CIPOML condena la guerra contra el pueblo palestino

Durante más de diez días, el pueblo palestino ha estado expuesto a uno de los ataques más mortíferos. Para conmemorar el 54º aniversario de la ocupación de Jerusalén Este, las hordas salvajes sionistas, apoyadas por el ejército de ocupación, han atacado a los palestinos que residen en la ciudad en un último intento de expulsarlos de sus hogares y de su tierra. El último bastión de la resistencia, el barrio de Sheikh Jarrah, adyacente a los lugares sagrados islámicos y cristianos de la ciudad, es el objetivo de estos ataques. Se trata de una nueva campaña de limpieza étnica destinada a la judaización de la ciudad y a su anexión definitiva al Estado sionista. Al mismo tiempo, otras partes de Jerusalén Este y toda Cisjordania están sufriendo una expansión sin precedentes de los asentamientos bajo la mirada cómplice de los países imperialistas y las instituciones de las Naciones Unidas. 

Tan pronto como las bandas fascistas de colonos sionistas iniciaron estos ataques asesinos, fueron retransmitidos por la maquinaria de guerra del Estado sionista que, como es habitual, apunta sin distinción a la población civil: ancianos, niños, hombres, mujeres, perpetrando un verdadero genocidio y causando una destrucción masiva en todos los territorios ocupados. El objetivo sionista es obligar a estas poblaciones a abandonar su tierra para unirse a las filas de los seis millones de palestinos, refugiados en los países vecinos y dispersos en la diáspora.

Se trata de verdaderos crímenes contra la humanidad que se están cometiendo contra el pueblo palestino y que deben hacer un llamamiento a toda la comunidad progresista del mundo, así como a todos los hombres y mujeres amantes de la paz y la justicia, para que expresen su apoyo a este pueblo que, solo, se enfrenta a la maquinaria de guerra sionista y a los planes imperialistas, incluido el “Acuerdo del Siglo” de la administración estadounidense, cuyo objetivo es mantener el dominio imperialista sobre la región y sus riquezas.

El CIPOML, al tiempo que condena enérgicamente la guerra contra el pueblo palestino, se dirige a la clase obrera mundial, a sus partidos y organizaciones de masas, a todos los pueblos del mundo para que se levanten contra la barbarie sionista y exijan el fin inmediato de esta guerra y expresen su apoyo a su justa causa.

 

El Comité de Coordinación de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas.

Mayo de 2021

CIPOML: Solidaridad con la lucha del pueblo colombiano

Un nuevo estallido social en contra de las políticas antipopulares de la burguesía se ha producido, esta vez en Colombia.

Millones de trabajadores, campesinos, jóvenes, mujeres, desempleados, artistas, jubilados, vecinos de los barrios han paralizado el país con una combativa protesta que inició el pasado 28 de abril, y aún continúa a pesar de las decenas de luchadores y luchadoras asesinados por las fuerzas del orden, los cientos de heridos, torturados, golpeados, e inclusive agredidos sexualmente. El Ejército y la Policía han respondido con su habitual política guerrerista, para enfrentar a quienes consideran como el enemigo interno.

La contundencia de la protesta, que inclusive ha rebasado las previsiones de las organizaciones convocantes del Paro del 28A, obligó al derechista gobierno de Iván Duque a retirar la propuesta de ley de reforma fiscal que, de manera cínica, la puso por nombre de «Solidaridad Sostenible». Con esta se pretendía incrementar y elevar impuestos sobre los salarios y el consumo, que afectan principalmente a los sectores populares y medios de la población, al tiempo que el Gobierno ha tomado medidas para rebajar los impuestos sobre la renta de las grandes empresas.

La reforma fiscal no pasó, la movilización popular forzó la renuncia del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla —cerebro gris del proyecto— y Duque ha convocado a un «diálogo nacional» para superar la crisis, pero la lucha sigue. El pueblo colombiano no da tregua, está desafiando a un Estado autoritario, abiertamente represivo, en el que es público que los jefes militares, policiales y de todo el aparato de seguridad comulgan ideas fascistas, trabajan bajo el tutelaje de los aparatos de inteligencia estadounidense, son promotores de los grupos paramilitares y tienen nexos con el narcotráfico. Esta lucha es un claro ejemplo de que, cuando las mayorías populares se unen y combaten, hacen retroceder al más fiero enemigo.

La masividad, amplitud y combatividad de la protesta expresan el grado de insatisfacción y frustración existente en el pueblo por sus condiciones de vida: cerca de un 10% de desempleo abierto, un 50% de personas que trabajan en la informalidad; uno de los países con la más alta tasa de desplazados internos por pobreza, violencia e inseguridad generada por el Estado; una población duramente golpeada por la pandemia y un gobierno incapaz de articular un adecuado plan de vacunación; el país con el segundo presupuesto militar más alto en América Latina; un país en el que en el primer trimestre de este año hubo 23 masacres y durante el año 2020 se asesinaron a más de 250 campesinos, dirigentes poblacionales, sindicales, comunales. En noviembre de 2019, el pueblo colombiano dio ya una clarinada con una masiva y combativa protesta social; en general los reclamos, las movilizaciones de distintos sectores populares son constantes.

Expresamos nuestra solidaridad esta lucha y llamamos continuar levantando en los distintos países acciones de solidaridad con el pueblo y de condena al gobierno de Iván por la criminal represión desatada contra el pueblo. Nos unimos a la demanda de renuncia del presidente Iván Duque.

Nos unimos a los camaradas y dirigentes del Partido Comunista de Colombia (Marxista Leninista) que se hallan en la primera fila del combate.

Denunciamos que los sectores más reaccionarios del Estado colombiano: Uribe, Duque, los jefes de las fuerzas militares y policiales miran a la protesta social y sus actores como acciones de guerra, como eventos que buscan «desestabilizar el poder y poner fin a la democracia», bajo esa lógica han respondido con saña y odio los reclamos del pueblo. Las fuerzas del orden están en estado de guerra contra el pueblo, lo cual lo repudiamos y llamamos condenarlo en todo el mundo.

Comité Coordinador

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista – Leninistas

CIPOML

 

¡El Primero de Mayo, levantemos en todo el mundo nuestra lucha por empleo seguro, pan y libertad!

Compañeros obreros y trabajadores,

Todos los obreros y trabajadores del mundo se preparan para celebrar el día de la Unidad, la Lucha y la Solidaridad Internacional de la clase obrera en un momento de especiales condiciones históricas.

En casi todos los países la burguesía internacional, el imperialismo, los estados capitalistas y los gobiernos burgueses han intensificado la explotación y la opresión capitalista sobre los obreros y trabajadores, apoyándose en las restricciones impuestas por la pandemia de Covid-19.

El trabajo a tiempo parcial, las licencias no pagadas, las deducciones en el salario, los permisos y otras prácticas de trabajo ocasional se han aplicado de facto, y los despidos se han generalizado con el pretexto de la pandemia. En el último año, decenas de millones de personas han perdido su empleo y se han visto privadas de ingresos regulares. La mayoría de quienes perdieron su empleo son mujeres. Han sentido hasta los huesos la explotación capitalista y la doble opresión. La violencia contra las mujeres y los feminicidios han aumentado, en particular la violencia doméstica.

En respuesta a los efectos adversos de la pandemia que se entrelaza con la crisis capitalista, los “paquetes económicos” anunciados por los gobiernos burgueses con el pretexto de medidas sociales han sido y siguen siendo un instrumento de transferencia de recursos a los monopolios capitalistas. En un momento en que los trabajadores y los sectores explotados del pueblo han sido empujados a los brazos del desempleo, la miseria y el hambre, los monopolios capitalistas han multiplicado sus beneficios.

El ataque capitalista a los “derechos democráticos” y a las libertades políticas no es menor que los ataques en el frente social y económico. Cualquier pequeño intento de los obreros y trabajadores, de los pobres del campo y de la ciudad, de los jóvenes y de las mujeres que buscan sus derechos ha sido objeto de restricciones que aún continúan. Las protestas y manifestaciones populares se enfrentan a la violencia policial, las detenciones y los arrestos. Los Estados y gobiernos capitalistas, especialmente Alemania, Francia y el Reino Unido, ya han tomado medidas para dar más poder a la policía y a la gendarmería y para garantizar que las “medidas policiales” sean permanentes. Incluso en los países conocidos como la cuna de la “democracia burguesa”, la reacción política va en aumento y las prácticas reaccionarias y fascistas se aplican más ampliamente contra la clase obrera y la oposición social popular.

Trabajadores y trabajadoras, hermanos y hermanas, ¡las realidades no se pueden ocultar eternamente!

La pandemia ha mostrado a los obreros, a los trabajadores y a los oprimidos la verdadera cara del imperialismo capitalista, de los gobiernos burgueses y del frente del capital. No es posible ocultar por mucho tiempo la explotación capitalista y el saqueo imperialista y el hecho de que el sistema capitalista es el enemigo de la humanidad y del medio ambiente. Especialmente en las condiciones actuales, cuando el desempleo, la pobreza junto con el uso de la fuerza contra el pueblo se han disparado y cuando la polarización se ha profundizado, ninguna demagogia, propaganda burda o sucia puede ocultar esta verdad. Y, en efecto, cada vez más sectores de los trabajadores y de los obreros toman conciencia de la realidad y la oposición social crece. El hecho de que la lucha contra las consecuencias del desempleo y la pobreza esté aumentando en muchos países, no significa que la clase obrera y las masas explotadas estén abrazando el

capitalismo y que no quieran un cambio rechazando el dominio de los monopolios. Por el contrario, a medida que crece su conciencia de las realidades sociales y de su propio poder, aumenta el número de quienes exigen un cambio del sistema de dominación capitalista.

En los polos opuestos del capitalismo actual están la clase trabajadora, cada vez más pobre y alienada de su trabajo mientras produce la riqueza social, y en el otro extremo, la acumulación capitalista intensificada, basada en la esclavitud remunerada de la clase obrera y el saqueo de los países dependientes, así como un puñado de capitalistas monopolistas cada vez más parasitarios y decadentes.

Según el informe de Oxfam de 2020, en 2019, la riqueza de las 2.153 personas más ricas superaba la riqueza total de 4.500 millones de personas. La riqueza del 1% más rico era más del doble de la riqueza de 6.900 millones de personas juntas. La riqueza de los 10 hombres más ricos, entre ellos Jeff Bezos, Elon Musk, Bernard Arnault, Bill Gates, Mark Zuckerberg, aumentó en un total neto de 540.000 millones de dólares entre marzo y diciembre de 2020. China, con sus 626 millonarios, encabezados por Zhong Shanshan y Ma Huateng, es el segundo país -después de Estados Unidos- con su abundancia de millonarios. El informe señala que el aumento de la riqueza de los diez más pudientes, durante nueve meses de la época de la pandemia, es suficiente para que todo el mundo se vacune varias veces.

En la otra cara de la moneda, vemos las zonas de hambre en las distintas partes del mundo, especialmente en el África subsahariana. En todo el mundo, cada día mueren casi 25.000 personas de hambre. En 2019, el número de personas que viven con hambre aumentó en 10 millones y alcanzó los 690 millones de personas. En África los niños mueren porque no pueden comprar antibióticos a un costo de 1 dólar. Sin embargo, el dinero gastado en la industria cosmética mundial supera los 200.000 millones de dólares.

Entre los años 2011-2017 casi no hubo aumento de los salarios reales. Además, durante la pandemia estos han bajado y los problemas han aumentado, siendo el acceso a la vacuna el primero y más importante.

¡Demostremos la fuerza de la clase obrera!

La clase obrera y los trabajadores de todo el mundo, desde Camboya hasta los EEUU, desde Francia hasta la India, desde Italia hasta Ecuador, desde Grecia hasta Chile, desde Turquía hasta Brasil, desde Egipto hasta China y Bolivia han intentado responder a esta barbarie capitalista con huelgas y resistencia, allí donde han podido superar las barreras establecidas por los gobiernos burgueses y la burocracia sindical. La subida de los precios de los bienes de consumo básicos, el aumento de los impuestos, la pérdida de puestos de trabajo, los bajos salarios y el aumento de la pobreza, junto con el deterioro de las condiciones de trabajo y de vida, y la falta de seguridad futura en muchos países, allanaron el camino para el aumento de las luchas de los trabajadores y de las masas populares. Las demandas de trabajo, pan y libertad se han levantado en todo el mundo.

Nos acercamos al 1 de mayo de 2021 en un período en el que se agudizan las contradicciones entre el trabajo y el capital, el imperialismo y los pueblos oprimidos, y entre los propios imperialistas, y en el que la probabilidad de que estos “conflictos” pasen de la diplomacia al campo de batalla es cada vez mayor. Un 1 de mayo combativo con participación masiva mostrará el poder de la clase obrera. Un 1 de mayo fuerte dará a la clase obrera y a los pueblos oprimidos la moral que necesitan para dar pasos para involucrarse en luchas más avanzadas, y servirá para que la lucha dé pasos adelante.

Para la clase obrera, el 1 de Mayo significa un día  en el que pone a prueba su fuerza en contra del frente capitalismo. Por esta razón, la clase obrera debe unirse al Primero de Mayo de la manera más organizada. Siempre que sea posible, los trabajadores deben formar “comités del 1º de Mayo”, elegidos a través de la más amplia participación en las fábricas, lugares de trabajo y en todos los ámbitos, con el fin de evitar el vaciamiento del 1º de Mayo por la burocracia sindical. Organizando el 1º de Mayo de acuerdo con su significado, la clase obrera encontrará no sólo a millones de trabajadores arrojados a los brazos del paro, sino también a los campesinos pobres incapaces de producir, a los pequeños comerciantes enfrentados a la ruina, a los pobres del campo y de la ciudad, a la juventud y a las mujeres que luchan contra el capitalismo y la reacción. En cierto modo, el Primero de Mayo puede jugar el papel de palanca en la lucha de la clase obrera y de los pueblos.

Hoy, los trabajadores se enfrentan a dos tareas contra los monopolios capitalistas que no reconocen límites en la explotación y el saqueo y que ahora están intensificando la fuerza y la violencia tomando medidas contra el descontento y las reacciones que surgen: fortalecer las filas de la clase obrera reforzando su unidad en cada país y a escala internacional; y, desarrollar su unidad y alianza con los pueblos trabajadores oprimidos.

¡Por lo tanto, sigamos adelante para celebrar el Primero de Mayo de una manera digna de su significado histórico!

 

¡Viva el Primero de Mayo!

¡Viva la unidad, la lucha y la solidaridad internacional de la clase obrera!

¡Exigimos puestos de trabajo seguros, pan y libertad!

¡Viva el Primero de Mayo, viva el internacionalismo proletario!

 

Comité de Coordinación de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista leninistas – CIPOML

MUJERES TRABAJADORAS DEL MUNDO ¡UNÁMONOS Y LUCHEMOS CONTRA LA VIOLENCIA, LA DESIGUALDAD Y LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA!!

Saludamos el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que hoy conmemoramos bajo la pesada carga de la pandemia del Covid 19, que no solo se ha convertido en una crisis de salud pública que impacta en miles de millones de vidas humanas, sino que también ha resquebrajado la cáscara neoliberal del capitalismo imperialista y ha desenmascarado su esencia brutalmente explotadora.

La privatización de la salud pública ha generado más muerte y enfermedad para la mayoría de seres humanos dejándolos sin acceso a servicios de salud gratuitos y de calidad, lo cual significa una grave afectación a sus derechos humanos fundamentales, además por la mercantilización del conocimiento científico, miles de millones de personas no pueden acceder a la vacuna, que es la mejor esperanza para superar la pandemia. Esta situación se agrava por la salida de cientos de miles de niños, niñas y jóvenes de las actividades educativas porque no tienen acceso al internet y a los dispositivos necesarios para la educación virtual que se ha generalizado por la pandemia.

Las políticas neoliberales de flexibilización laboral e inseguridad social, como el trabajo a medio tiempo, el empleo temporal, el contrato a plazo fijo, el incremento de la jornada laboral, etc. se han expandido y han causado el desempleo masivo. El callejón sin salida capitalista frente a la pandemia ha producido masas que han perdido su sustento y se encuentran en la extrema pobreza e indigencia.

¡EL ESTADO CAPITALISTA ES LA CAUSA PARA EL INCREMENTO DE LA ESCLAVITUD DOMÉSTICA!

A medida que las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos se vieron arrastrados a un torbellino de miseria y hambre, nuevamente las mujeres han sido empujadas a condiciones de mayor explotación y violencia. Mientras las organizaciones no gubernamentales internacionales al servicio del capital se contentan con publicar “informes sombra” sobre el aumento de la violencia doméstica, los encierros se llevan a cabo a costa de la vida y la integridad de las mujeres.

Los estados burgueses y sus gobiernos no tomaron medidas efectivas para proteger a las mujeres en ninguna parte del mundo. Además, se cierran los refugios para mujeres, se suprimen las líneas telefónicas públicas de ayuda y se suspenden los procesos judiciales. Las mujeres se han quedado solas y confinadas en hogares que se han convertido en una escena del crimen debido al aumento de la violencia y los femicidios. El hecho de que el aparato estatal al servicio de los capitalistas no pueda controlar la pandemia lo sienten más las mujeres.

MAYOR POBREZA Y MAYOR DESEMPLEO PARA LAS MUJERES

Además de dejar a las mujeres desprotegidas ante la violencia, el Estado capitalista también se ha convertido en una herramienta para su empobrecimiento. Todas las clases sociales se han visto afectadas por la pandemia, pero los distintos gobiernos han generado políticas para garantizar los intereses económicos del capitalismo. Los fondos públicos obtenidos de los y las trabajadores se han puesto al servicio de capitalistas cuyas deudas fiscales fueron perdonadas y además son beneficiarios de las medidas y reformas económicas de salvataje capitalista. Por otro lado, después de haber estado encadenadas durante décadas con microcréditos bajo los programas neoliberales de “emprendimiento femenino”, las trabajadoras autónomas y las pequeñas productoras han sido presionadas por las deudas que no pueden pagar y han sido despojadas de sus recursos.

Las mujeres y los niños/as como trabajadores no remunerados de familias rurales pobres, se han visto privados de las oportunidades más básicas para sobrevivir como el acceso a alimentos, agua y vivienda. Decenas de millones de mujeres trabajadoras del sector informal han perdido sus ingresos y la inseguridad las ha condenado al hambre y a más opresión ante la pandemia.

Las mujeres trabajadoras que en gran parte se encuentran en actividades y empleos temporales, trabajos a medio tiempo, como parte de la política neoliberal presentada en forma de “equilibrio trabajo-familia”, se han quedado desempleadas y excluidas de la protección social incluso en los países capitalistas más avanzados.

AUMENTO DE LA REPRESIÓN PATRIARCAL COMO PARTE DEL CONTROL CAPITALISTA

La pandemia y la crisis económica están siendo utilizadas como una oportunidad por la clase capitalista a nivel mundial. Como los trabajadores han quedado al margen de la inmunidad de rebaño, la pandemia del COVID-19 se ha convertido en una “enfermedad de las clases trabajadoras”.

Se han intensificado los ataques contra las conquistas históricas de la clase trabajadora en su conjunto, como indemnizaciones por despido, pensiones y fondos de desempleo, y también se han afectado los derechos de las mujeres como la licencia por maternidad, especialmente en los países dependientes. El control sobre el proceso laboral se ha vuelto mucho más opresivo y los trabajadores se ven obligados a cumplir los objetivos de producción sin parar. Las trabajadoras mujeres están expuestas a un creciente acoso, hostigamiento y humillación en el lugar de trabajo. En resumen, las mujeres se han visto afectadas por la crisis del capitalismo y por las medidas de contención de la pandemia, no solo como “esclavas domésticas”, sino también como “esclavas asalariadas”. No sólo están “encerradas” en el hogar sino también en el lugar de trabajo, hay ejemplos de trabajadoras mantenidas en la fábrica durante el día y en dormitorios por la noche con casos positivos de contagio del COVID entre ellas. Muchas mujeres fueron forzadas a trabajar en el momento álgido de la pandemia o se sintieron obligadas a ir a su trabajo precario, evitando las pruebas del COVID por temor a tener un resultado positivo y tener que dejar de trabajar y verse privadas de su único ingreso con la ausencia de apoyo del gobierno. El primer año de la pandemia ya ha reservado su lugar en la historia humana como un período en el que se ha desvelado el carácter patriarcal del control obrero capitalista.

EL CAPITALISMO MONOPÓLICO SE RESPALDA EN EL FASCISMO

A pesar de todo, las clases trabajadoras de muchos países se unen y luchan contra la destrucción de sus condiciones de vida y trabajo causada por la pandemia y la crisis; por sus derechos y libertades económicas, sociales y democráticas. Las trabajadoras participan activamente en estas luchas.

Con sus esfuerzos encaminados a exigir bienestar y el acceso a los servicios de salud pública, especialmente las trabajadoras de la salud se han destacado en sus luchas, no solo por sus propias demandas, por sus condiciones de vida, sino también por el derecho a los servicios de salud, resistiéndose a que la salud pública sea sacrificada por acción de la barbarie capitalista. Amplios sectores de mujeres continuaron con sus manifestaciones durante las medidas de la pandemia para hacer retroceder los ataques a sus derechos básicos. En todos los rincones del mundo, a través de grandes o pequeños actos de resistencia, buscaron formas de luchas para unir fuerzas contra estos ataques. Las mujeres de Argentina han ganado su lucha por la legalización del aborto luego de 25 años de lucha que no cedió ni en las condiciones de la pandemia. Las mujeres de la India estuvieron en primera línea durante las huelgas de millones de trabajadores. En Europa, las mujeres se han movilizado en defensa de la Convención de Estambul, que fue atacada por gobiernos reaccionarios respaldados por autoridades religiosas.

Los efectos devastadores de la pandemia y la crisis son aprovechadas por las fuerzas reaccionarias, especialmente las organizaciones fascistas, para cobrar fuerza. En muchos países, las camarillas burguesas monopolistas tratan de absorber el malestar y el descontento de las masas populares explotadas y oprimidas dentro del sistema encaminándolas hacia políticas racistas, chovinistas, misóginas y xenófobas. Además, tienden a empoderar al populismo de derecha que ya estaba en aumento antes del estallido de la pandemia, y utilizan más a las organizaciones ilegales para-estatales.

Un número considerable de mujeres trabajadoras es consciente del peligro de la consolidación del fascismo en muchas partes del mundo, desde Estados Unidos hasta India, desde Brasil hasta Turquía. Tienen la experiencia histórica y contemporánea de que la explotación, las desigualdades, la violencia y las políticas racista-fascistas no pueden ser detenidas por la democracia liberal.

ALCEMOS NUESTRA VOZ CONTRA EL IMPERIALISMO Y CONTRA TODAS LAS FUERZAS REACCIONARIAS QUE NOS OPRIMEN A LAS MUJERES

El 8 de marzo de 2021 marca un punto de inflexión en el que las mujeres trabajadoras deben elevar su lucha a nivel mundial y mejorar su organización por los derechos y libertades económicas, democráticas y políticas en oposición a los efectos devastadores de la pandemia y la crisis, la intensificación de la explotación y las desigualdades, contra el imperialismo, la agresión racista-fascista y todo tipo de fuerzas reaccionarias.

Estos ataques intensificados sólo pueden enfrentarse mediante una lucha conjun y fortalecida de todos los trabajadores, con las mujeres trabajadoras como parte inseparable de ellos.

¡Todas las trabajadoras del mundo, unámonos por nuestros derechos y libertades!

¡Viva la lucha organizada de las trabajadoras!

¡Viva la solidaridad internacional de las mujeres trabajadoras!

¡Viva la Unidad y lucha del Movimiento de Mujeres en el mundo por su liberación y la emancipación de la humanidad!!

Marzo de 2021

XXVI Plenaria de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas – CIPOML

El análisis de la situación internacional y las tareas que en ese contexto corresponde cumplir a los partidos y organizaciones marxista-leninistas, ha sido el tema central que convocó a la XXVI Sesión Plenaria de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas, CIPOML, efectuada los primeros días de febrero de este año. La plenaria conoció también el trabajo que sus integrantes desarrollan en cada uno de sus países, con el propósito de avanzar en el proceso de organización de la revolución social del proletariado, para poner fin al régimen de explotación capitalista e instaurar la sociedad de los trabajadores: el socialismo.

Los debates de esta reunión expresaron la unidad ideológico-política de los partidos, cimentada en los principios del marxismo leninismo, la coincidencia de apreciaciones respecto de los elementos que caracterizan el escenario mundial y cómo los marxista leninistas debemos encarar la presente situación.

Los trabajadores y los pueblos enfrentan un momento en el que la crisis económica del capitalismo y la pandemia del Covid 19 han sido motivo para que los dueños del capital y el estado capitalista ejecuten políticas de flexibilización laboral, alargamiento de las jornadas de trabajo, disminución de salarios, despidos en los sectores público y privado que protegen y benefician a sus grandes empresas, incrementando los niveles de explotación a los trabajadores, y provocan el aumento del desempleo, subempleo, pobreza, hambre en millones de hombres, mujeres, jóvenes en el planeta. Crece el hambre y la pobreza, pero crecen también las riquezas de un puñado de mil-millonarios, dueños de corporaciones y accionistas de poderosos monopolios internacionales.

El orden capitalista internacional también se caracteriza por la agudización de los conflictos interimperialistas, por los esfuerzos que las potencias –como EEUU, China, Rusia, Alemania, Reino Unido, Francia…- efectúan para ganar posiciones en la geopolítica mundial, para proteger y/o ampliar sus zonas de influencia económico-política. Sus contradicciones tienen manifestaciones diversas, pero una de sus aristas más peligrosas se presenta en sus millonarios gastos militares. La presencia de Joe Biden como presidente de EEUU, no obstante ejecute cambios en la política internacional e interna de su país, en lo sustancial no cambiará la esencia imperialista de los Estados Unidos; el multilateralismo planteado como elemento de su política externa no disminuirá la rivalidad interimperialistas, sino que la incrementará.

Advertimos que en varias regiones del mundo las fuerzas de derecha y fascistas ganan posiciones, levantando banderas nacionalistas, chovinistas, xenófobas; crecen las políticas estatales que buscan el control social, violentando los derechos de los trabajadores y los pueblos.

El mundo vive una situación tan compleja, que entre los esfuerzos que la burguesía internacional propone para sortear el momento, desde el Foro de Davos ha salido la propuesta del Gran Reajuste (The Great Reset), que buscaría adornar al capitalismo con aparentes políticas sociales que hagan menos dura la explotación a la que está sometida la clase obrera.

En tanto crece la explotación y la pobreza, los trabajadores, los pueblos, la juventud, las mujeres unen esfuerzos y luchan. Sobrepasando las barreras impuestas por los gobiernos para impedir que estos se expresen, la lucha de los trabajadores y los pueblos crece en todos los continentes: exigen trabajo, salud, salarios, derechos democráticos.

En este contexto, las organizaciones integrantes de la CIPOML hacemos esfuerzos por cumplir nuestra responsabilidad política, de ponernos al frente de los trabajadores y los pueblos, de agitar y organizar sus luchas; por desarrollar su conciencia de clase, que les permita entender que la causa de los problemas que hoy los azota está en el sistema capitalista-imperialista imperante, y que la solución a estos problemas viene de la mano de la revolución social del proletariado.

XXVI Plenaria de la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas, CIPOML

Febrero de 2021

25 de Noviembre: “Día Internacional de Lucha contra la violencia hacia las mujeres”

Cada 25 de noviembre las mujeres del Perú y el mundo se movilizan para denunciar la violencia que se ejerce sobre ellas, esta fecha conmemora la lucha y resistencia de las hermanas dominicanas: Teresa, Patria y Minerva Mirabal; quienes llevaban más de una década resistiendo y enfrentándose a la dictadura criminal de Rafael Leónidas Trujillo, que con su policía secreta asesinó a “las mariposas”, un 25 de Noviembre de 1960, este hecho provocó un sinfín de protestas en República Dominicana, y estas se replicaron en el mundo hasta nuestros días.

En la actualidad, se conmemora el 25 de Noviembre como un día de lucha contra la violencia que imprimen el sistema capitalista y el régimen patriarcal contra las mujeres en el mundo y que se expresan a través del machismo, la explotación laboral, la discriminación salarial, la cosificación de la mujer, la propaganda de estereotipos y los feminicidios. La violencia contra la mujer, es un problema estructural y consustancial al sistema capitalista, por lo que la lucha de las mujeres no solo debe ser por lograr sus reivindicaciones económicas y sociales sino también por conquistar sus reivindicaciones políticas, por sustituir al capitalismo por un sistema que cimiente su verdadera emancipación social y de clase.

La pandemia a causa del COVID-19 ha puesto en evidencia el nivel precario en los que viven las mujeres de las capas populares, que no tienen las mismas condiciones para enfrentar la violencia machista, el no acceso a salud, trabajo, justicia, entre otros derechos, que visibilizan el mayor grado de su vulnerabilidad.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en América Latina, una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia física o sexual en una relación, en algún momento de su vida.
Según reportes del Programa Aurora del MIMP para Prevención y Erradicación de la Violencia contra la Mujer e Integrantes del grupo Familiar, desde el inicio de la pandemia al mes de Octubre la “Línea 100” recibió un total de 200,270 llamadas y que derivaron 40,550 casos a los Centro de Emergencia Mujer, de los cuales 2,741 fueron reportes de violencia y abuso sexuales y 1,032 estaban referidas a violencia y abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes. A su vez, con la creación del Registro Nacional de Información de Personas Desaparecidas se ha reportado que desde el 2018 hasta octubre de este año, han desaparecido 35 mil 766 mujeres, niñas y adolescentes. De cada 3 personas desaparecidas, dos son mujeres: adultas, adolescentes o niñas.
Según los reportes del Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo al mes de octubre se han identificado 163 muertes violentas de las cuales se ha identificado 114 como casos de feminicidio y los otros están en proceso de investigación e identificación.

Las cifras son alarmantes y van en aumento, es urgente y necesario bregar por la concientización, organización, movilización y politización de las mujeres, para hacerle frente a la violencia estructural. Las leyes por sí solas no bastan para garantizar una vida de equidad y respeto, la situación de inequidad y discriminación no ha cambiado, por el contrario, la situación de las mujeres, poblaciones vulnerables y de los sectores populares es cada vez más difícil.

Ahora las mujeres y los pueblos levantan las consignas de Nueva Constitución por medio de una Asamblea Constituyente Soberana y Popular, se han ubicado en la primera línea hasta conseguir que en la nueva Constitución se oigan las voces de las millones de mujeres de los sectores populares, que se encuentran en las periferias de las ciudades y el campo, que viven con mayor agudeza las injusticias provenientes del sistema imperante y no solo luchan contra el patriarcado, sino contra el sistema capitalista; pues solo sobre sus ruinas, se podrá construir una nueva sociedad, de verdadera igualdad y libertad; la emancipación completa de lña mujer será conquistada y en igualdad de condiciones con el hombre, sólo cuando la mujer ocupe y se reconozca su lugar en la producción material de la sociedad, se socialicen las tareas domésticas y se logre la liberación social junto a la clase trabajadora.

¡ASAMBLEA CONSTITUYENTE SOBERANA Y POPULAR PARA UNA NUEVA CONSTITUCIÓN, AHORA!
¡UNIDAD Y LUCHA DE LAS MUJERES Y LOS PUEBLOS POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO Y LA VERDADERA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER!

B.P del PCP(m-l)
25 de Noviembre de 2020

Camarada Raúl Marco ¡presente!

Con profunda tristeza acabamos de recibir la noticia de que el camarada Raúl Marco, presidente del PCE(m-l) ha fallecido en la madrugada de hoy, viernes 16 de octubre de 2020.
Inclinamos las banderas rojas del Partido Comunista Peruano (marxista-leninista), en memoria de uno de los comunistas más claros que hemos tenido en los últimos tiempos. Así mismo enviamos un abrazo fraterno a los militantes del Partido Comunista de España (marxista – leninista) y familiares.

El camarada Raúl, en su trayectoria política ha hecho una gran contribución al movimiento comunista internacional marxista-leninista. La fundación del PCE(m-l), el FRAP y el impulso a la organización de la CIPOML, son contribuciones que quedan grabadas en las páginas de la historia de la clase obrera y los pueblos del mundo.
Su preocupación por la forja de la conciencia de las nuevas generaciones de comunistas en el mundo fue bien recibida por nuestros partidos hermanos de la CIPOML y en ese empeño queda nuestro compromiso, seguir construyendo la joven guardia que se encuentre más cerca del objetivo histórico de la clase obrera, construir la patria internacional de los trabajadores y el comunismo en el mundo.

¡Honor y gloria al c. Raúl Marco!
¡Cuando un revolucionario muere, nunca muere!
Octubre de 2020.

c. Nilo Candela
Secretario General del Partido Comunista Peruano (marxista – leninista)

CIPOML | Un orden revolucionario es posible y necesario

La pandemia del coronavirus se ha extendido en poco más de 100 días por todos los confines del planeta, alterando todas las formas de relaciones sociales, llevando a cientos de miles de personas a la muerte; contagiando y recluyendo en sus casas a millones. Ha impactado la economía mundial, cuestionando el orden económico e institucional capitalista utilizado desde la década de 1980 para asegurar la acumulación de capital; además, ha puesto de relieve el papel del neoliberalismo en la destrucción causada, y también ha planteado interrogantes sobre el modelo de vida social, económica y política que seguirá como una nueva normalidad.

La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas (CIPOML) se pronuncia ante esta situación, en los términos siguientes:

I.-

La humanidad, y como parte de esta, de manera principal la clase obrera y el pueblo en general, está siendo impactada por la pandemia de la Covid 19; un hecho social tanto como una cuestión sanitaria, que con inusitada rapidez y amplitud geográfica ha conmocionado todo tipo de relaciones sociales.

Todos los países y pueblos del planeta han sido afectados de alguna manera y en gradaciones distintas. Rara vez tantos países y pueblos se han visto afectados en esta medida por algún evento.

La universidad estadounidense John Hopkins ha informado que, al 20 de junio de este año, más de 460 mil personas han muerto a causa de esta y 8,7 millones están contaminadas. Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), da cuenta de que millones de personas han sido confinadas en sus casas en cuarentena, muchas sufriendo hambre y otras carencias materiales, al tiempo que se enfrentan a la pobreza extrema, en muchos países sin acceso al apoyo público.

El desempleo ha aumentado un 20 % a nivel mundial, agravando este problema, como la pobreza general, que antes de los embates de la pandemia ya alcanzaban cifras alarmantes. La fuerza de trabajo ha perdido valor, precisamente por el crecimiento del desempleo y el constreñimiento de la actividad productiva.

En muchos países, incluso los considerados desarrollados, los hospitales han sido desbordados por la demanda de atención urgente, y las funerarias no han dado abasto a la demanda de servicios fúnebres. Fosas comunes para cientos de fallecidos han sido cavadas, y traen a la memoria los peores momentos de guerras y catástrofes. Muchas familias han sufrido el dolor de perder a los suyos, y de no poder siquiera organizar unas honras fúnebres para despedirlos.

El estado de sitio, el toque de queda, el monitoreo a la privacidad individual por parte de los gobiernos mediante recursos informáticos y otras formas de control, todos los cuales fueron siempre protestados por los pueblos, han devenido en medidas normales para combatir la pandemia.

El miedo, la impotencia y la incertidumbre contra el virus mantienen a millones de seres humanos alerta, principalmente a las masas trabajadoras y a los pueblos en general. La ineficacia de los servicios de salud y de los hospitales a consecuencia de las políticas capitalistas neoliberales de privatización, austeridad y recortes son, sin duda, la razón de esto y de la destrucción causada por la pandemia. Es tal que no había suficientes camas e instalaciones hospitalarias, con pacientes esperando en camillas en los corredores, equipos de protección inadecuado para los trabajadores de la salud, donde se dejaba morir a los ancianos y los vulnerables para dejar espacio a los pacientes más jóvenes. Es una verdadera tragedia humana.

II.-

En el período previo a la pandemia, los capitalistas estaban en un estado de ofensiva en contra de los obreros y trabajadores en casi todos los países. De manera particular en los sectores de educación y salud, los servicios públicos se redujeron al mínimo, con los servicios de salud completamente paralizados. Con el predominio de la confrontación entre Estados Unidos y China, las contradicciones en los países capitalistas imperialistas se intensifican más y la competencia se agrava. Estallando en un momento en que la economía capitalista internacional se estaba estancando, el mundo enfrentó la pandemia bajo estas caóticas condiciones. La burguesía mundial no pudo establecer un enfoque conjunto y no llevó a cabo una lucha unificada contra la pandemia. Al igual que en el caso de los miembros de la UE, que supuestamente está unificada, cada país quedó librado a su suerte.

Esto se demostró en la conducta de instituciones internacionales como la OMS, la misma UNESCO, en tanto agencias de la ONU. Por ejemplo, Donald Trump acusó a la OMS de colaborar con China y amenazó con retirar a EEUU de esta. A eso se suma el esfuerzo desarticulado de la investigación de vacunas, que actualmente avanza de forma independiente entre sí, lo que resulta en el desperdicio de recursos y la incapacidad de utilizar los hallazgos científicos. Ahora no hay duda que cualquier vacuna que se descubra se utilizará ante todo en los países y las clases más ricas. En esas condiciones, no se podía esperar que las instituciones del orden mundial neoliberal previnieran la pandemia y la combatieran eficazmente, y así fue. Como tal, ni siquiera pudo definirse una orientación general a la que se adhirieran los gobiernos nacionales. Han sido cómplices por comisión u omisión de las multinacionales farmacéuticas, por lo que quedan sin autoridad ante una gran parte del pueblo consciente y de la comunidad científica y sanitaria progresista.

El orden capitalista neoliberal no tiene futuro

La investigación científica, que ha debido ser continua, porque anteriores virus advertían la necesidad de hacerla rigurosa y sistemática, fue dejada a la voluntad del capital, de las empresas que, vale la pena recordarlo, hacen negocios con la salud y, de hecho, los virus mismos son una oportunidad para hacer negocios y acumular más capital.

Los Estados hicieron uso de dinero público para construir infraestructuras que entregaron a empresas privadas de manera directa, o fueron privatizadas bajo el eufemismo de la gerencia mediante “patronatos” integrados por títeres de las clases dominantes.

Fueron congelados los presupuestos públicos destinados a investigación o reducidos de manera significativa, a un punto tal que en gran parte de los países no hay partidas para ese capítulo vital para el desarrollo social y económico, para la prevención y el combate efectivo de virus, enfermedades y bacterias que afecten a seres humanos y a la naturaleza. A las universidades públicas también les han sido restringidos los presupuestos, inhabilitándolas por esa vía de hacer ciencia, y de aportar conocimientos para prevenir y superar problemas.

Además, la pandemia llegó cuando la mayoría de los servicios sanitarios, especialmente los servicios clínicos y de atención habían sido privatizados, cerrado el acceso a los mismos para las grandes mayorías populares, mientras que los hospitales públicos que han logrado “sobrevivir” a las privatizaciones, operan con enormes carencias y apenas pueden atender de manera mínima afecciones a la salud de pequeños grupos del pueblo.

La pandemia es un acontecimiento tanto social como sanitario. Afecta las relaciones sociales, la producción económica y toda la actividad social y cultural.

La pandemia ha contribuido a la desaceleración de la economía capitalista mundial, que de hecho ya estaba estancada y en proceso de acumular factores antes del arranque de esta, mientras que actualmente está agravando la crisis económica que comenzó durante ella. Combinada con la destrucción del medio ambiente causada por el sistema capitalista, la crisis está destruyendo las fuerzas productivas y la naturaleza, como lo planteó Carlos Marx en el Capital.

El proceso de la pandemia pone de relieve la necesidad de un nuevo orden social y político. Ha hecho que esta necesidad sea aún más urgente, con sectores más grandes de las masas trabajadoras tomando consciencia de las consecuencias del capitalismo y comenzando a cuestionar su existencia.

Varios ideólogos del mismo sistema capitalista coinciden en señalar que la normalidad post COVID 19 deberá ser diferente a la anterior a esta.

En este aspecto está planteada una disputa teórica y política. O sigue en pie la modalidad neoliberal de la explotación capitalista, con el dominio del mercado como principal ordenador de la actividad económica y social, y el capital financiero como principal beneficiario, para lo cual no es de descartar que el sistema tenga que recurrir a formas fascistas de dominio político.

O el capital recurre a políticas neo keynesianas, con un papel importante del Estado en la inversión y en la regulación de la actividad económica, acompañadas de políticas de concesión de migajas sociales para la clase obrera y el pueblo en general.

Una tercera posibilidad es la perspectiva del crecimiento de una salida revolucionaria.

La CIPOML se afirma en esta última. No dejemos a la burguesía las esferas económica, social, política y cultural para que esta posibilidad pueda realizarse. Como hemos visto, la burguesía se ha mostrado incapaz frente a la pandemia, apeló a las masas a quedarse en casa, pero eso fue posible únicamente para quienes no tenían trabajo. Nuestra dignidad humana fue violentada. Cientos de miles, principalmente trabajadores de la salud, fueron forzados a trabajar sin protección en hospitales, fábricas, en sitios de trabajo y en las calles. El distanciamiento social no fue relevante para la mayoría de ellos. Este también ha sido un período en el que hemos visto el valor que dan a la vida y a las condiciones de trabajo. Ahora, en el nombre de una “nueva normalidad” somos obligados a trabajar para garantizar la supervivencia del sistema capitalista.

Una vez más hemos visto que los capitalistas no tienen nada para ofrecernos. En muchos países ni siquiera repartieron máscaras faciales. Los paquetes de apoyo económico contra la pandemia comprendieron exclusivamente el apoyo a los capitalistas, que ascendieron a miles de millones, mientras las pequeñas empresas recibieron muy poco y las masas trabajadoras fueron obligadas a trabajar por ganancias, y todo lo que recibieron fueron falsas promesas. Los hospitales ni siquiera nos sirvieron y ni siquiera pudimos completar las pruebas. Los hospitales ya se habían mostrado ineficaces.

En cada país habrá demandas específicas sobre las cuales se levantará nuestra unidad y lucha. Algunas exigencias en las que podemos confluir y unirnos, no obstante entender la realidad específica de los diferentes países, son las siguientes:

  • No aceptar la imposición de políticas y rechazar el convertirnos en esclavos nacionales de los capitalistas.

  • En todos los lugares de trabajo debe garantizarse condiciones laborales contra la pandemia.

  • La salud no puede estar sujeta al comercio y lucro. La privatización de los sistemas de salud debería terminar, se debe garantizar el acceso del pueblo a servicios de salud de calidad y de manera gratuita.

  • Todas las instituciones y hospitales deben estar bajo control público, es inaceptable el estado en el que se encuentra el sistema de salud.

  • Se debe proporcionar el suficiente apoyo financiero a la familia de los trabajadores que han quedado sin trabajo, que no tienen ingresos suficientes o carecen de ellos para cubrir sus necesidades esenciales. Las facturas de arriendo de vivienda, electricidad, agua, gas deben ser cubiertas por el Estado. Las deudas de créditos de los trabajadores en esta situación y de los pequeños productores y de los dueños de pequeños negocios deben ser canceladas.

  • A pesar de ser llamada la “nueva normalidad”, no está claro que la pandemia haya terminado o que no cause una segunda oleada. Debemos luchar contra estas políticas de los capitalistas y de su sistema capitalista que acerca esta posibilidad, que nos sacrifica en pro de su supervivencia y provecho, mientras no se toman medidas para asegurar el futuro de la humanidad.

Para levantar nuestra lucha por estas demandas en contra del orden capitalista internacional, que es el responsable de la pandemia, tenemos que tratar de unir todo lo que sea políticamente posible, para golpear al imperialismo y a los gobiernos capitalistas a su servicio. Los espacios donde se desarrollará esta unidad incluyen campañas masivas, organizaciones sindicales, de profesionales, iniciativas locales, organizaciones estudiantiles, de la juventud y de mujeres, y varios frentes populares que reúnen a estas organizaciones y a los sectores más amplios del pueblo.

Un orden revolucionario es posible y necesario

La pandemia en curso es un terrible desastre. Cientos de miles de vidas humanas se han perdido; millones de personas enfrentan hambre y diversas formas de privación; crece el desempleo y se desvaloriza la fuerza de trabajo; y, el grueso de la humanidad se mantiene en la incertidumbre, en miedo, con los nervios de punta, como bajo una espada de Damocles.

Todas las adversidades invitan a luchar en su contra. En la lucha en contra de la pandemia, lo mejor de los seres humanos, la solidaridad, se ha hecho sentir cada vez más. La pandemia y las posiciones que la burguesía tomó contra la pandemia también han impulsado la reacción, el descontento y la ira de los trabajadores y las masas trabajadoras contra los efectos del orden capitalista. Esto se expresa en la mejora del sentido de solidaridad entre las masas trabajadoras, así como en la tendencia creciente a tomar medidas para expresar esta reacción, que es desencadenada por una variedad de razones.

La pandemia ha contribuido a levantar el espíritu de solidaridad humana de millones de personas en todas partes del planeta, en un mentís al “sálvese quien pueda”, impuesto por el individualismo neoliberal. La gente comparte con otras lo poco que tiene; busca cómo hacer más ligera la carga material y espiritual que sobrellevan otros. Las redes locales de solidaridad que brindan apoyo a las personas y trabajadores públicos, especialmente a los trabajadores de la salud, han brotado en todo el mundo.

Es notorio el interés de los científicos por dar lo mejor de si para ayudar a la humanidad a salir rápido de esta calamidad; los profesionales de la salud, en general, no reparan en poner en riesgo su vida para atender a las personas en medio de todas las precariedades de los sistemas sanitarios

Digno de mención es también la actitud de las celebridades del mundo del arte y la cultura, que han estado ofreciendo sus creaciones y habilidades para animar, elevar el espíritu de resistencia y fortalecer la esperanza de un futuro vivible.

Todas estas son tendencias que tenemos que ayudar a desarrollarlas y basar nuestro trabajo en ellas. En medio del distanciamiento físico impuesto por la cuarentena, las protestas populares van teniendo lugar. En un inicio, debido a las circunstancias, fueron pequeños grupos. Pero esta tendencia que estaba creciendo en muchos países antes de la pandemia, alcanzó proporciones masivas con el asesinato de George Floyd, que compensó las amplias manifestaciones en las que participaron cientos de miles de personas, no únicamente en los Estados Unidos, sino casi en todo el mundo. Esta ola de lucha que estalla como resultado de la ira de las masas, que se desarrolla en el período pandémico en contra de la brutalidad del capitalismo, ahora nos presenta la línea de lucha que podemos seguir.

La CIPOML llama a la clase obrera y a las masas trabajadoras, a todos los descontentos con la agresión del capitalismo y la falta de futuro a la que nos ha condenado, a redoblar la unidad, la solidaridad y la lucha. Podemos alcanzar nuestro futuro si nos unimos y luchamos en contra de la agresión neoliberal capitalista que usurpa nuestras vidas y nuestro futuro.

¡El futuro es nuestro!

Comité Coordinador

Conferencia Internacional de los Partidos y

Organizaciones Marxistas Leninistas (CIPOML)

Junio, 2020

CIPOML | Estallido social en el corazón del sistema capitalista imperialista

En Estados Unidos de Norteamérica se ha producido un estallido social sin precedentes en muchos años, tanto por la amplitud de las protestas como por sus expresiones de combatividad. El asesinato de George Floyd, a manos de la Policía en Minneapolis, ha provocado que miles de hombres y mujeres se tomen las calles de más de ciento veinte ciudades en todos los estados del país, unificados con el grito «Sin justicia no habrá paz».
El rápido contagio de las protestas iniciadas en Minneapolis y las connotaciones sociales y políticas que ahora tienen en todo el país, expresan cuán reprimidas se encontraban en la población el descontento y el rechazo a múltiples problemas, algunos de los cuales se han visibilizado aún más y otros se han agudizado por efecto de la pandemia del Covid 19. Los pueblos de EEUU rechazan el racismo, el deterioro de las condiciones de trabajo y de vida, el vertiginoso crecimiento del desempleo (40 millones de desocupados en los últimos meses), la alta tasa de mortalidad por acción de la pandemia, que afecta fundamentalmente a los más pobres, a los negros, a latinos, a los migrantes, la xenofobia y el supremacismo blanco promovidos por el presidente Donald Trump y los círculos dominantes de poder, es decir, es una lucha que cuestiona al sistema capitalista imperante.

Los acontecimientos que hoy se producen en EEUU –que meses antes los vimos en varios países de América Latina, Europa, Asia y África- son fácilmente explicables al mirar cómo actúa el capitalismo sobre los trabajadores y los pueblos para garantizar la reproducción del capital y el
incremento de las ganancias de sus propietarios. Sin embargo, las movilizaciones en EEUU tienen una trascendencia e importancia particular, pues, se producen en la principal economía capitalista imperialista del mundo, evidenciándose que las potencias más desarrolladas no están blindadas al combate de las masas. Donde hay explotación y opresión, hay resistencia y lucha de los trabajadores y los pueblos.

En todo el mundo, el descontento y repudio de los trabajadores y los pueblos crece porque sus condiciones de vida se ven más afectadas a medida que la economía capitalista se encoge. Los efectos de la pandemia del Covid 19, sobre la economía mundial y de cada uno de los países, afectan principalmente a los trabajadores, a los desempleados y subempleados, a los sin casa, a los campesinos sin tierra, a los migrantes, a los sectores más empobrecidos de la sociedad, lo que hace prever que nuevas revueltas, nuevas luchas se extenderán en el mundo por justicia, por derechos sociales y políticos, contra la opresión y la explotación.

La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas (CIPOML) expresa su solidaridad con los trabajadores, los jóvenes, las mujeres que se han levantado en lucha en los Estados Unidos y condena la brutal respuesta dada por el gobierno de Donald Trump; rechazamos la movilización de tropas militares y de la Guardia Nacional, la declaratoria del estado de emergencia y toques de queda en varios estados, la violenta represión que ha cobrado la vida de otros ciudadanos en las protestas que, no obstante, no ha podido frenar la indignación y la presencia de miles de luchadores en las calles.

Llamamos a los trabajadores y los pueblos del mundo, a los partidos y organizaciones integrantes de nuestra Conferencia a mantener y organizar nuevas demostraciones de solidaridad con los pueblos de EEUU y de condena al imperialismo estadounidense.

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninista CIPOML

Junio de 2020

CIPOML | Un paso adelante en el día internacional de la unidad, lucha y solidaridad de la clase obrera

La clase obrera del mundo se acerca al Primero de Mayo, el día internacional de la unidad, la lucha y la solidaridad, en condiciones extraordinarias este año.
En el período reciente, muchos países se han visto envueltos en la vorágine de la crisis capitalista y el esfuerzo de los pueblos, cuyas condiciones de trabajo y de vida se han vuelto insoportables, se ha dirigido hacia la lucha contra el creciente desempleo, pobreza y miseria. Durante el último año, la economía capitalista mundial ya había entrado en un período de estancamiento. Junto con los despidos, las jornadas de trabajo más cortas, la proliferación de métodos flexibles de trabajo que implican solo el pago parcial o el no pago de los salarios y los permisos no remunerados, así como la pobreza, se ha convertido en el problema de casi todos los trabajadores del mundo. Además, las contradicciones entre los principales países imperialistas, principalmente entre los Estados Unidos y China y, en general, entre la burguesía mundial se han intensificado con crecientes conflictos.

Las condiciones de trabajo y de vida, agravadas por la crisis que se aproxima con una tendencia a generalizarse, ponen a prueba los límites de la tolerancia con la pandemia de Coronavirus. En cuanto a la pandemia, que ha llevado a la contracción de los mercados y la restricción de la producción, refuerza los factores de crisis.
La propaganda burguesa vincula la pandemia del Corona al virus producido en el laboratorio o la presenta principalmente como el “enemigo invisible” de la humanidad sin conexiones con el capitalismo. Esto a pesar de que hace 8 o 10 años los científicos advertían que surgirán pandemias debido a la destrucción de la naturaleza y el cambio climático. Sin embargo, principalmente con la burguesía de EE. UU. que se retiró de todos los tratados, la burguesía internacional, obsesionada por la codicia del lucro y sin tener en cuenta la salvaguardia de la humanidad y la vida, no vaciló en avanzar en la destrucción de la naturaleza. El capitalismo y el imperialismo están llevando a la humanidad a la calamidad con pandemias y guerras tanto como con el desempleo, la miseria y el hambre.
No fue suficiente para la burguesía ser en primer grado la principal culpable de la pandemia. Con su codicia y el afán de obtener excesivas ganancias, ha hecho que los sistemas sanitarios públicos sean ineficaces. Luego del desastre de la pandemia, al principio consideró deshacerse del desempleo junto con los ancianos y los enfermos, porque reducirían “gastos innecesarios˝; especialmente en países como Estados Unidos, Gran Bretaña y Brasil, la burguesía no movió un músculo contra la pandemia. Cuando esta alcanzó niveles que no habían previsto e inició la interrupción de procesos de producción y acumulación de capital, y los arrastraron hacia la crisis, recurrieron a intervenciones no para salvar a los humanos, sino al capitalismo.
La clase obrera está sufriendo la pandemia del coronavirus, que se propaga fácilmente de un trabajador a otro principalmente en fábricas y hospitales, así como en el correo, el transporte, los servicios locales, el sector comercial y las calles. La burguesía internacional que ha destruido las instituciones y las instalaciones de salud debido a los recortes que implementó durante décadas, en casi todos los países, no va más allá de hacer llamados “para quedarse en casa” contra la pandemia. Sin embargo, principalmente con los trabajadores de la salud, los trabajadores de sectores en los que la producción y los servicios se han considerado necesarios, como la alimentación, la energía, el transporte y la limpieza, y los trabajadores de todos los sectores en muchos países se ven obligados a trabajar, enfrentan el riesgo de muerte y siguen reproduciendo la vida en condiciones extraordinarias.
La continuación de la producción y la apropiación de la plusvalía producida por el trabajador y la supervivencia del capitalismo es la prioridad fundamental de la burguesía. Países como China, Estados Unidos -que se ha convertido en el centro de la pandemia-, Alemania e incluso Francia y España comenzaron a relajar las medidas pandémicas y lograr que los trabajadores comenzaran a trabajar a gran escala. Esto significa que habrá un aumento significativo en las muertes de trabajadores.
La razón de todo esto es clara: la condición principal para obtener grandes ganancias y la acumulación de capital es la condena de la clase obrera a producir una cantidad extremadamente alta de plusvalía en condiciones de trabajo y de vida extremadamente severas.
Tras declarar la guerra de la humanidad contra el Coronavirus, “el enemigo invisible”, la burguesía despliega esfuerzos para ocultar la contradicción irreconciliable entre el trabajo y el capital, y la guerra de clases que libra contra la clase obrera que explota sin piedad y contra quienes viven vendiendo su trabajo.
De hecho, durante décadas, la burguesía internacional ha estado en una ofensiva despiadada contra la clase obrera con políticas neoliberales. La salud, en la que casi no se ha realizado ninguna inversión, se ha hecho accesible en la medida en que se puede pagar. Ahora intensifica su ofensiva.
En los llamados “paquetes de medidas contra el coronavirus” no hay casi nada para los trabajadores. Todas las medidas buscan apoyar y salvar a la burguesía monopolista y a sus empresas. Ni siquiera una décima parte del apoyo se distribuye entre los trabajadores, principalmente aquellos que quedan sin empleo a pesar de su tamaño en términos de población.
Los trabajadores de la salud, sin posibilidad de someterse a exámenes, sin máscaras, equipo respiratorio y sacrificando a muchas víctimas entre ellos, están trabajando heroicamente.
Nada cambiará si no se acepta la necesidad de luchar contra la burguesía que ha estado imponiendo condiciones intolerables y contra sus extensiones, como la burocracia sindical que, en nombre de la burguesía, ha estado utilizando las cuotas de los trabajadores.
Para tener éxito se necesita una lucha conjunta y organizada. El requisito previo de la lucha contra la pandemia es la movilización de todos los medios posibles para que se tomen medidas para salvaguardar a los obreros y trabajadores entre quienes la pandemia se ha extendido primero y con mayor facilidad, comenzando por los trabajadores de la salud. La burguesía nunca deseó nada bueno a los obreros. La adopción de medidas para salvaguardar a los trabajadores solo puede ser posible mediante la unidad y la lucha de los obreros y trabajadores para defender sus derechos contra el dominio de los monopolios y el capital financiero y los Estados burgueses. Organizarse como comités en los lugares de trabajo, establecer conexiones con otras fábricas y apuntar a liderar a los sindicatos para que terminen su función como un medio de reconciliación con el capital se ha vuelto necesario y crucial.
Dicen que “nada volverá a ser lo que era. Sin embargo, nada cambiará por sí solo. Es más, si no intervenimos ¡es inevitable que todo empeore! El capital y el capitalismo no cambian por sí mismos; la explotación y la represión no terminan por sí mismas. ¡La ley del valor, que es la base de la producción de mercancías, y la ley del plusvalor, que es la base del capitalismo, son las leyes de la jungla! ¡En el mundo de la burguesía, los trabajadores solo tienen libertades de trabajo y muerte y con el único propósito de aumentar el capital!
El requisito previo para deshacerse del dominio de los monopolios, de las brutales imposiciones del estado burgués, protector y guardián de las condiciones de explotación, que es una dictadura sobre trabajadores y trabajadores, de los resultados injustos y negativos del capitalismo, como el desempleo, ser forzado a trabajar largas horas por salarios bajos, pobreza e injusticia social y de la amenaza de pandemias, es la revolución y la organización de la clase trabajadora como clase dominante.
Nosotros, los que creamos la vida con nuestro trabajo, podemos realizar la transformación social.
Podemos lograrlo. La pandemia ha puesto de manifiesto una vez más que la vida no puede continuar si los obreros y los trabajadores no producen. Tenemos el poder en nuestras manos y lo probamos nuevamente con la pandemia.
Muchas cosas se han vuelto completamente visibles con la pandemia. Hemos comenzado a sentir y percibir la actitud de la burguesía hacia nosotros más claramente que en el pasado. Lo que nos falta es unirnos y organizarnos contra el capitalismo, que es la fuente de todos los males que experimentamos.
Este Primero de Mayo lo celebraremos asumiendo nuestros asuntos urgentes de una manera que sirva para desarrollar la lucha contra el Coronavirus y su culpable, el capitalismo, y para que los pueblos trabajadores estén protegidos contra la pandemia.
Nuestros medios de celebración estarán de acuerdo con esta situación. Hacemos un llamado a todos los trabajadores y a todos los explotados para que cumplan el Primero de Mayo con lemas y marchas en sus lugares de trabajo si están trabajando o en casa si no lo están, y que lean declaraciones donde sea posible.
* La administración y el control de todas las empresas de salud, incluidas todas las instituciones de salud privadas, fábricas y lugares de trabajo que producen equipos médicos y medicamentos debe transferirse a los representantes de los sindicatos, organizaciones profesionales, asociaciones y trabajadores de la salud en el campo sanitario.
* La salud no puede ser objeto de comercio o ganancias. La privatización de los servicios de salud debería terminar, debería garantizarse el acceso de las personas a servicios de salud gratuitos y de calidad.
* La producción y los servicios durante la pandemia, excepto los necesarios, como las instalaciones de salud, los alimentos y la energía deben detenerse. Los trabajadores deben tener licencia pagada.
* En sectores donde el trabajo es necesario se deben proporcionar servicios de transporte para que los trabajadores estén protegidos contra la pandemia. Se debe proporcionar condiciones de trabajo protegidas en fábricas y lugares de trabajo.
* Se deben realizar pruebas exhaustivas en todas las áreas de riesgo, principalmente en fábricas, lugares de trabajo y espacios donde se detecte la pandemia, se debe distribuir gratuitamente máscaras, guantes y desinfectante.
* Los trabajadores de la salud deben recibir el equipo de protección necesario. Sus pruebas deben llevarse a cabo como una prioridad.
* Se deben prohibir los despidos del trabajo durante toda la pandemia.
* Poner fin a la práctica de vacaciones no remuneradas y de baja remuneración.
* Se debe proporcionar el apoyo financiero necesario a las familias de los trabajadores que se han quedado sin trabajo y que no tienen ingresos suficientes o no tienen ingresos para abordar sus necesidades esenciales. Las facturas de alquiler, electricidad, agua y gas deben ser cubierta por el Estado. Las deudas de los trabajadores en esta situación y de los pequeños productores y dueños de negocios deben ser canceladas.
* Unidad, lucha y solidaridad contra la pandemia y la explotación y por una vida humana.
* Viva el Primero de Mayo. Viva el socialismo.
Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas CIPOML
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