El Centenario de la Revolución Socialista de Octubre

Hace 100 se inauguró la época de las revoluciones proletarias y del derrumbe del imperialismo con estruendo de cañones del crucero Aurora enfilados al Palacio de Invierno del Zar, el 25 de octubre de 1917 (07 de noviembre según el calendario gregoriano), se consolidó la conquista del poder político en Rusia con la Revolución Socialista de Octubre, hazaña realizada sobre la alianza de obreros, soldados y campesinos dirigidos por el Partido Comunista bolchevique, con su jefe Lenin a la cabeza, que derrocaron al zarismo, al gobierno provisional burgués e instauraron el Estado Socialista Soviético, un nuevo tipo de Estado que abolió la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, para otorgarla al disfrute de los campesinos y nacionalizarla, expropió a los capitalistas, puso término a la guerra conquistando la paz y obtuvo tregua necesaria para la construcción del sistema de los trabajadores, el Socialismo.

Las causas que precipitaron la revolución proletaria rusa giraron en torno a la experiencia revolucionaria que había ganado la clase obrera que participó, cumpliendo su papel de fuerza fundamental de la revolución, en 3 revoluciones sucesivas. El marco de la Primera Guerra Mundial caracterizada por Lenin como una guerra imperialista de rapiña y anexionista, tras la cual las potencias imperialistas por primera vez se habían repartido los mercados del mundo, otro factor fundamental para el triunfo de la clase obrera fue la experiencia revolucionaria del Partido de nuevo tipo que supo dirigir y educar a las masas en base a su experiencia de lucha para barrer con el oportunismo, socialpacifismo, socialchovinismo, la traición de los partidos de la Segunda Internacional, y concretar la tarea revolucionaria, que según precisó Lenin obedece a condiciones concretas que están más allá del deseo voluntario de una persona.

La ley fundamental de la revolución con-firmada por todas las revoluciones del siglo XX, consiste en lo siguiente: para la revolución no basta con que las masas explotadas y oprimidas tengan conciencia de la imposibilidad de seguir viviendo como viven y exijan cambios; para la revolución es necesario que los explotadores no puedan seguir viviendo y gobernando como viven y gobiernan. Solo cuando los de abajo no quieran y los de arriba no pueden seguir viviendo a la antigua, solo entonces puede triunfar la revolución”

Este proceso histórico reafirmó el desarrollo del marxismo en unas nuevas condiciones. El leninismo como teoría y táctica de la revolución proletaria en general y la teoría y táctica de la Dictadura del Proletariado en particularidad, surgida como doctrina revolucionaria del proletariado en el periodo del capitalismo agonizante, en la que las contradicciones intrínsecas a su sistema determinan el derrumbe del imperialismo como etapa superior y última del capitalismo, así mismo reafirma la vigencia de la dirección proletaria del Partido Comunista como partido de nuevo tipo que asume la labor de vanguardia organizada y combatiente de la clase obrera y los pueblos, por el Socialismo y el Comunismo.

La revolución rusa fue la confirmación de las tesis planteadas por Lenin, en oposición a los dogmas sustentados hasta entonces por los partidos de la Segunda Internacional, que negaban la posibilidad del triunfo de la revolución en un país que no estaba lo suficientemente industrializado o donde el proletariado aún no constituía la aplastante mayoría. Lenin señala que estas condiciones no son obligatorias para que triunfe la revolución; pues, la revolución ya no puede ser analizada desde una perspectiva netamente nacional sino desde el análisis de la economía mundial en su conjunto y que la revolución triunfará allí donde la cadena del imperialismo sea más débil y desencadenará la Revolución Proletaria Mundial. Desechando de esta manera la tesis de la revolución permanente del trotskismo, utilizada para oponerse a la insurrección popular revolucionaria de Octubre.

Bibliografía: Historia del Partido Comunista Bolchevique de la URSS.

Fundamentos del Leninismo. Stalin.

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