Resolución sobre Palestina

La cumbre recientemente celebrada en Egipto anunció un alto el fuego en la guerra de agresión contra el pueblo palestino. Israel, sin embargo, no dudó en violar ese alto el fuego con nuevos ataques y masacres, bajo diversos pretextos.
Si esta solución se inscribe en el marco del plan “Nuevo Oriente Medio” de Trump, que apunta a eliminar la resistencia, también es fruto de dos años de resistencia frente a una guerra de genocidio, que ha provocado decenas de miles de mártires.
Esta situación ha colocado la causa palestina en el centro de la agenda internacional, movilizando a los pueblos amantes de la libertad en todo el mundo y concentrando a un gran número de países en torno a esta causa.
Esta agresión sionista ha revelado la verdadera naturaleza de las grandes potencias imperialistas, en particular los Estados Unidos, y ha puesto de relieve la impotencia y la complicidad de numerosos regímenes árabes e islámicos.

  1. Los partidos de la Conferencia internacional de partidos y organizaciones marxistas-leninistas envían sus saludos llenos de orgullo, reconocimiento y admiración al inquebrantable pueblo palestino, que se aferra a su tierra y lleva a cabo una valiente resistencia nacional en todas sus componentes, así como a todos los frentes de apoyo en Yemen, Líbano e Irak.
  2. Afirman que la resistencia es un derecho legítimo y una respuesta natural a la ocupación y al cerco total de Gaza, a la expansión rampante de los asentamientos, a la anexión y a la agresión en Cisjordania, en Jerusalén y en los territorios ocupados. Esto confirma la justicia y la legitimidad de la lucha del pueblo palestino por la liberación, el retorno de los refugiados y el establecimiento de su Estado nacional independiente en su tierra.
  3. Saludan la postura de la resistencia palestina y libanesa que, frente a la ocupación y a la agresión sionista, continúa tomando las armas.
  4. Saludan a las mujeres y a los hombres de todo el mundo por su notable apoyo a Palestina, a su causa, a su pueblo y a su resistencia, y los llaman a continuar sus esfuerzos de boicot e aislamiento del ocupante, que consideramos fascista, racista e inhumano.
  5. Llaman a las masas y a las fuerzas patrióticas y progresistas del mundo entero a asumir sus responsabilidades en este momento histórico crítico frente a este proyecto que busca remodelar y fragmentar aún más la región con el fin de consolidar el control imperial-sionista.
  6. Rinden un homenaje particular a la clase obrera mundial, en numerosos países imperialistas, que ha boicoteado la carga de armas destinadas al Estado sionista.
  7. Con motivo del 29 de noviembre, Jornada Internacional de Solidaridad con el pueblo palestino, llamamos a los pueblos del mundo a luchar por la paz, a oponerse a la guerra y a defender el derecho de los pueblos a la autodeterminación.

DECLARACIÓN DE LA XXX PLENARIA DE LA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE PARTIDOS Y ORGANIZACIONES MARXISTA-LENINISTAS – CIPOML

Con la responsabilidad política que asumimos como vanguardia revolucionaria de la clase obrera y los pueblos, y comprometidos con fortalecer la lucha para poner fin al capitalismo y luchar por el socialismo, las organizaciones y partidos integrantes de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas (CIPOML) hemos culminado con éxito los trabajos de su XXX Sesión Plenaria.

El análisis objetivo de la realidad mundial nos ha llevado a constatar la profundización de las contradicciones fundamentales de la época, la agudización de la crisis general del sistema capitalista-imperialista y las múltiples secuelas negativas que este impone sobre la vida de los pueblos. Vivimos en un mundo que no ofrece nada bueno a los trabajadores, a la juventud y a las mujeres de los sectores populares; un mundo donde lo viejo se aferra desesperadamente a su poder, aunque esté carcomido por dentro.

La confrontación interimperialista determina el curso de los principales acontecimientos en el escenario internacional. Su creciente agudización no augura nada favorable para los pueblos; por el contrario, provoca la ralentización de la economía mundial, la sobreexplotación de la clase obrera, el aumento del saqueo imperialista, la intensificación de la violencia contra las naciones oprimidas y los países dependientes, el desarrollo de guerras localizadas que pueden ser más frecuentes, y el riesgo real de un conflicto bélico de dimensiones generales.

El sistema capitalista-imperialista, empeñado en extraer el máximo de ganancias y repartirse el dominio del planeta, atenta directamente contra las condiciones de vida y de trabajo de las masas trabajadoras  y los pueblos, y provoca además daños irreparables al medio ambiente.

La decadencia que el imperialismo estadounidense arrastra desde hace años, y su desesperado afán por conservar sus zonas de influencia y proteger los intereses de los grupos monopólicos que sostienen su poder, han intensificado de manera brutal su agresividad, manifestada abiertamente en los terrenos económico, comercial, político y militar, como recientemente miramos en Medio Oriente, África, América Latina y el Caribe.

China es, en la actualidad, la única potencia imperialista con la capacidad y la voluntad de disputar la hegemonía al imperialismo estadounidense. Sin embargo, el reconocimiento mutuo como rivales que compiten por el predominio mundial no elimina las contradicciones que ambos mantienen con otras potencias imperialistas y países capitalistas desarrollados, ni anula las pugnas de estas por conservar sus propias zonas de influencia.

Miramos con preocupación y repudiamos la creciente militarización de la sociedad, que atraviesa los planos económico, político y social. Los gobiernos de las potencias y de muchos países dependientes subordinan sus presupuestos, sus políticas públicas y sus formas de gestión a los preparativos de la confrontación, reforzando aparatos represivos, criminalizando la protesta y normalizando la presencia militar en ámbitos que antes correspondían a la vida civil.

En este contexto, se observa un avance de las fuerzas de derecha y de corte abiertamente fascista, que aprovechan la crisis para promover discursos de odio, restringir derechos, dividir a los trabajadores y los pueblos y apuntalar proyectos autoritarios al servicio del gran capital.

Pero en este mundo, el protagonismo no se encuentra únicamente en los dueños del capital. La clase obrera y los pueblos están librando importantes acciones de protesta, que constituyen una clara muestra del avance de la lucha de clases. Frente al genocidio sionista contra el pueblo palestino, millones de voces se han alzado en todos los continentes, denunciando la barbarie y exigiendo el fin de las relaciones con Israel y la ocupación sionista. Del mismo modo, las políticas de ajuste, el sometimiento a potencias extranjeras, la conculcación de derechos democráticos y otras manifestaciones de la ofensiva reaccionaria han recibido una respuesta firme en las calles. La clase obrera, la juventud, las mujeres y amplios sectores populares se movilizan, rechazan estos ataques y reafirman su determinación de conquistar cambios profundos que mejoren sus condiciones de vida y abran paso a un futuro distinto.

Es evidente la recuperación de la lucha del movimiento de masas en todo el mundo y el creciente protagonismo que en diversos países va adquiriendo la juventud. Y cuando las masas encuentran en el combate el camino para conquistar derechos y enfrentar a sus enemigos de clase, avanzan con mayor decisión, elevan sus niveles de organización y transforman su indignación en fuerza capaz de disputar el rumbo de la sociedad.

Vivimos en un mundo conflictivo, pero así mismo, son tiempos mejores para el trabajo que nuestros partidos y organizaciones desarrollan con la mira puesta en la organización y en el triunfo de la revolución proletaria y el socialismo.

Es un imperativo trabajar por el desarrollo y fortalecimiento de un amplio movimiento antiimperialista y antifascista mundial; por mantener en alto las banderas contra la guerra, por la paz y por la solidaridad internacional de los pueblos; contra la violencia generada por el sistema imperante. Nuestro objetivo final es conquistar la emancipación social y nacional de los trabajadores y los pueblos, propósito que solo puede cumplirse con la clase obrera en el poder.

Para que nuestros partidos cumplan su misión de convertirse en la vanguardia revolucionaria de los trabajadores, deben reforzarse en todos los órdenes: ideológico, político y organizativo, e involucrarse activamente en las luchas políticas y sociales.

La XXX Plenaria de la CIPOML ratifica el compromiso de sus integrantes con la clase obrera, con los pueblos y naciones oprimidas del mundo. Avanzamos, firmes, al cumplimiento de las responsabilidades que nos ha impuesto la historia.

Trigésima Sesión Plenaria

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas CIPOML

Noviembre de 2025

CIPOML: Solidaridad con la lucha del pueblo colombiano

Un nuevo estallido social en contra de las políticas antipopulares de la burguesía se ha producido, esta vez en Colombia.

Millones de trabajadores, campesinos, jóvenes, mujeres, desempleados, artistas, jubilados, vecinos de los barrios han paralizado el país con una combativa protesta que inició el pasado 28 de abril, y aún continúa a pesar de las decenas de luchadores y luchadoras asesinados por las fuerzas del orden, los cientos de heridos, torturados, golpeados, e inclusive agredidos sexualmente. El Ejército y la Policía han respondido con su habitual política guerrerista, para enfrentar a quienes consideran como el enemigo interno.

La contundencia de la protesta, que inclusive ha rebasado las previsiones de las organizaciones convocantes del Paro del 28A, obligó al derechista gobierno de Iván Duque a retirar la propuesta de ley de reforma fiscal que, de manera cínica, la puso por nombre de «Solidaridad Sostenible». Con esta se pretendía incrementar y elevar impuestos sobre los salarios y el consumo, que afectan principalmente a los sectores populares y medios de la población, al tiempo que el Gobierno ha tomado medidas para rebajar los impuestos sobre la renta de las grandes empresas.

La reforma fiscal no pasó, la movilización popular forzó la renuncia del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla —cerebro gris del proyecto— y Duque ha convocado a un «diálogo nacional» para superar la crisis, pero la lucha sigue. El pueblo colombiano no da tregua, está desafiando a un Estado autoritario, abiertamente represivo, en el que es público que los jefes militares, policiales y de todo el aparato de seguridad comulgan ideas fascistas, trabajan bajo el tutelaje de los aparatos de inteligencia estadounidense, son promotores de los grupos paramilitares y tienen nexos con el narcotráfico. Esta lucha es un claro ejemplo de que, cuando las mayorías populares se unen y combaten, hacen retroceder al más fiero enemigo.

La masividad, amplitud y combatividad de la protesta expresan el grado de insatisfacción y frustración existente en el pueblo por sus condiciones de vida: cerca de un 10% de desempleo abierto, un 50% de personas que trabajan en la informalidad; uno de los países con la más alta tasa de desplazados internos por pobreza, violencia e inseguridad generada por el Estado; una población duramente golpeada por la pandemia y un gobierno incapaz de articular un adecuado plan de vacunación; el país con el segundo presupuesto militar más alto en América Latina; un país en el que en el primer trimestre de este año hubo 23 masacres y durante el año 2020 se asesinaron a más de 250 campesinos, dirigentes poblacionales, sindicales, comunales. En noviembre de 2019, el pueblo colombiano dio ya una clarinada con una masiva y combativa protesta social; en general los reclamos, las movilizaciones de distintos sectores populares son constantes.

Expresamos nuestra solidaridad esta lucha y llamamos continuar levantando en los distintos países acciones de solidaridad con el pueblo y de condena al gobierno de Iván por la criminal represión desatada contra el pueblo. Nos unimos a la demanda de renuncia del presidente Iván Duque.

Nos unimos a los camaradas y dirigentes del Partido Comunista de Colombia (Marxista Leninista) que se hallan en la primera fila del combate.

Denunciamos que los sectores más reaccionarios del Estado colombiano: Uribe, Duque, los jefes de las fuerzas militares y policiales miran a la protesta social y sus actores como acciones de guerra, como eventos que buscan «desestabilizar el poder y poner fin a la democracia», bajo esa lógica han respondido con saña y odio los reclamos del pueblo. Las fuerzas del orden están en estado de guerra contra el pueblo, lo cual lo repudiamos y llamamos condenarlo en todo el mundo.

Comité Coordinador

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista – Leninistas

CIPOML

 

CIPOML | Un orden revolucionario es posible y necesario

La pandemia del coronavirus se ha extendido en poco más de 100 días por todos los confines del planeta, alterando todas las formas de relaciones sociales, llevando a cientos de miles de personas a la muerte; contagiando y recluyendo en sus casas a millones. Ha impactado la economía mundial, cuestionando el orden económico e institucional capitalista utilizado desde la década de 1980 para asegurar la acumulación de capital; además, ha puesto de relieve el papel del neoliberalismo en la destrucción causada, y también ha planteado interrogantes sobre el modelo de vida social, económica y política que seguirá como una nueva normalidad.

La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas (CIPOML) se pronuncia ante esta situación, en los términos siguientes:

I.-

La humanidad, y como parte de esta, de manera principal la clase obrera y el pueblo en general, está siendo impactada por la pandemia de la Covid 19; un hecho social tanto como una cuestión sanitaria, que con inusitada rapidez y amplitud geográfica ha conmocionado todo tipo de relaciones sociales.

Todos los países y pueblos del planeta han sido afectados de alguna manera y en gradaciones distintas. Rara vez tantos países y pueblos se han visto afectados en esta medida por algún evento.

La universidad estadounidense John Hopkins ha informado que, al 20 de junio de este año, más de 460 mil personas han muerto a causa de esta y 8,7 millones están contaminadas. Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), da cuenta de que millones de personas han sido confinadas en sus casas en cuarentena, muchas sufriendo hambre y otras carencias materiales, al tiempo que se enfrentan a la pobreza extrema, en muchos países sin acceso al apoyo público.

El desempleo ha aumentado un 20 % a nivel mundial, agravando este problema, como la pobreza general, que antes de los embates de la pandemia ya alcanzaban cifras alarmantes. La fuerza de trabajo ha perdido valor, precisamente por el crecimiento del desempleo y el constreñimiento de la actividad productiva.

En muchos países, incluso los considerados desarrollados, los hospitales han sido desbordados por la demanda de atención urgente, y las funerarias no han dado abasto a la demanda de servicios fúnebres. Fosas comunes para cientos de fallecidos han sido cavadas, y traen a la memoria los peores momentos de guerras y catástrofes. Muchas familias han sufrido el dolor de perder a los suyos, y de no poder siquiera organizar unas honras fúnebres para despedirlos.

El estado de sitio, el toque de queda, el monitoreo a la privacidad individual por parte de los gobiernos mediante recursos informáticos y otras formas de control, todos los cuales fueron siempre protestados por los pueblos, han devenido en medidas normales para combatir la pandemia.

El miedo, la impotencia y la incertidumbre contra el virus mantienen a millones de seres humanos alerta, principalmente a las masas trabajadoras y a los pueblos en general. La ineficacia de los servicios de salud y de los hospitales a consecuencia de las políticas capitalistas neoliberales de privatización, austeridad y recortes son, sin duda, la razón de esto y de la destrucción causada por la pandemia. Es tal que no había suficientes camas e instalaciones hospitalarias, con pacientes esperando en camillas en los corredores, equipos de protección inadecuado para los trabajadores de la salud, donde se dejaba morir a los ancianos y los vulnerables para dejar espacio a los pacientes más jóvenes. Es una verdadera tragedia humana.

II.-

En el período previo a la pandemia, los capitalistas estaban en un estado de ofensiva en contra de los obreros y trabajadores en casi todos los países. De manera particular en los sectores de educación y salud, los servicios públicos se redujeron al mínimo, con los servicios de salud completamente paralizados. Con el predominio de la confrontación entre Estados Unidos y China, las contradicciones en los países capitalistas imperialistas se intensifican más y la competencia se agrava. Estallando en un momento en que la economía capitalista internacional se estaba estancando, el mundo enfrentó la pandemia bajo estas caóticas condiciones. La burguesía mundial no pudo establecer un enfoque conjunto y no llevó a cabo una lucha unificada contra la pandemia. Al igual que en el caso de los miembros de la UE, que supuestamente está unificada, cada país quedó librado a su suerte.

Esto se demostró en la conducta de instituciones internacionales como la OMS, la misma UNESCO, en tanto agencias de la ONU. Por ejemplo, Donald Trump acusó a la OMS de colaborar con China y amenazó con retirar a EEUU de esta. A eso se suma el esfuerzo desarticulado de la investigación de vacunas, que actualmente avanza de forma independiente entre sí, lo que resulta en el desperdicio de recursos y la incapacidad de utilizar los hallazgos científicos. Ahora no hay duda que cualquier vacuna que se descubra se utilizará ante todo en los países y las clases más ricas. En esas condiciones, no se podía esperar que las instituciones del orden mundial neoliberal previnieran la pandemia y la combatieran eficazmente, y así fue. Como tal, ni siquiera pudo definirse una orientación general a la que se adhirieran los gobiernos nacionales. Han sido cómplices por comisión u omisión de las multinacionales farmacéuticas, por lo que quedan sin autoridad ante una gran parte del pueblo consciente y de la comunidad científica y sanitaria progresista.

El orden capitalista neoliberal no tiene futuro

La investigación científica, que ha debido ser continua, porque anteriores virus advertían la necesidad de hacerla rigurosa y sistemática, fue dejada a la voluntad del capital, de las empresas que, vale la pena recordarlo, hacen negocios con la salud y, de hecho, los virus mismos son una oportunidad para hacer negocios y acumular más capital.

Los Estados hicieron uso de dinero público para construir infraestructuras que entregaron a empresas privadas de manera directa, o fueron privatizadas bajo el eufemismo de la gerencia mediante «patronatos» integrados por títeres de las clases dominantes.

Fueron congelados los presupuestos públicos destinados a investigación o reducidos de manera significativa, a un punto tal que en gran parte de los países no hay partidas para ese capítulo vital para el desarrollo social y económico, para la prevención y el combate efectivo de virus, enfermedades y bacterias que afecten a seres humanos y a la naturaleza. A las universidades públicas también les han sido restringidos los presupuestos, inhabilitándolas por esa vía de hacer ciencia, y de aportar conocimientos para prevenir y superar problemas.

Además, la pandemia llegó cuando la mayoría de los servicios sanitarios, especialmente los servicios clínicos y de atención habían sido privatizados, cerrado el acceso a los mismos para las grandes mayorías populares, mientras que los hospitales públicos que han logrado «sobrevivir» a las privatizaciones, operan con enormes carencias y apenas pueden atender de manera mínima afecciones a la salud de pequeños grupos del pueblo.

La pandemia es un acontecimiento tanto social como sanitario. Afecta las relaciones sociales, la producción económica y toda la actividad social y cultural.

La pandemia ha contribuido a la desaceleración de la economía capitalista mundial, que de hecho ya estaba estancada y en proceso de acumular factores antes del arranque de esta, mientras que actualmente está agravando la crisis económica que comenzó durante ella. Combinada con la destrucción del medio ambiente causada por el sistema capitalista, la crisis está destruyendo las fuerzas productivas y la naturaleza, como lo planteó Carlos Marx en el Capital.

El proceso de la pandemia pone de relieve la necesidad de un nuevo orden social y político. Ha hecho que esta necesidad sea aún más urgente, con sectores más grandes de las masas trabajadoras tomando consciencia de las consecuencias del capitalismo y comenzando a cuestionar su existencia.

Varios ideólogos del mismo sistema capitalista coinciden en señalar que la normalidad post COVID 19 deberá ser diferente a la anterior a esta.

En este aspecto está planteada una disputa teórica y política. O sigue en pie la modalidad neoliberal de la explotación capitalista, con el dominio del mercado como principal ordenador de la actividad económica y social, y el capital financiero como principal beneficiario, para lo cual no es de descartar que el sistema tenga que recurrir a formas fascistas de dominio político.

O el capital recurre a políticas neo keynesianas, con un papel importante del Estado en la inversión y en la regulación de la actividad económica, acompañadas de políticas de concesión de migajas sociales para la clase obrera y el pueblo en general.

Una tercera posibilidad es la perspectiva del crecimiento de una salida revolucionaria.

La CIPOML se afirma en esta última. No dejemos a la burguesía las esferas económica, social, política y cultural para que esta posibilidad pueda realizarse. Como hemos visto, la burguesía se ha mostrado incapaz frente a la pandemia, apeló a las masas a quedarse en casa, pero eso fue posible únicamente para quienes no tenían trabajo. Nuestra dignidad humana fue violentada. Cientos de miles, principalmente trabajadores de la salud, fueron forzados a trabajar sin protección en hospitales, fábricas, en sitios de trabajo y en las calles. El distanciamiento social no fue relevante para la mayoría de ellos. Este también ha sido un período en el que hemos visto el valor que dan a la vida y a las condiciones de trabajo. Ahora, en el nombre de una “nueva normalidad” somos obligados a trabajar para garantizar la supervivencia del sistema capitalista.

Una vez más hemos visto que los capitalistas no tienen nada para ofrecernos. En muchos países ni siquiera repartieron máscaras faciales. Los paquetes de apoyo económico contra la pandemia comprendieron exclusivamente el apoyo a los capitalistas, que ascendieron a miles de millones, mientras las pequeñas empresas recibieron muy poco y las masas trabajadoras fueron obligadas a trabajar por ganancias, y todo lo que recibieron fueron falsas promesas. Los hospitales ni siquiera nos sirvieron y ni siquiera pudimos completar las pruebas. Los hospitales ya se habían mostrado ineficaces.

En cada país habrá demandas específicas sobre las cuales se levantará nuestra unidad y lucha. Algunas exigencias en las que podemos confluir y unirnos, no obstante entender la realidad específica de los diferentes países, son las siguientes:

  • No aceptar la imposición de políticas y rechazar el convertirnos en esclavos nacionales de los capitalistas.

  • En todos los lugares de trabajo debe garantizarse condiciones laborales contra la pandemia.

  • La salud no puede estar sujeta al comercio y lucro. La privatización de los sistemas de salud debería terminar, se debe garantizar el acceso del pueblo a servicios de salud de calidad y de manera gratuita.

  • Todas las instituciones y hospitales deben estar bajo control público, es inaceptable el estado en el que se encuentra el sistema de salud.

  • Se debe proporcionar el suficiente apoyo financiero a la familia de los trabajadores que han quedado sin trabajo, que no tienen ingresos suficientes o carecen de ellos para cubrir sus necesidades esenciales. Las facturas de arriendo de vivienda, electricidad, agua, gas deben ser cubiertas por el Estado. Las deudas de créditos de los trabajadores en esta situación y de los pequeños productores y de los dueños de pequeños negocios deben ser canceladas.

  • A pesar de ser llamada la “nueva normalidad”, no está claro que la pandemia haya terminado o que no cause una segunda oleada. Debemos luchar contra estas políticas de los capitalistas y de su sistema capitalista que acerca esta posibilidad, que nos sacrifica en pro de su supervivencia y provecho, mientras no se toman medidas para asegurar el futuro de la humanidad.

Para levantar nuestra lucha por estas demandas en contra del orden capitalista internacional, que es el responsable de la pandemia, tenemos que tratar de unir todo lo que sea políticamente posible, para golpear al imperialismo y a los gobiernos capitalistas a su servicio. Los espacios donde se desarrollará esta unidad incluyen campañas masivas, organizaciones sindicales, de profesionales, iniciativas locales, organizaciones estudiantiles, de la juventud y de mujeres, y varios frentes populares que reúnen a estas organizaciones y a los sectores más amplios del pueblo.

Un orden revolucionario es posible y necesario

La pandemia en curso es un terrible desastre. Cientos de miles de vidas humanas se han perdido; millones de personas enfrentan hambre y diversas formas de privación; crece el desempleo y se desvaloriza la fuerza de trabajo; y, el grueso de la humanidad se mantiene en la incertidumbre, en miedo, con los nervios de punta, como bajo una espada de Damocles.

Todas las adversidades invitan a luchar en su contra. En la lucha en contra de la pandemia, lo mejor de los seres humanos, la solidaridad, se ha hecho sentir cada vez más. La pandemia y las posiciones que la burguesía tomó contra la pandemia también han impulsado la reacción, el descontento y la ira de los trabajadores y las masas trabajadoras contra los efectos del orden capitalista. Esto se expresa en la mejora del sentido de solidaridad entre las masas trabajadoras, así como en la tendencia creciente a tomar medidas para expresar esta reacción, que es desencadenada por una variedad de razones.

La pandemia ha contribuido a levantar el espíritu de solidaridad humana de millones de personas en todas partes del planeta, en un mentís al “sálvese quien pueda”, impuesto por el individualismo neoliberal. La gente comparte con otras lo poco que tiene; busca cómo hacer más ligera la carga material y espiritual que sobrellevan otros. Las redes locales de solidaridad que brindan apoyo a las personas y trabajadores públicos, especialmente a los trabajadores de la salud, han brotado en todo el mundo.

Es notorio el interés de los científicos por dar lo mejor de si para ayudar a la humanidad a salir rápido de esta calamidad; los profesionales de la salud, en general, no reparan en poner en riesgo su vida para atender a las personas en medio de todas las precariedades de los sistemas sanitarios

Digno de mención es también la actitud de las celebridades del mundo del arte y la cultura, que han estado ofreciendo sus creaciones y habilidades para animar, elevar el espíritu de resistencia y fortalecer la esperanza de un futuro vivible.

Todas estas son tendencias que tenemos que ayudar a desarrollarlas y basar nuestro trabajo en ellas. En medio del distanciamiento físico impuesto por la cuarentena, las protestas populares van teniendo lugar. En un inicio, debido a las circunstancias, fueron pequeños grupos. Pero esta tendencia que estaba creciendo en muchos países antes de la pandemia, alcanzó proporciones masivas con el asesinato de George Floyd, que compensó las amplias manifestaciones en las que participaron cientos de miles de personas, no únicamente en los Estados Unidos, sino casi en todo el mundo. Esta ola de lucha que estalla como resultado de la ira de las masas, que se desarrolla en el período pandémico en contra de la brutalidad del capitalismo, ahora nos presenta la línea de lucha que podemos seguir.

La CIPOML llama a la clase obrera y a las masas trabajadoras, a todos los descontentos con la agresión del capitalismo y la falta de futuro a la que nos ha condenado, a redoblar la unidad, la solidaridad y la lucha. Podemos alcanzar nuestro futuro si nos unimos y luchamos en contra de la agresión neoliberal capitalista que usurpa nuestras vidas y nuestro futuro.

¡El futuro es nuestro!

Comité Coordinador

Conferencia Internacional de los Partidos y

Organizaciones Marxistas Leninistas (CIPOML)

Junio, 2020

CIPOML | Estallido social en el corazón del sistema capitalista imperialista

En Estados Unidos de Norteamérica se ha producido un estallido social sin precedentes en muchos años, tanto por la amplitud de las protestas como por sus expresiones de combatividad. El asesinato de George Floyd, a manos de la Policía en Minneapolis, ha provocado que miles de hombres y mujeres se tomen las calles de más de ciento veinte ciudades en todos los estados del país, unificados con el grito «Sin justicia no habrá paz».
El rápido contagio de las protestas iniciadas en Minneapolis y las connotaciones sociales y políticas que ahora tienen en todo el país, expresan cuán reprimidas se encontraban en la población el descontento y el rechazo a múltiples problemas, algunos de los cuales se han visibilizado aún más y otros se han agudizado por efecto de la pandemia del Covid 19. Los pueblos de EEUU rechazan el racismo, el deterioro de las condiciones de trabajo y de vida, el vertiginoso crecimiento del desempleo (40 millones de desocupados en los últimos meses), la alta tasa de mortalidad por acción de la pandemia, que afecta fundamentalmente a los más pobres, a los negros, a latinos, a los migrantes, la xenofobia y el supremacismo blanco promovidos por el presidente Donald Trump y los círculos dominantes de poder, es decir, es una lucha que cuestiona al sistema capitalista imperante.

Los acontecimientos que hoy se producen en EEUU –que meses antes los vimos en varios países de América Latina, Europa, Asia y África- son fácilmente explicables al mirar cómo actúa el capitalismo sobre los trabajadores y los pueblos para garantizar la reproducción del capital y el
incremento de las ganancias de sus propietarios. Sin embargo, las movilizaciones en EEUU tienen una trascendencia e importancia particular, pues, se producen en la principal economía capitalista imperialista del mundo, evidenciándose que las potencias más desarrolladas no están blindadas al combate de las masas. Donde hay explotación y opresión, hay resistencia y lucha de los trabajadores y los pueblos.

En todo el mundo, el descontento y repudio de los trabajadores y los pueblos crece porque sus condiciones de vida se ven más afectadas a medida que la economía capitalista se encoge. Los efectos de la pandemia del Covid 19, sobre la economía mundial y de cada uno de los países, afectan principalmente a los trabajadores, a los desempleados y subempleados, a los sin casa, a los campesinos sin tierra, a los migrantes, a los sectores más empobrecidos de la sociedad, lo que hace prever que nuevas revueltas, nuevas luchas se extenderán en el mundo por justicia, por derechos sociales y políticos, contra la opresión y la explotación.

La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas (CIPOML) expresa su solidaridad con los trabajadores, los jóvenes, las mujeres que se han levantado en lucha en los Estados Unidos y condena la brutal respuesta dada por el gobierno de Donald Trump; rechazamos la movilización de tropas militares y de la Guardia Nacional, la declaratoria del estado de emergencia y toques de queda en varios estados, la violenta represión que ha cobrado la vida de otros ciudadanos en las protestas que, no obstante, no ha podido frenar la indignación y la presencia de miles de luchadores en las calles.

Llamamos a los trabajadores y los pueblos del mundo, a los partidos y organizaciones integrantes de nuestra Conferencia a mantener y organizar nuevas demostraciones de solidaridad con los pueblos de EEUU y de condena al imperialismo estadounidense.

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninista CIPOML

Junio de 2020

CIPOML | Un paso adelante en el día internacional de la unidad, lucha y solidaridad de la clase obrera

La clase obrera del mundo se acerca al Primero de Mayo, el día internacional de la unidad, la lucha y la solidaridad, en condiciones extraordinarias este año.
En el período reciente, muchos países se han visto envueltos en la vorágine de la crisis capitalista y el esfuerzo de los pueblos, cuyas condiciones de trabajo y de vida se han vuelto insoportables, se ha dirigido hacia la lucha contra el creciente desempleo, pobreza y miseria. Durante el último año, la economía capitalista mundial ya había entrado en un período de estancamiento. Junto con los despidos, las jornadas de trabajo más cortas, la proliferación de métodos flexibles de trabajo que implican solo el pago parcial o el no pago de los salarios y los permisos no remunerados, así como la pobreza, se ha convertido en el problema de casi todos los trabajadores del mundo. Además, las contradicciones entre los principales países imperialistas, principalmente entre los Estados Unidos y China y, en general, entre la burguesía mundial se han intensificado con crecientes conflictos.

Las condiciones de trabajo y de vida, agravadas por la crisis que se aproxima con una tendencia a generalizarse, ponen a prueba los límites de la tolerancia con la pandemia de Coronavirus. En cuanto a la pandemia, que ha llevado a la contracción de los mercados y la restricción de la producción, refuerza los factores de crisis.
La propaganda burguesa vincula la pandemia del Corona al virus producido en el laboratorio o la presenta principalmente como el “enemigo invisible” de la humanidad sin conexiones con el capitalismo. Esto a pesar de que hace 8 o 10 años los científicos advertían que surgirán pandemias debido a la destrucción de la naturaleza y el cambio climático. Sin embargo, principalmente con la burguesía de EE. UU. que se retiró de todos los tratados, la burguesía internacional, obsesionada por la codicia del lucro y sin tener en cuenta la salvaguardia de la humanidad y la vida, no vaciló en avanzar en la destrucción de la naturaleza. El capitalismo y el imperialismo están llevando a la humanidad a la calamidad con pandemias y guerras tanto como con el desempleo, la miseria y el hambre.
No fue suficiente para la burguesía ser en primer grado la principal culpable de la pandemia. Con su codicia y el afán de obtener excesivas ganancias, ha hecho que los sistemas sanitarios públicos sean ineficaces. Luego del desastre de la pandemia, al principio consideró deshacerse del desempleo junto con los ancianos y los enfermos, porque reducirían “gastos innecesarios˝; especialmente en países como Estados Unidos, Gran Bretaña y Brasil, la burguesía no movió un músculo contra la pandemia. Cuando esta alcanzó niveles que no habían previsto e inició la interrupción de procesos de producción y acumulación de capital, y los arrastraron hacia la crisis, recurrieron a intervenciones no para salvar a los humanos, sino al capitalismo.
La clase obrera está sufriendo la pandemia del coronavirus, que se propaga fácilmente de un trabajador a otro principalmente en fábricas y hospitales, así como en el correo, el transporte, los servicios locales, el sector comercial y las calles. La burguesía internacional que ha destruido las instituciones y las instalaciones de salud debido a los recortes que implementó durante décadas, en casi todos los países, no va más allá de hacer llamados “para quedarse en casa” contra la pandemia. Sin embargo, principalmente con los trabajadores de la salud, los trabajadores de sectores en los que la producción y los servicios se han considerado necesarios, como la alimentación, la energía, el transporte y la limpieza, y los trabajadores de todos los sectores en muchos países se ven obligados a trabajar, enfrentan el riesgo de muerte y siguen reproduciendo la vida en condiciones extraordinarias.
La continuación de la producción y la apropiación de la plusvalía producida por el trabajador y la supervivencia del capitalismo es la prioridad fundamental de la burguesía. Países como China, Estados Unidos -que se ha convertido en el centro de la pandemia-, Alemania e incluso Francia y España comenzaron a relajar las medidas pandémicas y lograr que los trabajadores comenzaran a trabajar a gran escala. Esto significa que habrá un aumento significativo en las muertes de trabajadores.
La razón de todo esto es clara: la condición principal para obtener grandes ganancias y la acumulación de capital es la condena de la clase obrera a producir una cantidad extremadamente alta de plusvalía en condiciones de trabajo y de vida extremadamente severas.
Tras declarar la guerra de la humanidad contra el Coronavirus, “el enemigo invisible”, la burguesía despliega esfuerzos para ocultar la contradicción irreconciliable entre el trabajo y el capital, y la guerra de clases que libra contra la clase obrera que explota sin piedad y contra quienes viven vendiendo su trabajo.
De hecho, durante décadas, la burguesía internacional ha estado en una ofensiva despiadada contra la clase obrera con políticas neoliberales. La salud, en la que casi no se ha realizado ninguna inversión, se ha hecho accesible en la medida en que se puede pagar. Ahora intensifica su ofensiva.
En los llamados “paquetes de medidas contra el coronavirus” no hay casi nada para los trabajadores. Todas las medidas buscan apoyar y salvar a la burguesía monopolista y a sus empresas. Ni siquiera una décima parte del apoyo se distribuye entre los trabajadores, principalmente aquellos que quedan sin empleo a pesar de su tamaño en términos de población.
Los trabajadores de la salud, sin posibilidad de someterse a exámenes, sin máscaras, equipo respiratorio y sacrificando a muchas víctimas entre ellos, están trabajando heroicamente.
Nada cambiará si no se acepta la necesidad de luchar contra la burguesía que ha estado imponiendo condiciones intolerables y contra sus extensiones, como la burocracia sindical que, en nombre de la burguesía, ha estado utilizando las cuotas de los trabajadores.
Para tener éxito se necesita una lucha conjunta y organizada. El requisito previo de la lucha contra la pandemia es la movilización de todos los medios posibles para que se tomen medidas para salvaguardar a los obreros y trabajadores entre quienes la pandemia se ha extendido primero y con mayor facilidad, comenzando por los trabajadores de la salud. La burguesía nunca deseó nada bueno a los obreros. La adopción de medidas para salvaguardar a los trabajadores solo puede ser posible mediante la unidad y la lucha de los obreros y trabajadores para defender sus derechos contra el dominio de los monopolios y el capital financiero y los Estados burgueses. Organizarse como comités en los lugares de trabajo, establecer conexiones con otras fábricas y apuntar a liderar a los sindicatos para que terminen su función como un medio de reconciliación con el capital se ha vuelto necesario y crucial.
Dicen que “nada volverá a ser lo que era. Sin embargo, nada cambiará por sí solo. Es más, si no intervenimos ¡es inevitable que todo empeore! El capital y el capitalismo no cambian por sí mismos; la explotación y la represión no terminan por sí mismas. ¡La ley del valor, que es la base de la producción de mercancías, y la ley del plusvalor, que es la base del capitalismo, son las leyes de la jungla! ¡En el mundo de la burguesía, los trabajadores solo tienen libertades de trabajo y muerte y con el único propósito de aumentar el capital!
El requisito previo para deshacerse del dominio de los monopolios, de las brutales imposiciones del estado burgués, protector y guardián de las condiciones de explotación, que es una dictadura sobre trabajadores y trabajadores, de los resultados injustos y negativos del capitalismo, como el desempleo, ser forzado a trabajar largas horas por salarios bajos, pobreza e injusticia social y de la amenaza de pandemias, es la revolución y la organización de la clase trabajadora como clase dominante.
Nosotros, los que creamos la vida con nuestro trabajo, podemos realizar la transformación social.
Podemos lograrlo. La pandemia ha puesto de manifiesto una vez más que la vida no puede continuar si los obreros y los trabajadores no producen. Tenemos el poder en nuestras manos y lo probamos nuevamente con la pandemia.
Muchas cosas se han vuelto completamente visibles con la pandemia. Hemos comenzado a sentir y percibir la actitud de la burguesía hacia nosotros más claramente que en el pasado. Lo que nos falta es unirnos y organizarnos contra el capitalismo, que es la fuente de todos los males que experimentamos.
Este Primero de Mayo lo celebraremos asumiendo nuestros asuntos urgentes de una manera que sirva para desarrollar la lucha contra el Coronavirus y su culpable, el capitalismo, y para que los pueblos trabajadores estén protegidos contra la pandemia.
Nuestros medios de celebración estarán de acuerdo con esta situación. Hacemos un llamado a todos los trabajadores y a todos los explotados para que cumplan el Primero de Mayo con lemas y marchas en sus lugares de trabajo si están trabajando o en casa si no lo están, y que lean declaraciones donde sea posible.
* La administración y el control de todas las empresas de salud, incluidas todas las instituciones de salud privadas, fábricas y lugares de trabajo que producen equipos médicos y medicamentos debe transferirse a los representantes de los sindicatos, organizaciones profesionales, asociaciones y trabajadores de la salud en el campo sanitario.
* La salud no puede ser objeto de comercio o ganancias. La privatización de los servicios de salud debería terminar, debería garantizarse el acceso de las personas a servicios de salud gratuitos y de calidad.
* La producción y los servicios durante la pandemia, excepto los necesarios, como las instalaciones de salud, los alimentos y la energía deben detenerse. Los trabajadores deben tener licencia pagada.
* En sectores donde el trabajo es necesario se deben proporcionar servicios de transporte para que los trabajadores estén protegidos contra la pandemia. Se debe proporcionar condiciones de trabajo protegidas en fábricas y lugares de trabajo.
* Se deben realizar pruebas exhaustivas en todas las áreas de riesgo, principalmente en fábricas, lugares de trabajo y espacios donde se detecte la pandemia, se debe distribuir gratuitamente máscaras, guantes y desinfectante.
* Los trabajadores de la salud deben recibir el equipo de protección necesario. Sus pruebas deben llevarse a cabo como una prioridad.
* Se deben prohibir los despidos del trabajo durante toda la pandemia.
* Poner fin a la práctica de vacaciones no remuneradas y de baja remuneración.
* Se debe proporcionar el apoyo financiero necesario a las familias de los trabajadores que se han quedado sin trabajo y que no tienen ingresos suficientes o no tienen ingresos para abordar sus necesidades esenciales. Las facturas de alquiler, electricidad, agua y gas deben ser cubierta por el Estado. Las deudas de los trabajadores en esta situación y de los pequeños productores y dueños de negocios deben ser canceladas.
* Unidad, lucha y solidaridad contra la pandemia y la explotación y por una vida humana.
* Viva el Primero de Mayo. Viva el socialismo.
Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas CIPOML

NO SÓLO ESTAMOS LUCHANDO CONTRA UNA PANDEMIA, SINO POR UN NUEVO Y MEJOR FUTURO

Declaración de los Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninistas Europeos; integrantes de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas (CIPOML)

Estamos en medio de una grave crisis sanitaria, política, social y económica. La pandemia de COVID 19 ha expuesto una sociedad capitalista que no ha sido capaz de proporcionar ni siquiera la medicina más básica, equipos de salud y personal para los trabajadores y, especialmente a las personas pobres.

Ha demostrado de rodillas un sistema de salud pública tras años de recortes y grandes privatizaciones en beneficio de los grandes monopolios y los ricos. Un sistema al borde del colapso de la capacidad.

Las consecuencia de la política capitalista neoliberal y de austeridad, que ha convertido el sistema público de salud y atención en un producto de ganancias, son fatales.

Esta crisis muestra también la enorme capacidad de las personas para desarrollar su solidaridad concreta: la burguesía llama al “aislamiento”, las personas responden con una expresión espontánea de solidaridad y apoyo a los trabajadores de la salud y, reclaman medidas concretas de protección.

Los sistemas de salud pública deben recibir de inmediato los recursos económicos y humanos necesarios para garantizar la salud pública, asistencia sanitaria gratuita y dispositivos de protección para todos. Los recursos privados de salud deben ser requisados, y hacer que los exploradores y ricos utilicen sus ganancias y la riqueza robada para que paguen está crisis y la pandemia; no los trabajadores y las masas populares.

El capital y los grandes monopolios con avaricia inmediata, exigieron el acceso total a los fondos públicos, en una escala nunca antes vista para asegurar sus ganancias. La burguesía, sus gobiernos y Estados exigen la unidad nacional y el espíritu público, pero de hecho, mediante el uso de la terapia de miedo y shock han iniciado una ofensiva masiva contra la clase trabajadora y las masas populares.

Los jefes tienen casi manos libres para profundizar la explotación y hacer más recortes en las condiciones laborales y de vida de la clase trabajadora; y los principales líderes de los sindicatos reformistas facilitan esto, en nombre de la unidad con los capitalistas insaciables.

El capital y sus gobiernos no están en guerra contra un enemigo invisible. Han intensificado su guerra de clases, exigiendo a los trabajadores, estudiantes y a la gente que abandonen toda lucha de clases y luchen por sus necesidades justas, en un momento en que el desempleo, la falta de ingresos y la necesidad social están creciendo rápidamente.

En cambio, es hora de defender nuestros derechos y demandas, y continuar la lucha por la justicia social y medidas adecuadas de salud y seguridad garantizadas para todos los trabajadores. Hay que detener cada despido y pago incompleto; exigir beneficios sociales e ingresos garantizados para todos. Los gobiernos deben utilizar los presupuestos públicos para las necesidades sociales, sanitarias y económicas de todas las personas.

En muchos países, los gobiernos han declarado un estado de emergencia, donde se dejan de lado los derechos democráticos; la policía y los militares tienen poder ilimitado para garantizar la seguridad de los estados imperialistas y las ganancias de la clase dominante, no la seguridad de la población.

La burguesía usa la pandemia para limitar la libertad de los trabajadores y silenciar las voces críticas, para difundir el chovinismo y el fascismo.
Aprovechando esta situación, la Unión Europea, su Banco Central y la Comisión de la UE están centralizando su poder; su única respuesta es retirar grandes sumas de miles de millones de euros para defender los beneficios y mantener y fortalecer la posición de los monopolios europeos y de la UE en las crisis económicas mundiales;
pero no hemos olvidado las últimas crisis, donde los bancos y las corporaciones se hicieron chapados en oro en nombre de la gente, y cómo sus ganancias desde entonces estaban protegidas en nombre de los sistemas de salud pública.

¡Manos fuera del derecho y libertad de los trabajadores!

Es hora de aumentar la demanda, detener la libre circulación de capital de los presupuestos públicos y la explotación de la clase trabajadora en los bolsillos ya llenos de accionistas y paraísos fiscales.

Es hora de exigir la derogación de las leyes sobre el estado de emergencia. Exigir no sólo a los soldados de las calles, sino también a todos los soldados involucrados en las guerras imperialistas para que sean llevados a casa y hagan una obra civil útil para detener la pandemia.

La epidemia es una tremenda amenaza para las personas en todo el mundo, especialmente donde el sistema de salud es débil, debido al saqueo de la riqueza por parte de los estados imperialistas y los monopolios, apoyados por gobiernos antipopulares y corruptos. El imperialista no puede quitar esta responsabilidad de sus manos. Es hora de una gran ayuda sanitaria.

La clase obrera y las masas populares se enfrentan a un período complejo y peligroso con la profundización de la crisis general de la sociedad capitalista imperialista y la agudización de todas las contradicciones principales. La clase obrera contra la clase burguesa; Imperialismo contra los pueblos y naciones oprimidos.
Las contradicciones dentro de las potencias imperialistas y los monopolios en sí mismos para dominar el mundo y la hegemonía.

El sistema moribundo no puede ofrecer nada más que explotación e injusticia social, más saqueo de los pueblos y devastación del planeta; incluso cuando millones de personas sufren las consecuencias de la pandemia, la oligarquía financiera criminal nunca deja de especular sobre la emergencia; de allí la necesidad de la lucha revolucionaria por una nueva sociedad socialista, que pueda garantizar el completo bienestar de todos sus miembros y desarrollar una verdadera solidaridad internacional.

Nosotros, los partidos y organizaciones revolucionarias e independientes del proletariado, exhortamos a los trabajadores, a los militantes sindicales, a los jóvenes, a las mujeres y a todos los estratos populares a organizarse de manera independiente, y ser parte y construir un frente obrero unido y un Frente popular en su base.

¡Fortalezcamos la unidad, la solidaridad y la lucha para ponernos de pie¡

¡No aceptemos el escenario de los ataques de la burguesía contra nuestras condiciones laborales y de vida; sino defendiendo resueltamente nuestras demandas, nuestra salud, nuestros intereses!

No sólo estamos luchando contra una pandemia; Estamos luchando por un nuevo y mejor futuro.

21 de marzo, 2020

Partido Comunista de España (marxista-leninista), PCE (m-l)
Plataforma comunista. Italia
Partido Laborista (EMEP), Turquía
Grupo ML Revolución, Noruega
Movimiento para la reorganización del partido comunista de Grecia 1918-1955 (Anasintaxi)
Organización para la construcción del Partido Comunista de los Trabajadores de Alemania, Arbeit Zukunft
Partido Comunista de los Trabajadores, APK – Dinamarca
Partido Comunista de los Trabajadores de Francia, PCOF
Mexico: PC de M (M-L)

CIPOML | Los pueblos de Bolivia luchan contra el fascismo

El golpe de Estado impulsado por el imperialismo norteamericano y ejecutado por la derecha, la policía y los militares bolivianos, apoyado por la OEA y los gobiernos reaccionarios del continente es rechazado por los trabajadores, campesinos, juventud, revolucionarios, izquierdistas y demócratas de ese país, de la región y el mundo. Se trata de una ofensiva anticomunista y reaccionaria, que tilda de revolucionario y socialista al gobierno de Evo Morales y convoca una santa alianza para afirmar los intereses de los monopolios internacionales y la oligarquía de Bolivia.

Los trabajadores y los pueblos de Bolivia están de pie, movilizados por la defensa de sus intereses y derechos que pretenden ser anulados por la reacción y el imperialismo.  Al cabo de varios años de gestión, el gobierno de Evo Morales y su movimiento MAS cosecharon la crítica y el reclamo de parte de amplios sectores de la población, que vieron cómo ejecutaba una política contraria a sus discursos «izquierdistas» y «antiimperialistas», al tiempo que aplicaba una política de división en el movimiento popular, crearon sindicatos paralelos y destruyeron directivas sindicales no disciplinadas.

Pero estos no escucharon estos reclamos, ni hicieron caso a las advertencias de que ese camino los separaba de gran parte del pueblo y los colocaban a merced de la derecha.  El ambiente de descontento social se expresó desde hace tiempo, evidenciándose claramente cuando perdió el referéndum convocado para reformar la Constitución y poder presentarse para una nueva reelección.  Los resultados de las elecciones de octubre agudizaron esas tensiones y contribuyeron a crear el ambiente para el golpe de Estado.

Los comunistas y la izquierda en general, tendremos la ocasión de evaluar esta experiencia, sacar las conclusiones y orientaciones que contribuyan a dar una orientación consecuentemente revolucionaria al proceso en Bolivia.

Y, por lo pronto, toca rechazar esta acción de la derecha y del imperialismo norteamericano, al tiempo que nos solidarizamos con las luchas de la clase obrera y trabajadora, los pueblos de ese país hermano, y con el partido hermano, el PCR que lucha junto a estos en el propósito de garantizar una dirección y rumbo revolucionarios.

Hoy el pueblo pelea en las calles contra el fascismo. Las organizaciones de izquierda que lucharon contra varias de las medidas económicas de tinte neoliberal impulsadas por Evo, encabezan el descontento y trabajan por dar dirección a la resistencia antifascista. El gobierno, el ejército y el imperialismo ejercen una fuerte represión que ha costado la vida de más de 30 personas.

La voluntad de lucha de los pueblos bolivianos, expresada durante estos últimos días, recoge la tradición, la experiencia y las enseñanzas de los combates contra el neoliberalismo y por la liberación social.

Junto a los camaradas del PCR de Bolivia, rechazamos los acuerdos de cúpula entre el gobierno y sectores del mismo MAS, para convocar elecciones, con nuevas reglas y tribunales, sin la participación de Evo Morales. Se trata de una salida concertada a la crisis, que no tiene en cuenta los intereses de los trabajadores y los pueblos.

Los trabajadores y los pueblos, las organizaciones y partidos políticos de izquierda revolucionaria, el Partido Comunista Revolucionario, continuarán en la lucha, no renunciarán a los objetivos de la revolución y el socialismo.

Comité de Coordinacion de la CIPOML

CIPOML | Las contradicciones del capitalismo imperialista se agudizan, la lucha de la clase obrera y los pueblos crece

El plenario de la CIPOML se ha reunido en octubre en un momento en que los pueblos de Asia, África y América Latina se levantaron uno tras otro.

La burguesía internacional y el capitalismo no hacen más que aumentar los problemas sociales, siempre agregando otros nuevos y haciéndolos insuperables.

¡Recordemos cómo prometieron paz y bienestar para todos con el Nuevo Orden Mundial, y cómo la explotación y las clases sociales terminarían con la globalización cuando transformara el mundo en «una pequeña aldea» y librara a la humanidad de sus problemas!

La clase trabajadora y los pueblos oprimidos del mundo han estado experimentando lo contrario de estas afirmaciones a través del deterioro insoportable de sus condiciones de vida y trabajo. La propia experiencia de los trabajadores en el aumento del desempleo, la disminución de los salarios, el aumento de la pobreza debido a los recortes en los servicios sociales y el aumento de los precios y los impuestos, y el deterioro de las condiciones para las necesidades básicas los lleva a aceptar que el capitalismo no tiene nada que ofrecerlos. La fuente de todos estos problemas está en el hecho de que la producción capitalista se realiza para incrementar las ganancias de los monopolios.

Este deterioro se manifiesta en la crisis a la que ya han sido arrastrados muchos países dependientes, y en el mundo capitalista en su conjunto ha provocado una ralentización del crecimiento económico, especialmente en la producción industrial, acompañada de una disminución de la utilización de la capacidad, cierres de fábricas y despidos. Hay indicios de que la próxima crisis de la economía mundial capitalista será mucho más grave que la de 2008. Y esta vez, como los principales estados imperialistas no tienen la oportunidad de implementar intervenciones centralizadas, la crisis tendrá consecuencias más destructivas.

La agudización de las contradicciones interimperialistas e intermonopolistas y el aumento de los conflictos de intereses ya han llevado a las «guerras comerciales». Estas contradicciones y conflictos son el resultado del empuje de los monopolios imperialistas para obtener el máximo beneficio y sin duda alguna tienen un impacto negativo en la economía mundial.

El desarrollo desigual de los monopolios y los países imperialistas, al igual que de las empresas y los sectores, conduce a diferenciaciones en el nivel de poder de los grupos monopolistas del capital financiero y de los países imperialistas, lo que a su vez conduce a demandas de una nueva apropiación del mundo. Estados Unidos, China, Rusia y los imperialistas germano-franceses que dominan la UE, que está plagada de contradicciones, son los principales imperialistas, y entre ellos el conflicto entre Estados Unidos y China aparece en primer plano.

Estados Unidos es la mayor potencia imperialista hegemónica por su base industrial y financiera, el tamaño de los países y regiones que dependen de él, el «arma» del dólar, sus bases militares en todo el mundo, su capacidad continua de imponer también su voluntad sobre las potencias occidentales a través de la OTAN a pesar de las diferencias de interés entre ellas y su gasto militar que supera el total del resto. La histeria para proteger lo que tiene hace que los Estados Unidos sean agresivos y belicistas, lo que lo hace más tmerario. China, por otro lado, con la base técnica completamente moderna de su capitalismo y el rápido crecimiento industrial y económico resultante, con el nivel de acumulación de capital y la expansión económica resultante y su potencial para superar a los Estados Unidos, es una potencia imperialista en ascenso que no puede abstenerse de incluir en la agenda la redivisión del mundo, y está en marcha para mejorar su aparato militar en consecuencia. El conflicto entre los EE. UU. y China, así como las luchas entre los demás para proteger lo que tienen y expandirse a expensas del otro, ya se ha extendido en todos los continentes, incluyendo las guerras de poder.

Las contradicciones y conflictos interimperialistas tienen un efecto negativo en la economía mundial y conducen al deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de las masas explotadas, ya que los imperialistas aspiran a explotar a la clase trabajadora y a los pueblos oprimidos y expoliados.

En conflicto entre sí en todas partes del mundo, y concentrados en algunas regiones, ninguna potencia imperialista es amiga de los trabajadores y de los pueblos. Sus promesas de ayudar económica o políticamente a los pueblos, de llevar la independencia y la democracia, por ejemplo, no son más que grandes mentiras. Todos ellos son monopolistas matones, explotadores y saqueadores, sin importar lo que prometan, sólo se preocupan por obtener ganancias a expensas de los pueblos y por expandir sus esferas hegemónicas haciendo que los pueblos dependan de ellos.

Al tiempo que ningún imperialista duda en aprovechar la más mínima oportunidad para saquear las riquezas de los pueblos y expandir su influencia económica y política ampliando las relaciones de dependencia, el imperialismo estadounidense, en particular, está en la ofensiva contra los pueblos a través de un serie de sanciones, embargos y ocupaciones utilizando sus más de 800 bases militares, al sionismo israelí y a poderes reaccionarios regionales como Arabia Saudita y Colombia. Todavía mantiene fuerzas de ocupación en Afganistán e Irak. Continúa con la intervención en Siria y los embargos contra Cuba, Venezuela e Irán. Ha pasado un tiempo desde que trasladó su embajada de Tel-Aviv a Jerusalén.

La CIPOML condena todos estos ataques.

Defendiendo incondicionalmente el derecho de todos los pueblos y naciones a la autodeterminación, incluyendo también el derecho a la fundación de estados separados, la CIPOML también declara su solidaridad con todos los pueblos oprimidos y las luchas de liberación, principalmente con las de Venezuela, Irán. Palestina, Kurdos, Cuba, Cachemira.

El hecho de que se intensifican las contradicciones entre el trabajo y el capital, entre los imperialistas y los pueblos y entre los mismos imperialistas significa que la agresión capitalista-imperialista va en aumento, al igual que el peligro del fascismo y la guerra. A menos que se evite este curso de los acontecimientos, seguramente la clase obrera y los pueblos oprimidos se verán en una situación peor.

A menos que la clase dominante no pueda superar la crisis del capitalismo, cuya decadencia y estancamiento se está profundizando, y suprimir las demandas de la clase obrera y los pueblos, entonces será tan natural que recurran al fascismo, que es la forma más intensa de la tendencia monopolista reaccionaria. Y las peleas de perros interimperialistas conducen a una nueva guerra imperialista.

Sin embargo, también es cierto que todas las consecuencias negativas del capitalismo conducen a movilizaciones de la clase obrera y de los pueblos oprimidos.

En la India, no hace mucho tiempo que 200 millones de trabajadores se declararon en huelga general. En Irán, las huelgas y movilizaciones del año pasado, en las que participaron decenas de miles de trabajadores, también fueron presenciadas este año. Mientras que las huelgas han ido en aumento en Europa, hemos visto varias acciones de huelga en los EE.UU. en los últimos dos años; la huelga de los trabajadores del metal es el último ejemplo. Después de un largo período de estancamiento, la clase obrera se encuentra en un estado de nuevas movilizaciones, y esto se puede observar en varias huelgas y otras acciones de todos los tamaños, aunque todavía no están unidas a nivel nacional.

Atestiguamos también del estallido de muchos movimientos populares en octubre, como resultado de los efectos destructivos del capitalismo y la represión de las fuerzas reaccionarias. En muchos países, estos movimientos han mostrado tendencia a convertirse en levantamientos y comenzaron a tener un carácter político. En Burkina Faso, el pueblo había frustrado el golpe militar hace 4 años. En Sudán, Omar al Bashir fue derrocado. En Argelia, Bouteflika tuvo que renunciar y luego retiró su candidatura. En el Líbano, el primer ministro Hariri renunció. El primer ministro iraquí anuncia que renunciaría. En Chile, el presidente Sebastián Piñera, debió dar paso atrás en las medidas económicas adoptadas. En Ecuador, el presidente Moreno tuvo que cancelar su paquete de austeridad. En Haití, Iraq, Honduras, Guinea, etc., la lucha de los pueblos que se levantaron no pudo ser contendia. El número de levantamientos populares con gran participación de la clase trabajadora está en aumento.

El levantamiento de la clase obrera y los pueblos contra el saqueo y la opresión de parte de los monopolios y el imperialismo es la única forma de detener la agresión del capital, evitar el peligro del fascismo y la guerra, así como para la emancipación social y nacional.

El socialreformismo está cayendo en un vacío ya que no es capaz de contener la rebelión de la clase obrera y los pueblos. Es natural que se rompa el efecto tranquilizador del reformismo que sugiere nada más que la conciliación entre las luchas populares objetivamente revolucionarias y las fuerzas reaccionarias.

Nuestra Conferencia llama a los trabajadores de todos los países que:

La única vía para nuestra emancipación es luchar contra el capitalismo sin expectativas en ninguna facción burguesa o poder imperialista y abolir la hegemonía del capital y las relaciones de explotación. Debemos terminar con el dominio burgués y organizarnos como la clase hegemónica, que solo depende de nuestro propio poder.

Sin embargo, no podemos lograrlo si estamos desunidos y desorganizados. Por lo tanto, debemos organizarnos en nuestros partidos independientes de la clase trabajadora en nuestros países, si es que hay uno, y si no lo hay, fundarlo, y llevar a cabo nuestra lucha de clases independientemente de la burguesía.

Con esto en mente, no solo debemos participar en las luchas populares que se desarrollan fuera de nuestra iniciativa, sino dirigirlas, organizando las luchas de los trabajadores de la ciudad y el campo y dirigiendo estas luchas contra el capitalismo.

Nuestra Conferencia también llama a la ampliación de la lucha de los pueblos y naciones oprimidos del mundo.

La única forma de deshacerse del saqueo y la opresión imperialista y monopolista es llevar a cabo una lucha intransigente contra las potencias y los monopolios imperialistas. Debemos seguir el ejemplo de las luchas que tienen lugar en otros países, ayudando a desarrollarlas en nuestro propio país y expandirlas. Los pueblos no tienen otro amigo sino ellos mismos. Podemos depender de nosotros mismos y de los trabajadores que forman parte de los pueblos.

Necesitamos unir, organizar y levantar la lucha contra el imperialismo y los monopolios. La lucha unida y organizada de la clase obrera y los pueblos oprimidos es invencible.

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas (CIPOML)

¡POR UNA SALIDA POLÍTICA POPULAR A LA CRISIS GUBERNAMENTAL EN EL PERÚ!

Hace 91 años, el 07 de octubre de 1928, José Carlos Mariategui La Chira junto con otros dirigentes combativos del movimiento popular e intelectuales honestos, fundaron nuestro Partido Comunista Peruano (marxista-leninista). Lo hicieron con el objetivo de dotar de dirección política a las luchas del pueblo trabajador en nuestro país, en particular a la lucha de la clase obrera, para que se asegure su desarrollo político con independencia de clase, se organice la revolución socialista y se instaure la Dictadura Proletaria como tránsito a la sociedad comunista sin clases.

Nuestra militancia desde los distintos frentes de trabajo, celebran el aniversario de nuestro Partido, inmiscuidos en el quehacer político, esclareciendo, organizando, movilizando y dirigiendo la lucha popular, en el marco de las disputas interburguesas que se desarrollan en nuestro país, como parte de la cortina de humo que les permite avanzar con la implementación de políticas neoliberales que atentan contra los derechos de los trabajadores y los pueblos.

Estas disputas han desencadenado una crisis gubernamental, que ha puesto en evidencia las repartijas y componendas que los partidos políticos aprista y fujimorista y demás partidos que se encuentran con representación en el Congreso de la República, han mantenido para continuar con la política de saqueo de nuestras riquezas naturales, esquilmación de los derechos e intereses de la clase trabajadora, desfalco de las arcas fiscales y la recurrente impunidad ante casos de corrupción.

La presión desde las calles y el agotamiento de las disputas entre los poderes del Estado, Ejecutivo y Legislativo, ocasionaron que el Presidente de la República Martín Vizcarra, plantee una cuestión de confianza que no fue aceptada por el Congreso de la República, lo que posibilitó la salida Constitucional de disolver el Congreso de la República, a lo que le deberá seguir la convocatoria a nuevas elecciones de este poder del Estado.

ANTECEDENTES DE LA CRISIS GUBERNAMENTAL

La información que se filtró por las investigaciones de casos de corrupción operados desde la empresa brasileña Odebrecht, que ha involucrado a toda la clase política gobernante en el país, además de la grandes movilizaciones populares en rechazo a la corrupción a las repartijas, precipitaron que las fuerzas partidarias involucradas en la corrupción busquen copar por todos los medios el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y las comisiones de investigación que se instalaron en el Congreso de la República, con el fin de ocultar y desaparecer evidencias, entorpecer investigaciones y trabar todo intento de sacar al aire información que vincule directamente a Odebrecht a los gobiernos pasados, tanto nacionales como regionales, además de vinculaciones a dirigentes de las principales fuerzas políticas partidaria de la reacción.

La consecución de la investigación del caso Odebrecht, nos muestran lo ladrona, explotadora, vende patria y miserable de la burguesía criolla en nuestro país, todos los gobernantes recibieron coimas, en el ejercicio de funciones o desde candidatos a cambio de que una vez en el poder entreguen megaproyectos que una vez en ejecución podían realizar enmiendas en los contratos para inflar costos y de esta manera pagar más sobornos s los gobernantes de turno y sus testaferros.

La presión popular, con grandes movilizaciones convocadas por el pueblo organizado y la evidencia contundente que mostraban cómo los distintos partidos políticos de la reacción desfalcaron las arcas fiscales y se robaron el futuro de muchos peruanos, precipitaron, que:

– El expresidente Alejandro Toledo que gobernó entre los años 2001-2006, se encuentre detenido en Estados Unidos por haber recibido coimas de Odebrecht, se dice que aproximadamente se trataría de $20 millones de dólares los que fueron a parar a sus bolsillos. Actualmente se encuentra abierto el trámite de proceso de extradición en su contra.

– El expresidente Alan García que gobernó el Perú entre los años 2006-2011, se suicide con un disparo en la cabeza, en el momento en que agentes policiales ingresaban a su vivienda para realizar un allanamiento y detención preliminar en su contra por haber recibido coimas de Odebrecht a través de personajes cercanos a su gobierno y al partido aprista.

– El expresidente Ollanta Humala quien gobernó el país entre los años 2011-2016, fue recluido al igual que su esposa Nadine Heredia, mientras se les investigaba por haber recibido coimas de Odebrecht en su gobierno.

– El expresidente Pedro Pablo Kuczynski que gobernó entre los año 2016-2018, tuvo que renunciar a su cargo tras acusaciones por haber recibido coimas de Odebrecht a través de empresas vinculadas a él y haberse difundido grabaciones en las cuales se evidenciaba una componenda para evitar su vacancia, dando como compensación a Kenji Fujimori la libertad del ex dictador Alberto Fujimori (su padre), quien cumple prisión por homicidio calificado en los casos de las matanzas de Barrios Altos y la Cantuta y por violación de los derechos humanos en el contexto donde el pueblo peruano fue sometido a do fuegos reaccionarios, por un lado de la fuerzas policiales y militares y por el otro la fuerza paramilitar de sendero luminoso.

A estos casos se suma el proceso seguido a la ex alcaldesa de Lima Susana Villarán, a quien se le dio una orden de detención de 18 meses al igual que a la presidenta del partido Fuerza Popular, Keiko Fujimori quien a través de su mayoría parlamentaria en el Congreso se encargó de entorpecer la investigación donde se acusaba a su partido de haber generado una organización criminal con la que se blanqueaba el dinero que ingresaba para su campaña desde de Odebrecht. Actualmente se encuentran en investigación el alcalde de Lima: Luis Castañeda Lossio, la candidata del Partido Popular Cristiano Lourdes Flores Nano, entre otros.

De lo señalado en estos antecedentes, además del robo que sufrió el pueblo peruano en la década fujimontesinista, nos enrostran los casi treinta años de continuismo neoliberal a los que debemos poner fin. La burguesía parasitaria que se encuentra en el poder debe ser derrocada por la clase obrera para construir un mañana diferente, donde el pueblo trabajador pueda ejercer su poder, cimienten la diversificación productiva, se oriente el desarrollo industrial del país obre nuevas relaciones de producción y se inaugure la democracia proletaria con sus órganos de poder.

LA CRISIS DEL GOBIERNO DE MARTÍN VIZCARRA

Martín Vizcarra, quien asumió el cargo tras la dimisión de Pedro Pablo Kuczynski, teniendo una oposición aplastante, como la mayoría parlamentaria fujimorista, buscó disfrazar sus fracasos e inoperancia política con pretendidas confrontaciones con esta mayoría, cortina de humo con acusaciones mutuas de corrupción, totalitarismo, violación del ordenamiento Constitucional y con una serie de calificativos que pudiesen deslegitimar a una u otra fuerza reaccionaria. Señalamos que fueron cortinas de humo pues para la aplicación de la política económica neoliberal siempre tuvieron consensos, al igual que con el Apra y otras bancadas de la reacción: hubo consenso en aprobar la extensión de Ley de Promoción Agraria N° 27360, donde se le quitan derechos a los trabajadores de régimen agrario quienes además de las pésimas condiciones en la que trabajan, no reciben gratificaciones ni CTS, y solo tienen la mitad de las vacaciones de los trabajadores del régimen general. Siendo discriminatoria y abusiva. Esta ley además subsidia a las empresas agroexportadoras que por mucho tiempo vienen teniendo un crecimiento sostenido y una acumulación inmensa fruto de la explotación del proletariado agrícola.

Por otro lado, hubo consenso con los partidos de la reacción para promulgar el Plan Nacional de Competitividad y Productividad, con el Decreto Supremo N° 345-2018-EF, donde se busca continuar la política de desfalco promocionando la realización de proyectos de infraestructura con Asociaciones Público Privadas, que se muestran como la mayor expresión de corrupción y robo que pueden haber en el país, casos conocidos son: la realización de carreteras y cobro de peajes con concesiones por más de 20 años, está orientada para beneficiar a las grandes constructoras y no a cubrir la brecha de infraestructura que existe en el interior del país. Se eliminan beneficios sociales para los trabajadores, y se eliminan procedimientos para el despido arbitrario, propiciando de esta forma la precarización laboral. Se busca flexibilizar además, la casi inexistente normativa ambiental, dándole la posibilidad de disponer a su mejor parecer de los estudios de impacto ambiental, licencia social y procesos de remediación ambiental, beneficiando de esta manera a las grandes transnacionales y sus testaferros peruanos.

También existe unidad entre los partidos de la reacción para que imponer a sangre y fuego los proyectos de explotación minera y petrolera, sin que exista la licencia social de los propietarios consuetudinarios de la tierra, las comunidades campesinas y nativas, se busca hacer del Perú un socavón, pero la resistencia campesina y popular adquiere renovada vitalidad para llevar adelante la lucha por la defensa de las comunidades campesinas y nativas, la producción nacional agropecuaria, la soberanía nacional y alimentaria, el medio ambiente y el agua.

Los partidos aprista, fujimorista, Peruanos Por el Kambio, entre otros, se enfrentan para cubrir su estala de corrupción, copando puestos en los poderes del estado y el gobierno y se unen para arrebatar los derechos a la clase trabajadora y los pueblos, no puede haber lugar a dudas como para creer que una de las facciones de la burguesía parasitaría, representada por Martín Vizcarra, defiende la voluntad popular o “defienden la democracia”. Martin Vizcarra es un alfil más de la burguesía criolla que se coluden con las otras fuerzas para beneficiar a sus patrones y facilitar la explotación del pueblo trabajador y el saqueo de nuestros recursos naturales.

Los comunistas no confiamos no creemos en la maniobra política del Presidente de la República. Son disputas que le están dando respiro al agotamiento del modelo neoliberal instaurado por el fujimorato y continuado hasta el actual gobierno.

Queremos que se vayan todos los representantes de la burguesía parasitaria que gobierna nuestro país, queremos que se sienten las bases de un gobierno democrático popular y en ello centramos nuestros principales esfuerzos.

LA SALIDA POPULAR A LA CRISIS GUBERNAMENTAL: ASAMBLEA CONSTITUYENTE

Desde el PCP (m-l) saludamos los esfuerzos que la clase obrera, el campesinado y el movimiento popular ponen al tratar de forjar la unidad política para presionar la convocatoria de una Asamblea Constituyente con la que se busca la restitución de todos los derechos conculcados a los trabajadores y los pueblos, se revisen todos los tratados internacionales firmados a espaldas del pueblo trabajador y con la que se cimiente la construcción de una nueva etapa de la República en el Perú.

Llamamos a la clase obrera, el campesinado, la juventud, las mujeres y los pueblos a enrumbar el camino de la unidad política a fin de participar de manera compacta en el nuevo escenario de lucha de clases del Perú.

Es la hora de luchar con más fuerza contra la corrupción capitalista, contra el continuismo neoliberal, contra el saqueo, la esquilmación y por la conquista de mayores libertades democráticas y reconquista de los derechos conculcados.

¡Por la unidad política de la clase obrera, el campesinado y los pueblos por la lucha de liberación nacional y social.

B. P. del C. C. del PCP(m-l)

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