Declaración del 22 Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina

Vigencia del pensamiento revolucionario de Carlos Marx
Son muchas las ocasiones en que los defensores del capitalismo han proclamado la obsolescencia del marxismo y de la posibilidad cierta del triunfo de la revolución social del proletariado. Desde su surgimiento, hace más de siglo y medio, hablan del fracaso del socialismo y –metafóricamente hablando– no se cansan de celebrar sus exequias. Sin embargo, doscientos años después del nacimiento de Carlos Marx, sus ideales recorren el planeta con la misma o mayor fuerza que cuando los comunistas proclamaron su llamado a conquistar un mundo con libertad y equidad.
La genialidad de Carlos Marx y Federico Engels entregó a la humanidad una cosmovisión científica del mundo que permite interpretar y entender todos los fenómenos que se presentan en la sociedad, la naturaleza y el pensamiento. El carácter científico del conocimiento universal tiene como sustento la dialéctica materialista y el desarrollo que las ciencias experimentan demuestran que este método es el correcto.
Los progresos que en la ciencia y la técnica se producen de manera constante los previó Marx como un fenómeno histórico imprescindible en un determinado estadio de desarrollo de la humanidad y éstos tienen un profundo contenido filosófico, pues, es una forma concreta de la relación dialéctica entre la teoría y la práctica, una confirmación que la primera alumbra el accionar de la sociedad.
El marxismo revolucionó la concepción de la historia universal. Donde los estudiosos de la época veían el azar, la casualidad, la voluntad individual convertida en realidad, Marx descubrió leyes objetivas que explican los procesos de desarrollo y decadencia de las sociedades, la temporalidad de las mismas; miró en la lucha de clases y en la acción de las masas la locomotora que arrastra la historia. Puso al descubierto la esencia del capitalismo, sus contradicciones internas y sus manifestaciones, los momentos de su desarrollo y los momentos de crisis, la configuración social que este sistema engendra, la conversión de todo –incluyendo la fuerza de trabajo– en mercancía, el punto nodal de la reproducción del capital: la extracción de plusvalía. La precisión de su análisis lleva a que hoy, en condiciones del desarrollo del capitalismo en su etapa imperialista, inclusive quienes no se identifican con el marxismo busquen en sus escritos la interpretación y respuestas a fenómenos actuales, como la crisis económica del 2008.
Un reducido número de personas y grupos monopólicos concentran las riquezas a nivel mundial, mientras millones de seres humanos no alcanzan a resolver su sustento diario; el carácter social de la producción y la apropiación individual de lo producido se encuentra en la base de este fenómeno. Ningún “modelo” económico de la burguesía y el oportunismo ha podido, ni podrá, solucionar esta secuela del capitalismo. No se puede poner fin a la explotación entre los seres humanos si no es a condición de abolir la propiedad privada sobre los medios de producción, para lo cual, “el primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante” para “ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital”.
Por eso, la revolución social del proletariado tiene un carácter internacional en su contenido, aunque en su forma se desarrolle en cada uno de los países; por ese mismo motivo las luchas de los trabajadores y los pueblos que se desenvuelven en todos los puntos del planeta las asumimos como nuestras y las alentamos con nuestra solidaridad, con nuestro espíritu internacionalista.
El marxismo no ha caducado. Tiene plena vigencia porque en su concepción se plantea por sí mismo su continua actualización conforme a los cambios que se operan en el entorno económico, político y social. Debemos fortalecer nuestros partidos y organizaciones como vanguardias revolucionarias y desplegar mayores esfuerzos para integrar el marxismo leninismo a la realidad concreta en la que desarrollamos nuestra lucha, para dar una respuesta justa a los problemas que la organización de la revolución social del proletariado nos impone.
El marxismo es patrimonio de los trabajadores y los pueblos, tienen en él un instrumento que guía su lucha, en cualquiera de las formas que las circunstancias obligan, para alcanzar la emancipación de la explotación y opresión, para poner fin a todo tipo de dependencia imperialista y dominación colonial. Nosotros lo levantamos en alto con la convicción de su fortaleza científica, de su fuerza revolucionaria.
Contra los vientos que sopla la reacción y el oportunismo, la semilla de Marx se esparce por todo el planeta y el árbol de la revolución florece en la consciencia, en la lucha de los trabajadores, los campesinos, la juventud, las mujeres y los pueblos; cubriremos el mundo con la fraternidad, la solidaridad, la libertad, la equidad social, con las rojas banderas de la revolución proletaria mundial.
Quito, julio de 2018
Partido Comunista Revolucionario de Argentina
Partido Comunista Revolucionario – Brasil
Unión de la Juventud Rebelión – Brasil
Unidad Popular – Brasil
Partido Comunista de Colombia (marxista­–leninista)
Partido del Trabajo Estadounidense
Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador
Juventud Revolucionaria del Ecuador
Frente Popular – Ecuador
Unidad Popular – Ecuador
Unión General de Trabajadores del Ecuador
Mujeres por el Cambio – Ecuador
Coordinadora Sindical Salvadoreña
Consejo Nacional de los Comités Populares de Martinica
Partido Comunista de México (marxista–leninista)
Frente Popular Revolucionario – México
Unión de la Juventud Revolucionaria de México
Partido Comunista Peruano (marxista-leninista)
Partido Socialista Revolucionario de Perú
Comité de Unificación de los Comunistas Marxista Leninistas del Perú
Movimiento 26 de Abril – Puerto Rico
Movimiento Obrero Juvenil los Pitirres – Puerto Rico
Organización Comunista Revolucionaria de Uruguay
Partido Comunista del Trabajo de República Dominicana
Partido Comunista Marxista Leninista de Venezuela
Partido Comunista Revolucionario – Bolivia