que el hombre en todos los dominios de la vida económica, pública, cultural, social y política. Garantizan el ejercicio de estos derechos la concesión a la mujer de los mismos derechos que al hombre en materia de trabajo, salario, descanso, seguros sociales e instrucción; la protección de los derechos de la madre y del niño por el Estado; la ayuda del Estado a las madres de prole numerosa y a las madres solas; la concesión a la mujer de vacaciones pagadas en caso de embarazo, y una extensa red de casas de maternidad, casas-cuna y jardines de la infancia.

Artículo 123.- Es ley inviolable la igualdad de derechos de los ciudadanos de la URSS, sin distinción de nacionalidad ni de raza, en todos los dominios de la vida económica, pública, cultural, social y política…

En la época del imperialismo y las revoluciones proletarias, el capitalismo como sistema no es alternativa para la materialización de las aspiraciones de la clase obrera y los pueblos; no puede generar pleno empleo, desarrollar consecuentemente la iniciativa y la competitividad, acabar con las crisis, dejar de azuzar y organizar guerras, está incapacitado para acabar con la corrupción, la delincuencia, la explotación, y mucho menos todavía usando su carta fascista.

Los trabajadores debemos aprestarnos de manera más decidida en las tareas de la revolución de liberación nacional y por el Socialismo.

I.- LA REVOLUCIÓN SOCIAL DEL PROLETARIADO, PREMISA PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO Y SU VIGENCIA.

La revolución social del proletariado implica el cambio violento de las estructuras sociales y de las relaciones de propiedad de la sociedad burguesa, se da paso a la expropiación de las clases explotadoras y la conquista del poder político por el proletariado, como la clase más avanzada que se propone la transformación radical de la sociedad y la supresión de toda forma de explotación del hombre por el hombre.

La conquista del poder por el proletariado no es una conquista “pacífica” preparada por la maquina estatal burguesa mediante la obtención de la mayoría parlamentaria. La burguesía emplea todos los medios de violencia y terror para conservar y consolidar su propiedad conquistada por el robo y su dominación política. Como en otro tiempo la nobleza feudal, no puede ceder a una nueva clase el sitio histórico que ocupa sin una lucha encarnizada y desesperada. Por esto la violencia de la burguesía puede ser destruida mediante la violencia severa del proletariado (Programa y Estatutos de la Internacional Comunista, 1928)

En el proceso de organizar y hacer la revolución socialista, el proletariado que ha dejado ya de ser una clase en sí para convertirse en clase para sí cuenta con su Estado Mayor, con su vanguardia combatiente, la máxima expresión organizada de su interés de clase, el Partido Comunista que dirige el proceso revolucionario como único representante de los intereses políticos de la clase obrera, a través del cual se implanta y se ejerce el Poder Popular en la Dictadura del Proletariado.

En la realización de la revolución proletaria no se puede prescindir de la dirección del Partido Comunista ni la participación activa de la clase trabajadora y el papel hegemónico de la clase obrera. No existe en el mundo medio capaz de liberar en el acto a los pobres de la ciudad y del campo de la necesidad de trabajar para los ricos. El pueblo trabajador no puede confiar más que en sí mismo, no puede contar con nadie más que consigo mismo. Nadie le librará de la miseria si no se libra de ella él mismo. Nadie le liberará de la miseria si no se libra de ella él mismo. Y para librarse, los obreros deben unirse en todo el país, en toda Rusia, en una asociación, en un partido. (Lenin)

La revolución proletaria no es resultado del acto espontáneo de las masas, del voluntarismo, de la radicalización producto de la indignación individual de los intelectuales, de las acciones efectistas de la pequeña burguesía, sino es una irrupción organizada y articulada por el Partido Comunista, que como representante de los intereses de la clase obrera extiende su labor de educación, organización y movilización de las masas populares a fin de aprestarlas para el combate por su liberación. Lenin señalaba sobre la insurrección, “Para poder triunfar, la insurrección debe apoyarse no en una conjuración, no en un partido, sino en la clase más avanzada. Esto en primer lugar. La insurrección debe apoyarse en el auge revolucionario del pueblo. Esto en segundo lugar. La insurrección debe apoyarse en aquel momento de viraje en la historia de la revolución ascensional en que la actividad de la vanguardia del pueblo sea mayor, en que mayores sean las vacilaciones en las filas de los enemigos y en las filas de los amigos débiles, a medias, indecisos, de la revolución. Esto en tercer lugar. Estas tres condiciones, previas al planteamiento del problema de la insurrección, son las que precisamente diferencian el marxismo del blanquismo1”.

La revolución proletaria es el resultado de las leyes de desarrollo social, de la lucha de clases como motor de la historia que desde el surgimiento de las clases escala nuevos estadios hasta la extinción misma de estas a través de la destrucción del estado burgués y el ejercicio de la dictadura del proletariado, Marx en una carta dirigida a Joseph Weydemeyer en 1852 señalaba: “Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases”

Las aseveraciones de Marx en la introducción a su obra Contribución a la crítica de la economía política aseguraba: “En una fase determinada de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que se expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas evolutivas de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de estas fuerzas. Entonces se abre una época de revolución social. El cambio que se ha producido en la base económica trastorna más o menos lenta o rápidamente toda la colosal superestructura”, fueron enriquecidas por Lenin, quien haciendo un estudio del imperialismo como fase superior y última del desarrollo del sistema capitalista, descubrió la ley del desigual desarrollo económico y político del capitalismo, que de acuerdo al alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y el alto grado de socialización de la producción a escala mundial, “es posible que la victoria del socialismo empiece por unos cuantos países capitalistas o incluso por un solo país capitalista”. Habiendo constatado que en la época del imperialismo la economía mundial se enlazaba como una cadena, “donde se podría desencadenar una revolución allí donde el eslabón sea más débil”.

Frente a lo que la burguesía señala entorno al “carácter fantasioso y quimérico” del socialismo, nos afirmamos en señalar que el socialismo no es un invento de los marxistas, es un estadio social por el que pasa la humanidad producto de leyes objetivas, de las contradicciones que se generan entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, entre la socialización de la producción y la apropiación capitalista cada vez más en pocas manos, la lucha de clases que se desenvuelve ajeno a nuestra voluntad pero que requiere de nuestra participación consciente para enterrar al capitalismo-imperialismo y abrir el paso a la construcción de lo nuevo, del Socialismo en tránsito a la sociedad comunista sin clases.

III.- PRINCIPIO Y LEY DE LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO

El socialismo solo se puede construir una vez conquistado el poder político del estado por la alianza obrero-campesina, con la conducción del Partido Comunista, quienes ejercen la Dictadura del Proletariado para vencer la resistencia de la clase capitalista, Marx señalaba al respecto. “Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media un período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este periodo corresponde también un periodo político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado” (Crítica del Programa de Gotha, Marx)

Lenin ampliando la definición sobre la dictadura del proletariado y planteando las tareas inmediatas del poder soviético, una vez socializados lo medios de producción y aplastada la resistencia de la burguesía, se establece la necesidad de organizar a los campesinos y el proletariado agrícola en cooperativas de producción, ejercer el control obrero y la administración en las fábricas, acabar con el analfabetismo y avanzar en educación técnica para los trabajadores, la reorganización del trabajo y el incremento de la productividad; la electrificación para toda Rusia, la industrialización que después desarrolla Stalin, señala: La dictadura del proletariado- como ya he dicho más de una vez…, no es sólo el ejercicio de la violencia sobre los explotadores, ni siquiera es principalmente violencia sobre los explotadores, ni siquiera es principalmente violencia. La base económica de esta violencia y de su éxito, está en que el proletariado representa y pone en práctica un tipo más elevado de organización social del trabajo que el capitalismo. Esto es lo esencial. En ello radica la fuerza y la garantía del triunfo inevitable y completo del comunismo… (Una gran iniciativa, Lenin)

El socialismo como la primera fase de la sociedad comunista, donde se propende a terminar con la propiedad privada sobre los principales medios de producción, el poder político de la burguesía y de los males y vicios heredados del sistema capitalista, busca sentar la base material y cultural para la construcción del Comunismo y esto basada en la ley económica fundamental del socialismo que es el de “asegurar la máxima satisfacción de las necesidades materiales y culturales del pueblo, en constante ascenso, de toda la sociedad, mediante el desarrollo y perfeccionamiento ininterrumpidos de la producción socialista sobre la base de la técnica más elevada” (Problemas económicos del Socialismo en la URSS, Stalin). Así mismo, el socialismo tiene un principio sobre el cual construye su sistema económico y la producción de bienes materiales que es el principio de Cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo” y se diferencia de la fase superior de la sociedad comunista en que: “cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y, con ellas, la oposición del trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades!” (Crítica del Programa de Gotha, Marx)

La construcción del socialismo da muestras de su éxito basándose en el entendimiento de la Ley de correspondencia de las relaciones de producción con el carácter de las fuerzas productivas, la ley del desarrollo armónico de la economía nacional que exige la sustitución de las relaciones de producción capitalistas, por las socialistas, la planificación económica, la industrialización del país, el uso racional de los recursos naturales, el incremento de productividad del trabajo y el desarrollo cultural del pueblo trabajador. Resuelve en lo esencial la contradicción entre la ciudad y el campo, el trabajo manual e intelectual, la industria y la agricultura sobre la base de la propiedad socializada y el desarrollo de la técnica en la producción.

IV.- LA EMULACIÓN, LA ORGANIZACIÓN COOPERATIVA, LA NUEVA CONCEPCIÓN SOBRE EL TRABAJO.

La Revolución Socialista de Octubre abre un nuevo escenario para el aprovechamiento del impulso individual y la integración de este al desarrollo colectivo del pueblo trabajador, sobre la base de la propiedad socializada y la elevación del nivel cultural del pueblo trabajador, con el fin de llevar a cabo esta propuesta los bolcheviques se nutrieron de la iniciativa de la clase trabajadora e impulsaron la emulación socialista del cual Lenin refiere: Ahora adquieren la posibilidad de manifestarse, amplia y realmente de un modo general, el espíritu emprendedor, la emulación y la iniciativa audaz….. es ahora, y sólo ahora, campo de acción donde el hombre del trabajo puede manifestarse en todo su valor, enderezar un poco el espinazo, erguirse, sentirse hombre. Por primera vez, después de siglos trabajando para los demás, bajo el yugo, para los explotadores, se tiene la posibilidad de trabajar para sí mismo y de trabajar beneficiándose de todas las conquistas de la cultura y de la técnica más moderna”. (Cómo debe organizarse la emulación, Lenin)

Lenin rebatiendo las formulaciones de la burguesía que pese a haberse dado en su oportunidad la siguen repitiendo para confundir a las nuevas generaciones, señala: “El capitalismo ha sustituido hace ya mucho tiempo la pequeña producción independiente de mercancías, en que la competencia podía, en proporciones más o menos amplias, desarrollar el espíritu emprendedor, la energía, la iniciativa audaz, por la producción industrial en grande y en grandísima escala, por las sociedades anónimas, por los consorcios y demás monopolios. La competencia significa, en este tipo de capitalismo, el aplastamiento inauditamente feroz del espíritu emprendedor, de la energía, de la iniciativa audaz de la masa de la población, de su inmensa mayoría, del 99% de los trabajadores; significa también la sustitución de la emulación por la pillería financiera, el nepotismo, el servilismo en los peldaños más elevados de la escala social. (Cómo debe organizarse la emulación, Lenin)

Uno de los rasgos notables de la emulación socialista, es el de haber provocado un cambio radical en la actitud de los hombres hacia el trabajo que dejaron de concebirla como carga pesada y humillante que era antes, para convertirla en un asunto de dignidad, de heroísmo, de valentía, de gloria y de función propia del organismo sano. La emulación socialista baso su acción en los principios de la colaboración y de la ayuda mutua socialista de los trabajadores, de la ayuda de los trabajadores avanzados a los trabajadores atrasados, con el fin de lograr un auge general, se planteó como medida para combatir la rutina, la inercia y el burocratismo.

La emulación socialista en la URSS pasó por diversas etapas, teniendo como expresión inicial a los sábados comunistas donde los obreros de ferroviarios de Moscú-Kazán trabajaban sin retribución para la República utilizando las horas libres de los sábados durante la guerra civil, pasando por el trabajo de choque del primer quinquenio y el movimiento stajanovista del segundo. El movimiento stajanovista señaló una etapa nueva en la historia de la emulación, puesto que reposa antes que nada, en la nueva técnica debida a la industrialización socialista. Este movimiento engendró una elevada productividad de trabajo, y suministró una prueba evidente de la superioridad del socialismo sobre el capitalismo.

Con la dirección y el sostén asegurados del Partido Comunista, la emulación socialista fue la fuente inagotable de iniciativa y el espíritu de creación del pueblo trabajador, así mismo sentó las bases para el florecimiento de la cultura socialista.

V. LA REVOLUCIÓN CULTURAL PROLETARIA EN EL SOCIALISMO

El papel de organizador de la nueva sociedad que le corresponde al proletariado, presupone la base material que lo sustente y la elevación cultural que le permita entender mejor las leyes sociales a las cuales debe tratar de dominar y usarlas en su interés; así también necesita de la formación del hombre nuevo con moral comunista que avance hacia la realización plena de la misión histórica del proletariado, acabar con las clases sociales y construir el comunismo. Es una premisa indispensable del progreso de las formas socialistas de la economía y de la elevación del nivel cultural del proletariado, el cual transforma su propia naturaleza, se convierte en elemento directos en todos los aspectos de la vida de la sociedad, arrastra a dicho proceso de transformación a las otras clases y, con ello, prepara el terreno para la eliminación de las clases en general.

La denominación “revolución cultural proletaria” no debe ser usado para encubrir la disputa de poder entre camarillas revisionistas como pasó en China en 1966. Sino debe entenderse como un proceso donde la clase obrera en el poder está consciente de la necesidad y preparada para dar el siguiente paso basándose en la ciencia materialista dialéctica, en el impulso de la técnica y el desarrollo de las fuerzas productivas; por lo que debe romper con los paradigmas ideológicos que se heredan de la sociedad capitalista, romper con los vestigios de las relaciones que ataban al Estado con la iglesia, reorganizar el trabajo completamente sobre bases socialistas, estimular la participación del pueblo en el quehacer político, la difusión de la crítica y la autocrítica y combate a los vestigios del pensamiento burgués y pequeñoburgués, etc.

La experiencia de la construcción del socialismo en la Unión Soviética alumbra la lucha de los pueblos en las tareas de la conquista del poder político y la construcción de la nueva sociedad, este es uno de los legados más importantes que heredamos de la Revolución de Octubre, los comunistas marxista-leninistas debemos tomar como un aporte inicial esta experiencia, entender sus avances y limitaciones, para recrear de acuerdo a nuestra propia realidad la construcción del socialismo que no debe ser ni calco ni copia ni invento trasnochado producto de la buena voluntad de las personas sino que su construcción debe estar basada en el estudio de nuestra realidad, el entendimiento de las leyes de desarrollo social, en la aplicación creadora de las verdades universales del marxismo-leninismo a nuestra realidad concreta y la acción de la clase obrera y su Partido Comunista marxista-leninista.

CC. del PCP (m-l)

Septiembre, 2017

1 Engels en referencia al blanquismo critica, a la vez, su táctica conspiradora, su voluntarismo, su absoluta negación de cualquier compromiso en la marcha de la lucha revolucionaria del proletariado.