Introducción
Hace cinco años se publicó el libro de Stefan Engel “Aurora de la revolución socialista internacional”, elaborado por un colectivo de autores del que Engel es su líder. En el libro se expuso las nuevas posiciones que el Partido Marxista Leninista de Alemania (MLPD) tiene respecto de la lucha de clases internacional, que se supone son una actualización y desarrollo de la teoría de Lenin sobre el imperialismo y sus puntos de vista sobre la construcción del Partido Comunista.
Según Stefan, “se ha producido una nueva fase en el desarrollo del imperialismo”. En su opinión, las característica especiales de esta “nueva fase” son “el carácter principalmente internacional” del “modo capitalista de producción” y que éste “se encuentra sujeto a la imposición del capital financiero imperialista, mantenido por aproximadamente 500 de los más grandes supermonopolios internacionales y descansa en el poder de los países imperialista más poderosos…”. (Stefan Engel, Aurora de la revolución socialista internacional, p.9.) [Todas las notas son de la versión inglesa del libro de Stefan – nota del traductor]
Según Stefan Engel, otro rasgo de esta fase es que “la labor económica de los estados-nación cada vez está siendo absorbida por el dominio único del cartel del capital financiero internacional, los principales estados imperialistas y las organizaciones internacionales dominadas por ellos. (Ibid, pp. 9-10.)
Concluye que “La internacionalización de las fuerzas productivas inevitablemente debe dar lugar a la internacionalización de la lucha de clases y estimularla. Signos inconfundibles de este proceso ya están en pleno apogeo y pueden ser observados en todas las partes del mundo…” (Ibid, p. 12)
Todo esto es superfluo y no ha sido demostrado, especialmente en la parte económica. No se nos proporciona información para la extraña idea de “dominio único del cartel del capital financiero imperialista”. Más bien, Stefan confunde a sus lectores haciendo malabares con términos como “supermonopolios”. Pero esta palabra no tiene ningún sentido. “Monopolio” significa que el mercado está dominado por unos pocos grupos capitalistas. Entonces ¿qué sería un “supermonopolio”? Hacer algo más que dominar el mercado es imposible. Al crear dicha palabra, él aparentemente quiere decir que es algo completamente nuevo que Lenin no conoció, algo que se encuentra por sobre un monopolio. Sin embargo, ¿Qué sería eso? A parte de usar este este extraño término, Stefan no lo explica. La creación de esa palabra ¿debería tener el efecto de intimidar a los lectores e impresionarlos por la “grandeza” de su creador? Leí este libro hace cinco años y preparé una crítica. Sin embargo, pensé que los argumentos del libro eran muy pobres, y por ello en ese momento me abstuve de la tediosa tarea de escribir una crítica detallada, ya que habría tenido que pasar mucho tiempo haciéndola. Esperaba que ese modo tan superficial y obviamente incorrecto de mirar las cosas sea visto lo antes posible y que dentro de poco tiempo estuviera muerto y sepultado. Esa esperanza fue una ilusión. El MLPD hizo traducir el libro a varios idiomas y lo puso en circulación por todo el mundo, afirmando que es una ampliación y extensión del marxismo-leninismo. Así, este partido influyó en gente de muchos países y contribuyó a una mayor confusión ideológica. Por ello decidí revisar el libro para comparar sus afirmaciones con la realidad y el marxismo-leninismo.
La cuestión de los monopolios
En la introducción de su libro, Stefan ya levanta sus armas con las que le gustaría sobrepasar a Lenin:
“El modo capitalista de producción ahora tiene principalmente un carácter internacional y está sujeto a la imposición del dominio único del capital financiero internacional, formado aproximadamente por los 500 supermonopolios internacionales más grandes y descansa en el poder de los países imperialistas más fuertes”. (Ibid, p.9)
¿Qué hay de nuevo en el “carácter internacional de la producción? Ya en el Manifiesto Comunista, Marx y Engels describen cómo el capital crea el mercado mundial y le subordina el mundo entero.
“Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas industrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas nacionales, sino materias primas venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el propio país, sino en todas las partes del globo.
“En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y de los climas más diversos. En lugar del antiguo aislamiento y la autarquía de las regiones y naciones, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material, como a la intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan día a día más imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma una literatura universal.
“Merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentos de producción y al constante progreso de los medios de comunicación, la burguesía arrastra a la corriente de la civilización a todas las naciones, hasta a las más bárbaras. Los bajos precios de sus mercancías constituyen la artillería pesada que derrumba todas las murallas de China y hace capitular a los bárbaros más fanáticamente hostiles a los extranjeros. Obliga a todas las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo burgués de producción, las constriñe a introducir la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas. En una palabra: se forja un mundo a su imagen y semejanza.” (Manifiesto Comunista, Marx-Engels)
De una manera muy llamativa, Lenin analizó las características especiales del imperialismo, demostrándolas con hechos. ¿Qué hay de nuevo respecto a esto? Según el “análisis” de Stefan Engel, ¿cambió la contradicción fundamental del modo capitalista de producción? ¿Quiere decir que ahora la contradicción fundamental es entre “nacional” e “Internacional”? Para nosotros, la contradicción fundamental sigue siendo la que existe entre el capital y el trabajo. En vano se busca en el libro de Stefan una aclaración respecto de cuáles son sus nuevas percepciones. Tomemos los “supermonopolios” y el “dominio único del capital financiero”. ¿Qué hay de nuevo aquí? Los monopolios, mas no los extraños supermonopolios, ya fueron exhaustiva y comprensiblemente analizados por Lenin. En la introducción ya expuse mi punto de vista sobre la creación de la palabra “supermonopolios”. Y ¿qué es “el dominio único del capital financiero internacional, mantenido por aproximadamente 500 de los más grandes supermonopolios internacionales”? (Engel, Aurora…, p.9) Stefan Engel niega con vehemencia la acusación de que esto es lo mismo que el “ultra-imperialismo” inventado por el revisionista y oportunista Carlos Kautsky (más al respecto en páginas venideras). Pero, ¿qué más podría ser? Estos 500 supermonopolios ¿son un grupo que actúa en unidad y domina a los Estados? ¿Son en efecto tan todopoderosos?
Mientras que el análisis de Lenin sobre el papel de los monopolios, sus relaciones con el aparato del Estado capitalista y su poder económico es muy claro, el análisis de Stefan es impreciso. El escribe:
“La labor económica de los estados-nación cada vez está siendo absorbida por el dominio único del cartel del capital financiero internacional, los principales estados imperialistas y las organizaciones internacionales dominadas por ellos. Sin embargo, los estados-nación siguen siendo indispensables para el sistema capitalista como instrumentos de poder y de gobierno para los supermonopolios que allí residen con el fin de suprimir en esos Estados la lucha de clases proletaria, e indispensables en la disputa del mercado mundial y en la lucha por la dominación mundial.” (Ibid, pp. 9-10)
Aquí usa el término “dominio único del cartel del capital financiero internacional”. Cartel significa una unión temporal de grupos de capital. De manera que tales cartels no son estables. Con frecuencia existen otros cartels en competencia con ellos. Pero Stefan tiene la osadía de decir que existe un “dominio único”. ¿Qué significa esto? ¿Qué es nuevo o mejor que el análisis de Lenin? No lo sabemos y obviamente el autor tampoco lo sabe. Recurre a formulaciones confusas. Mientras que, en su opinión, el cartel es “dominio único” y ha tomado “la labor económica de los estados-nación”, en la misma frase se retracta al decir que los estados-nación son indispensables. En lugar de un análisis real de las contradicciones hace malabares con juegos de palabras de una manera dialéctica-idealista. ¿Dónde está la evidencia? Él está equivocado.
En lugar de un cartel que en escala internacional actúa a nivel de los grandes grupos económicos, miramos, por el contrario, una aguda lucha entre ellos. Esto no es negar que, ocasionalmente, esos grupos cooperen en contra de la clase obrera. Pero esa cooperación es fugaz con la crisis del imperialismo. Se aplica también a nivel gubernamental. Las guerras en Ucrania, Siria, Irak y Afganistán demuestran claramente que sus cada vez más brutales y sangrientas luchas por el poder las resuelven el uno en contra del otro sobre las espaldas de los pueblos.
Stefan enumera ocho rasgos que alega como evidencia del “cambio cualitativo en el modo de producción”. Escribe:
1. La internacionalización del modo de producción capitalista cubre universalmente la producción, el comercio, el transporte y la comunicación.
2. Se refiere a todos los sectores de la economía.
3. Y se apoya en la internacionalización del sistema financiero.
4. También se extiende a la ciencia y cultura.
5. Ha estandarizado la formación de la mano de obra en todo el mundo y ha creado un mercado internacional del trabajo.
6. También incluye partes de la producción y reproducción de la vida humana como la asistencia sanitaria y el sistema educativo.
7. Poco a poco casi todos los países del mundo son incluidos en este proceso de producción y reproducción internacional. En los países que tenían carácter principalmente agrícola surgen centros industriales modernos. Esto se aplica principalmente en Turquía, México, Brasil, Argentina, India e Indonesia.
8. Mientras ahora la producción y reproducción se socializan a nivel internacional, la apropiación de la riqueza creada se concentra en el estrato cada vez más reducido de los propietarios y jefes de los supermonopolios internacionales. Hoy la riqueza social se origina principalmente en la producción internacionalmente organizada. (Ibid. Pgs. 127-128)
La mayoría de estas características ya fueron descritas por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista y fueron elaboradas mejor y más claramente por Lenin en su análisis del imperialismo como etapa superior del capitalismo. El libro de Stefan no da evidencias para una nueva fase de supermonopolios.
Stefan y su colectivo de autores vehementemente se resisten a ser puestos en el mismo saco de la teoría del “ultraimperialismo” de Kautsky. La organización maoísta “Trotz alledem” (“A pesar de todo”[1]) los culpó de esto. Stefan respondió:
“Comparar la observación de Lenin en su análisis del imperialismo de que la tendencia de desarrollo es hacia ‘la creación de un trust único mundial que absorba a todas las empresas y a todas las industrias sin excepción’ (Prefacio al folleto de N. Bujarin El imperialismo y la economía mundial, Lenin, Obras Escogidas, Vol. 22, p. 107) con las nociones kautskistas es absolutamente absurdo. El MLPD no hizo otra cosa que dar seguimiento a esta observación de Lenin y confirmarla con el análisis de la reorganización de la producción internacional. Los impacientes críticos del MLPD han pasado por alto que Lenin no se opone en absoluto a reconocer esta tendencia objetiva hacia un trust mundial que devore todos los Estados, pero solo se opone al punto de vista de una unificación mundial del capital nacional en la actualidad podría tener lugar bajo condiciones capitalistas.” (Ibid, p. 134)
Si uno lee el texto original de Lenin en su contexto quedará muy asombrado. Stefan descaradamente falsificó el sentido del texto de Lenin, y de una manera realmente absurda. Lenin declaró.
“El razonamiento teórico abstracto puede conducir a la conclusión a la que Kautsky ha llegado —por una vía un tanto diferente, pero renegando del marxismo—, de que no está lejano el tiempo en que una asociación mundial de estos magnates del capital, constituyendo un trust único, ponga fin a las rivalidades y a las luchas de los capitales financieros particularizados en los distintos Estados, creando así un capital financiero unificado en el plano internacional. Tal conclusión es, sin embargo, tan arbitraria, simplista y falsa…” (Prefacio al folleto de N. Bujarin El imperialismo y la economía mundial. Lenin, Obras Escogidas, Vol. 22, p. 105)
Inmediatamente antes de este corto pasaje citado por Stefan, Lenin dice claramente:
“¿Se puede, sin embargo, negar que una nueva faz del capitalismo después del imperialismo, a saber, una fase de superimperialismo, sea en abstracto concebible? No. Teóricamente puede imaginarse una faz semejante. Pero quien se atuviera en la práctica a tal concepción sería un oportunista que pretende ignorar los más graves problemas de la actualidad para soñar con problemas menos graves que se plantearían en el porvenir. En teoría, ello significa que en lugar de apoyarse en la evolución, tal como se presenta actualmente, se separa deliberadamente de ella para soñar.” (Prefacio al folleto de N. Bujarin El imperialismo y la economía mundial. Lenin, Obras Escogidas, Vol. 22, p. 107)
Stefan Engel y su colectivo de autores ciertamente doblaron el texto de Lenin de una forma “conveniente”. Admiten que basaron su análisis en una “conclusión abstracta, simplista y falsa”, que inescrupulosamente la torcieron como si fuera una “observación de Lenin”. En lo que ellos se basaron es y sigue siendo el análisis hecho por el oportunista y traidor Kautsky. Debido a que el texto de Lenin no es conveniente en su sentido, voltearon como una “observación de Lenin” lo que él describió como una conclusión “abstracta, simplista y falsa”.
Si desean sacar cualquier conclusión concreta se puede observar cuan grotesco es el “análisis” de Stefan. Si se llega a la conclusión que los supermonopolios están gobernando —lo que por supuesto implica que los Estados (gobiernos) no tienen nada más que decir— entonces él objetará: “¡Me están mal interpretando! Por supuesto que los estados-nación son indispensables”. Si se concluye, al revés, es decir, que los Estados representan un poder separado y están gobernando, entonces dirá: “¡Me están mal interpretando! Por supuesto, únicamente los 500 supermonopolios gobiernan”.
O le mandará a la página 131 de su libro, donde escribe:
“Cuarto: El manejo de la crisis general se convierte en una de las principales funciones económicas del Estado”.
¿Qué es esto? Por un lado dice “La labor económica de los estados-nación está siendo absorbida cada vez más por el dominio único del cartel del capital financiero internacional” (Ibid, p. 9.)
Por otro lado dice que los Estados tienen las “principales funciones económicas”.
Clavar una tortilla a la pared es más fácil que atar a Stefan a algo.
El hecho de que esos Estados tienen una gran importancia económica se vio claramente durante la superación de la crisis bancaria en 2008. En ese tiempo, en todo el mundo se gastaron alrededor de dos billones de dólares en programas gubernamentales para estimular la actividad económica, a fin de evitar el colapso del sistema capitalista. Al mismo tiempo, únicamente en la Unión Europea, los bancos fueron salvados de la ruina a través de rescates gubernamentales de aproximadamente 1.6 billones de euros (1,600,000,000,000 €). A nivel mundial se gastó una enorme cantidad de fondos gubernamentales para permitir la sobrevivencia del sistema capitalista. Afirmar en este contexto —como lo hace Stefan Engel— que la labor económica de los estados es cada vez más absorbida por los 500 supermonopolios está muy lejos de la realidad. ¡Al contrario! Cuanto más se desarrollan el capitalismo y el imperialismo más se dirigen al desastre, se vuelven más dependientes del aparato estatal para garantizar su existencia. Incontables medidas gubernamentales como la desregulación del mercado laboral, la creación de sectores de bajos salarios, privatización de servicios públicos, reducción de impuestos sobre el capital, subsidios abiertos y ocultos, eliminación de derechos de los trabajadores y los pueblos, reducción de las pensiones y elevación de la edad para jubilarse, desmantelamiento de los programas sociales gubernamentales, todo lo cual demuestra la gran importancia económica de los estados-nación para el capital.
Si Stefan quiere defender su punto de vista con el argumento de que esto demuestra el gobierno del capital, no debería olvidar que Marx y Engels, así como Lenin, señalaron que el Estado es un instrumento de la clase dominante. Esto no es nuevo. Sin embargo, según Stefan, “la labor económica de los estados-nación” desaparecería. Los hechos demuestran que es todo lo contrario. Ninguno de los “supermonopolios” habría sido capaz de poner esas enormes sumas de dinero de ayuda gubernamental por sus propios esfuerzos. En 2011, cuando fue publicado el libro de Stefan, todos estos hechos ya eran ampliamente conocidos.
Tomemos uno de los más actualizados —de los muchos ejemplos posibles—, el escándalo de las emisiones de VW. Una pequeña agencia estadounidense expuso la manipulación en los niveles de emisión de los carros VW a diésel. ¿Podría haber hecho eso sin haber sido respaldada? Claro que no. Fue respaldada por el gobierno de los Estados Unidos y la industria automotriz de ese país.
La industria automotriz de EEUU no produce automóviles a diésel, por lo tanto, en este terreno se han fijado normas de protección ambiental muy altas con el objeto de hacer más difícil a la competencia extranjera el acceso al mercado estadounidense. Que esto no se hizo para la protección del medio ambiente puede observarse en otros campos, por ejemplo, en el fracking o en la ingeniería genética, en donde el gobierno de los Estados Unidos permite daños masivos al medio ambiente con el fin de hacer rentable el uso de esas tecnologías. Bajo el capitalismo, las normas técnicas se usan para aumentar los beneficios y luchar contra los competidores. Para esto, el capital necesita del Estado. De hecho, el Estado es indispensable y un instrumento para el dominio del capital. Con la ayuda del Estado, los niveles de emisión de diésel permitidos por la ley en los EEUU fueron fijados bajos, de modo que a los competidores extranjeros les cueste enfrentarse a ello. El grupo VW reacción manipulando el software, para tratar de simular un “diésel limpio”. Tomó mucho tiempo hasta que la pequeña agencia estadounidense pueda demostrarlo. Pero fue persistente y tuvo dinero suficiente para las costosas pruebas y fue respaldada. La revelación del escándalo costará a VW muchos billones de euros y bloqueará a ese grupo del mercado estadounidense de vehículos a diésel por un largo tiempo, debido a que hasta ahora no tiene ninguna tecnología de bajo precio para un coche a diésel “limpio”. Por lo tanto, en realidad el Estado tiene suficiente poder económico para permitir el acceso a los mercados o crear barreras para ellos.
Por cierto, el Estado alemán hizo todo lo que pudo con el propósito de mantener en Europa los niveles de emisión lo más altos posibles a fin de que, primero, VW y otros grupos fácilmente puedan hacer frente a esos niveles y, en segundo lugar, que esos permisivos niveles de emisión no sean revisados. Las pruebas de emisión son realizadas por los mismos grupos automovilísticos, es decir, el Estado les permite falsificarlas como ellos quieren. Aquí también vemos el poder económico del Estado.
Hasta ahora va muy mal. No aburriremos al lector con más ejemplos. Obviamente, los fundamentos de las opiniones de Stefan no son muy sólidos; y de semejantes bases inestables pretende extraer conclusiones de profundo significado.
Stefan Engel sobre la revolución internacional
De una manera muy prolija, Stefan Engel hace referencia a Marx, Engels, Lenin y Stalin, citándoles ampliamente. Así, en su capítulo primero, “La estrategia proletaria y el carácter internacional de la revolución socialista”, cita lo que Marx y Engels declararon en el Manifiesto Comunista:
“Por su forma, aunque no por su contenido, la lucha del proletariado contra la burguesía es primeramente una lucha nacional. Es natural que el proletariado de cada país deba acabar en primer lugar con su propia burguesía.” (Manifiesto Comunista).
Luego nos dice que Marx y Engels en el inicio (de la revolución burguesa de 1848) tomaron como punto de partida de una temprana revolución proletaria en varios países, pero ellos corrigieron su punto debido debido al verdadero desarrollo histórico. Stefan necesita cinco páginas para decir esto. Tres páginas más están llenas con la afirmación de que Lenin, basado en su análisis del imperialismo, llegó a la conclusión de que es posible que la revolución será victoriosa en un solo país, pero a pesar de ello su carácter será internacional.
Nuevamente no hay nada nuevo en lo afirmado por Stefan y su colectivo de autores. En su lugar, prosigue con un método que ocupa mucho espacio en todo el libro. Las citas de textos de Lenin y de otros marxista-leninistas son sacadas de contexto con el propósito de darles cierta dirección deseada:
“Lenin consideraba a la Revolución de Octubre como el inicio de la revolución internacional en contra del imperialismo. Por eso enfatizó: ‘Esta primera victoria no es aún la victoria definitiva, y nuestra Revolución de Octubre la ha conseguido con dolores y dificultades sin precedentes, con inauditos sufrimientos, con una serie de graves desaciertos y errores de nuestra parte…
Nosotros hemos empezado la obra. Poco importa saber cuándo, en qué plazo y en qué nación culminarán los proletarios esta obra. Lo esencial es que se ha roto el hielo, que se ha abierto el camino, que se ha indicado la dirección’.” (“Con motivo del cuarto aniversario de la Revolución de Octubre” Lenin, Obras Escogidas, Vol. 33, pp. 56-57), citado en: Engel, Arutora…, pp 33-34)
Aquí se da la falsa impresión de que este artículo de Lenin confirma las supuestas nuevas ideas de Stefan respecto de la revolución internacional. Esto, por cierto, también significaría que esas “nuevas ideas” no son tan nuevas. Si se lee todo el artículo de Lenin, como lo recomendamos, se verá que esto no es en absoluto su contenido. Lo que Stefan cita se ajusta a la parte en la que se presentan los méritos históricos de la Revolución de Octubre, que esta revolución demostró cómo escapar de “ese infierno” de guerras imperialistas, un infierno del cual el pueblo solo puede escapar
Lo que Stefan Engel cita se ajusta a la parte en la que se presentan los méritos históricos de la Revolución de Octubre, que esta revolución mostró cómo escapar de “ese infierno” de las guerras imperialistas, un infierno del cual la gente sólo podría escapar “por una lucha bolchevique y una revolución bolchevique” (ibid, página 56). Es normal que Stefan y su colectivo omitan el siguiente pasada entre las dos partes de su “cita”, ya que inmediatamente se habría demostrado que el texto no está en correspondencia con el tema.
“¡Hubiera sido demasiado desear que un pueblo atrasado triunfase sin desaciertos y sin errores sobre las guerras imperialistas de los países más poderosos y avanzados del globo! No tememos reconocer nuestros errores y los examinaremos serenamente para aprender a corregirlos. Pero los hechos son elocuentes: por primera vez en siglos y milenios, la promesa de “responder” a la guerra entre esclavistas con la revolución de los esclavos contra todo género de esclavistas se ha cumplido hasta el fin… y se cumple contra viento y marea. Nosotros hemos empezado la obra”. (Continúa lo citado por Stefan)
Este “trabajo” está estrechamente vinculado con la revolución bolchevique, el asunto aquí es el golpe revolucionario en contra de la guerra imperialista, otro ejemplo de cómo “creativamente” Stefan Engel dobla a “su” Lenin en la forma. Pero una vez más las afirmaciones de Stefan ya están claras en las declaraciones de Marx y Engels. Nosotros luchamos por una revolución que por su forma es nacional, mientras que su contenido es internacional.
En este artículo sobre el cuarto aniversario de la Revolución de Octubre, Lenin trata, sobre todo de una manera totalmente concreta, con la realidad, las tareas prácticas en la Rusia Soviética. Incansablemente trata con los errores y defectos. Insiste en seguir adelante -con todas sus fuerzas- con la construcción del socialismo en un país (que más tarde se convirtió en la Unión Soviética). La revolución continúa siendo internacional en su contenido, nacional en su forma, como Marx y Engels ya lo analizaron. Presentamos un extracto de estas opiniones desarrolladas por Lenin.
“No importa que los perros y los cerdos de la moribunda burguesía y la democracia pequeñoburguesa que los sigue nos cubran de improperios, maldiciones y burlas a montones por los desaciertos y los errores que hemos cometido al construir nuestro régimen soviético. No olvidamos un momento que, en efecto, hemos tenido y tenemos aún muchos desaciertos y errores. ¡Y cómo no íbamos a tenerlos en una obra tan nueva, nueva en toda la historia mundial, como es la de crear un tipo de régimen estatal sin precedente! Lucharemos sin cesar para corregir nuestros desaciertos y nuestros errores, para mejorar la forma en que aplicamos los principios soviéticos, que dista aún mucho, muchísimo, de ser perfecta. Pero podemos estar y estamos orgullosos de que nos haya caído en suerte la felicidad de iniciar la construcción del Estado soviético, de iniciar así una nueva época de la historia universal, la época de la dominación de una clase nueva, oprimida en todos los países capitalistas, de la clase que avanza por doquier hacia una vida nueva, hacia la victoria sobre la burguesía, hacia la dictadura del proletariado, hacia la liberación de la humanidad del yugo del capital y de las guerras imperialistas.”.” (“Con motivo del cuarto aniversario de la Revolución de Octubre” Lenin, Obras Escogidas, Vol. 33, pp. 54-55)
Este es Lenin por y a través de su texto: franco, implacable, claro, vigoroso y apremiante: Lenin es concreto y comprende las inmensas dificultades, errores y defectos; exige superarlos y construir con firmeza el socialismo en la Rusia Soviética (más tarde Unión Soviética), es decir, en un país. Inicialmente Lenin y también Stalin esperaban que la Revolución de Octubre fuera seguida por otras revoluciones en otros países y en ese sentido hablaron de una revolución internacional. Pero en este texto Lenin ya lo corrige y habla respecto de una época que inició con la revolución en Rusia y terminará con la “victoria sobre la burguesía” en todo el mundo. Por lo tanto, presiona para que la verdadera revolución tenga éxito en el marco nacional y contribuya así a una revolución internacional. La forma sigue siendo nacional. Para negar la acusación del trotskismo, que también fue hecha por la organización maoísta “Trotz alledem”, Stefan Engel vuelve a citar a Lenin:
“Lenin ya reveló la estrecha relación de la revolución en un pañis con la revolución internacional:
‘Después de expropiar a los capitalistas y de organizar dentro de él la producción socialista, se alzaría contra el resto del mundo capitalista, atrayendo a su lado a las clases oprimidas de los demás países, levantando en ellos la insurrección contra los capitalistas, empleando, en caso necesario, incluso la fuerza de las armas contra las clases explotadoras y sus Estados’.” (La consigna de los Estados Unidos de Europa” Lenin, Obras Escogidas, Vol. 21, p.342) (En Engel, Aurora…, p. 135).
Stefan omite lo que Lenin dice inmediatamente:
“Los Estados Unidos del mundo (y no de Europa) constituyen la forma estatal de unificación y libertad de las naciones, forma que nosotros relacionamos con el socialismo, mientras la victoria completa del comunismo no conduzca a la desaparición definitiva de todo Estado, incluido el Estado democrático. Sin embargo, como consigna independiente, la de los Estados Unidos del mundo dudosamente sería justa, en primer lugar, porque se funde con el socialismo y, en segundo lugar, porque podría dar pie a interpretaciones erróneas sobre la imposibilidad de la victoria del socialismo en un solo país y sobre las relaciones de este país con los demás.
El desigual desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo. De aquí se deduce que es posible que el socialismo triunfe primeramente en unos cuantos países capitalistas, o incluso en un solo país en forma aislada.”. (“La consigna de los Estados Unidos de Europa” Lenin, Obras Escogidas, Vol. 21, p.342)
Esto es está claro. Cierto es que Lenin habla aquí de la victoria mundial del socialismo y el comunismo como nuestro objetivo (a largo plazo). Pero no quiere que tales consignas universales obscurezcan las tareas concretas. Por lo tanto, se opone a los grandes slogans, pero en su lugar demanda trabajar para la revolución concreta, dondequiera y como sea posible, en uno solo país también. Además confirma que “el desigual desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo”, por lo que concluye que la victoria del socialismo “es posible primero en varios e incluso en un solo país capitalista”. Este argumento, escrito en 1915, dos años antes de la Revolución de Octubre, claramente contradice el uso de estas palabras de Lenin para apoyar el sueño dorado de una “revolución internacional”. Aquí también, Stefan Engel y su colectivo de autores omiten todas las consideraciones concretas con las que Lenin francamente trata con verdaderos problemas y dificultades y señala el camino. Pero eso no encaja con las exclamaciones idealistas de la “revolución internacional”.
En su propia defensa, en la página 136 también cita a Stalin:
“En el debate con los trotskistas, Stalin también defendió inequívocamente la referencia a la revolución proletaria internacional:
‘El rasgo distintivo de este peligro es la falta de confianza en la revolución proletaria internacional; la falta de confianza en su victoria; el escepticismo respecto al movimiento de liberación nacional de las colonias y los países dependientes; la incomprensión de que, sin el apoyo del movimiento revolucionario de los otros países, nuestro país no podría mantenerse contra el imperialismo mundial; la incomprensión de que la victoria del socialismo en un solo país no puede ser definitiva, pues no puede estar a salvo de la intervención mientras la revolución no haya vencido en varios países, por lo menos; la incomprensión de ese requisito elemental del internacionalismo, en virtud del cual la victoria la victoria del socialismo en un solo país no es un fin en sí, sino un medio para desarrollar y apoyar la revolución en los otros países’.” (Preguntas y respuestas, discurso pronunciado en la Universidad Sverdlov, junio 9 de 1925”, Obras, Vol 7, p. 169 –las negritas y subrayado corresponden al original en el libro de Stefan, Aurora…, p. 136)
Aquí también es interesante ver lo que no es citado. Stalin se ocupa de la cuestión concreta de un participante en esa conferencia “¿Qué peligros hay de que nuestro Partido degenere como resultado de la estabilización del capitalismo, si esta estabilización dura mucho tiempo?” (Stalin, Obras, vol. 7 p. 165)
El da una lista de tres posibles peligros:
a) el peligro de perder la perspectiva socialista en la edificación en nuestro país y el liquidacionismo que de ello se deriva;
b) el peligro de perder la perspectiva revolucionaria internacional y el nacionalismo que de ello se deriva;
c) el peligro de que caiga el papel rector del Partido y, a consecuencia de ello, la posibilidad de que el Partido se convierta en un apéndice del aparato estatal. (Ibid, p. 166)
Stefan Engel cita la respuesta a la segunda pregunta, y Stalin se ocupa muy concretamente de los debates en la Unión Soviética y de las tendencias nacionalistas burguesas. Al mismo tiempo, y también de manera muy concreta, se ocupa del desarrollo desigual en el mundo y de la necesidad del internacionalismo proletario. Pero antes que nada, Stalin, como revolucionario práctico, parte de la “victoria del socialismo en un solo país”. En 1925 se acababa de ganar una guerra imperialista de intervención, con los esfuerzos más difíciles, con las batallas más duras, y sólo se había ganado con una gran solidaridad revolucionaria internacional. Pero sólo porque la posición de Stalin está firmemente basada en este hecho, sus observaciones adicionales tienen sentido: que esta victoria “no puede ser definitiva” porque “no tiene garantía contra la intervención hasta que la revolución salga victoriosa en al menos un número de países” “La victoria del socialismo en un país no es un fin en sí mismo, sino un medio para desarrollar y apoyar la revolución en otros países”. Hoy en día, ningún comunista serio niega este hecho de ninguna manera, por lo que Stefan Engel debe dar claridad sobre esto punto. Una vez más, las palabras citadas de Stalin no apoyan la concepción de Stefan Engel de “revolución internacional”.
Una vez más está claro: Stalin no soñó basándose en deseos y esperanzas abstractas, sino que vio claramente la forma nacional de las luchas sin olvidar la “perspectiva revolucionaria internacional”. Confirma el análisis de Marx y Engels en el Manifiesto Comunista en las condiciones concretas en las que el PCUS y la Unión Soviética luchaban en ese momento. No hay nada que pueda apoyar a la defensa de Stefan Engel de su nueva fase de un “dominio único del cartel del capital financiera” y sus “supermonopolios”.
Obviamente, se cita a Marx, Engels, Lenin y Stalin únicamente como obras maestras en el libro de Stefan Engel, para destacar su gloria su gloria en lugar de tratar seriamente con sus análisis verdaderos y dialéctico-materialistas. Podríamos proporcionar muchos otros ejemplos donde Engel distorsiona las citas. Si Marx, Engels, Lenin y Stalin ya confirmaron todas las tesis de Stefan Engel, entonces debemos preguntarle qué es realmente nuevo. En todos estos pasajes Stefan Engel es bastante vago, como por ejemplo en la cuestión de si el Estado todavía tiene o no poder real.
Trotsky y la Revolución Internacional
Veamos ahora a Trotsky, ya que Stefan Engel rechaza vehementemente que se le sitúe al mismo nivel que él.
En 1923, Trotsky también ve que “las fuerzas capitalistas de producción habían sobrepasado las fronteras de los Estados nacionales europeos” (citado de ¿Es apropiado el momento para la consigna: los Estados Unidos de Europa? En https://www.marxists.org /archive/trotsky/1924/ffyci-2/25b.htm). Él promueve los Estados Unidos de Europa, que fue enérgicamente desenmascarado por Lenin como imposible o reaccionario. Stefan Engel, como Trotsky, ve el “carácter predominantemente internacional” del “modo capitalista de producción”, pero en todo el mundo en vez de relacionado con Europa.
En su trabajo La Tercera Internacional después de Lenin, Trotsky escribe en 1928:
“El 4 de agosto de 1914, sonaba la sentencia de muerte para los programas nacionales para siempre. El partido revolucionario del proletariado solo puede basarse en un programa internacional que corresponda al carácter de la época presente, la época del más alto desarrollo del capitalismo y su colapso.” Citado de: “¿Programa de la revolución internacional o programa del socialismo en un solo país?” en La Tercera Internacional después de Lenin, at https://www.marxists.org/archive/trotsky/1928/3rd/ti01.htm#p1-01
Para Trotsky, también, la “revolución internacional” es una frase abstracta que no existe en el contexto de la relación dialéctica concreta entre el carácter internacional y nacional de la revolución.
En el artículo anterior, Trotsky también ataca a la Internacional Comunista:
“No hay justificación posible para la supresión del nuevo proyecto de programa de la consigna de los Estados Unidos Soviéticos de Europa, que había sido aceptada ya por la Internacional Comunista en 1923, después de una lucha interior bastante larga…
La manera de plantear la cuestión esbozada más arriba parte de la dinámica del proceso revolucionario, analizado en su conjunto. Se considera la revolución internacional como un proceso que posee su ligazón en el interior de sí mismo, que no puede preverse en su conjunto determinando de antemano la sucesión de todas sus fases, pero cuyos rasgos históricos generales son perfectamente claros. Sin comprender éstos, es absolutamente imposible orientarse juiciosamente en política.” (Ibid)
Destaca el carácter vago de la formulación de Trotsky. Habla de “la dinámica del proceso revolucionario, analizado en su conjunto”, sobre “los rasgos históricos generales” que no pueden ser prescindidos.
En lugar de negar que sus tesis son tomadas de Kautsky y Trotsky con citas parchadas, nos hubiera gustado que Stefan Engel de una extensa explicación de lo que él considera son sus diferencias con estas dos personas. Nosotros ¡no vemos ninguna diferencia!
Ante una crítica del periódico “Estrella Roja”, órgano del Partido Comunista de India/Marxista-Leninista (CPI/ML), Stefan Engel replica:
“Cuando hablamos del carácter internacional de la revolución esto, por supuesto, no significa que, ante un mundo tan contradictorio, desigual y diferenciado, pueda tener lugar una revolución internacional homogénea. Muchos movimientos revolucionarios y revoluciones de escala y carácter variados tendrán lugar en diferentes momentos. Pero todos éstos —y éste es el punto decisivo— deben estar relacionados con el proceso de una revolución internacional. Eso es objetivamente el caso y será un hecho definitivo. El éxito de este proceso estará determinado por la cuestión de cómo los marxistas-leninistas se preparan conscientemente para esto a su debido tiempo y sacan conclusiones para su cooperación” (Stefan Engel, respuesta al periódico Red Star, 1 de julio de 2004, en: Engel, Aurora …, página 138)
Cómo se diferencia esto de Trotsky, quien dijo, en la cita antes mencionada: “La revolución internacional internacional es considerada como un proceso interconectado”.
Aquí tampoco miramos diferencias. En vez de un análisis concreto, nos alimentan con frases vagas que no nos llenan. Es una posición de total arbitrariedad, en la que Stefan Engel no se compromete con nada, absolutamente con nada.
Consejos para los partidos de todo el mundo
Nada de un carácter serio, pero una enorme confianza en sí mismo parece ser la motivación de Stefan Engel y su colectivo de autores. Provee consejo —libre de cargos y no solicitado— a gobiernos, partidos, pueblos, etc. en todo el mundo.
Así, explica a los pueblos de Vietnam, de la República Popular Democrática de Corea y de Cuba que “sólo las masas pueden crear las condiciones previas para otra revolución proletaria en una lucha democrática” (pp. 305-306). Ellos le agradecerán por esto.
Enseña a los gobiernos de Venezuela y Bolivia que “están luchando por la independencia económica, pero aún no han dado el paso decisivo de derrocar al aparato estatal, con sus múltiples dependencias de las antiguas clases explotadoras y el capital financiero internacional, por una revolución y el establecimiento de un nuevo poder popular democrático que tome el camino del socialismo” (pág 304).
Sin embargo, para evitar ser descubierto, subraya que “todos los países tienen sus peculiaridades geográficas, históricas, culturales y de otro tipo que la estrategia de la lucha por el poder debe tomar en consideración” (p 306)
En cuanto a África del Norte y los países árabes declara: “Puesto que los estados árabes en el mejor de los casos tienen limitadas democracias burguesas, pero a menudo están regidos por regímenes despóticos o fascistas, el establecimiento de un nuevo sistema antiimperialista y democrático también es necesario ahí.” (p. 311) Estas son frases baratas, que afortunadamente son gratuitas. No puede ser más que esto, porque Stefan Engel no sabe nada de las condiciones concretas en estos países y tampoco puede saberlas. Con su viaje verbal internacional de ida y vuelta quiere jugar para la galería. Al hacerlo, se pone en ridículo.
Y alegremente continúa. En Filipinas “las condiciones geográficas son importantes” (página 312). Con referencia a algunos países de África -Stefan Engel no dice a cuáles se refiere- recomienda: “En estos países, las organizaciones autogestionadas de las masas deben primero asegurar los medios de subsistencia más urgentes …” (pág. 312 )
Después de todo este buen consejo, de repente escribe: “No puede ser tarea de los marxistas-leninistas de Alemania elaborar estrategias concretas para países particulares. Esto debe ser hecho por los partidos revolucionarios locales.” (Página 312)
Con respecto a Túnez, publica una correspondencia anónima, a la que no se opone, cuyo contenido parece considerar lo suficientemente correcto e importante como para ser incluido en su libro: “En los comités revolucionarios se están celebrando debates muy intensos y muy apasionados. No hay partido o tendencia dominante en estos comités, sino gente de izquierda y revolucionarios de toda gama: socialdemócratas, anarquistas, trotskistas y los que se llaman maoístas y marxistas-leninistas. La construcción de un partido revolucionario apenas está comenzando. (Rote Fahne, N° 5, 2011, página 10)” (página 314)
Esa es una afirmación descarada. El MLPD fue invitado a la primera Conferencia legal del Partido de los Trabajadores de Túnez (POT). El MLPD conoce a este partido. Es un hecho conocido que el POT fue una fuerza líder en el derrocamiento del dictador tunecino Ben Ali. El POT es una parte activa del Frente Popular, que es la cuarta fuerza más fuerte en el parlamento tunecino, con 15 representantes. El camarada Hamma Hammami, portavoz del POT durante muchos años y ahora presidente del Frente Popular, llegó tercero en las elecciones presidenciales con el 8% de los votos. Todo el mundo sabe que en Alemania estamos lejos de tener tanta fuerza y apoyo entre la clase obrera y el pueblo. En las últimas elecciones al Parlamento Federal, en 2013, el MLPD obtuvo el 0,1% de los segundos votos (los votos para las listas de partidos, a diferencia de los primeros votos para candidatos directamente nominados o apoyados por los partidos). No queremos hacer comentarios despectivos sobre el resultado del MLPD. Otras fuerzas que a sí mismas se llaman marxista-leninistas difícilmente lograrían un mejor resultado en la actualidad. Pero esto no es motivo de arrogancia. Bajo tales circunstancias, afirmar que en Túnez “la construcción de un partido revolucionario apenas comienza” es una insolencia. Francamente hablando, uno debe avergonzarse de dar tales consejos y hacer tales “evaluaciones”.
Precisamente con una actitud tan arrogante, Stefan Engel establece las tareas que en su opinión los marxistas-leninistas deben cumplir:
“1. El movimiento revolucionario proletario en los centros del sistema imperialista mundial se enfrenta a la tarea histórica de librar las batallas decisivas contra las principales fuerzas del imperialismo. Bajo la dirección de su partido revolucionario y en alianza con la intelectualidad pequeñoburguesa y las grandes masas, la clase obrera debe derrocar directamente a su propia burguesía monopolista mediante un levantamiento armado y establecer la dictadura del proletariado”. (p. 307) Cuando uno lee eso, uno queda ¡maravillado! ¡Nadie lo sabía hasta ahora! Muchas gracias al gran gurú; ¡arrodillémonos ante él! Por fin ha dejado esto claro para todos los estúpidos marxistas-leninistas. Además, es tan concreto que ¡todos los problemas existentes han sido resueltos!
Y el gurú continúa:
“2. La lucha de liberación antiimperialista en los países neocolonialmente dependientes y oprimidos tiene el objetivo de derrocar al gobierno subordinado al imperialismo y de aplastar la máquina del Estado neocolonial para lograr la independencia del imperialismo.” (pág. 307)
Ya podemos escuchar todos los gritos y vítores de los países dependientes y oprimidos frente a tan profunda sabiduría. Pero pensamos que esto es una expresión de la arrogante actitud neocolonialista de Stefan Engel, tal vez cree que todas las demás personas son tan estúpidas que tienen que ir a su escuela.
“4. En los antiguos países neocoloniales que aspiran al poder imperialista, como India, Brasil y Corea del Sur, la revolución internacional debe resolver contradicciones particulares y por lo tanto tiene un carácter particular ….
“Es posible que una guerra popular temporal de los pueblos indígenas o las masas campesinas rurales acompañe el levantamiento armado en los centros” (pp. 309-310; en la edición alemana dice “denkbar”, que ha sido traducido como “posible”, pero también puede traducirse como “pensable”, “imaginable”.)
Aquí, también, debemos estar inmensamente agradecidos. ¿Quién hubiera pensado que existían contradicciones particulares? ¡Y muchas cosas son “pensables”! Es también pensable que no necesitamos tal charla pues no contiene nada, sino frases sin sentido. ¿Cómo puede alguien asumir el favor de todo el mundo con lo que es “pensable” en su cerebro? Y hay otra pieza de la sabiduría de Stefan Engel: “Si la revolución falla, el revolucionario debe retirarse” (p.321).
Stefan Engel plantea las tareas de los partidos marxistas-leninistas de los países industriales para conquistar al proletariado industrial. ¡Eso es nuevo! ¡Todos hemos esperado eso! Por supuesto, él tiene un consejo más grande para nosotros:
“1. Propagación del socialismo científico (…)
“2. Agitación y propaganda entre los trabajadores y las masas populares y ayuda en todos los problemas prácticos de la vida cotidiana (…)
“3. Promoción de organizaciones ueberparteilich[2] de autogestión de las masas para la lucha en nombre de sus intereses más importantes …
“4. La preparación y conducción de las luchas deben estar relacionadas con la agitación y la propaganda marxista-leninista. Las luchas por las preocupaciones económicas deben combinarse con huelgas y manifestaciones políticas y convertirse en una lucha política contra el gobierno. De esta manera, esa luchas por las reformas pueden ser usadas como una escuela práctica de la lucha de clases, lo cual es idéntico a hacer frente a las influencias del modo de pensar pequeñoburgués. En la situación de transición de la lucha de clases nacional a internacional, todas las luchas deben ser utilizadas para promover una conciencia internacionalista y para organizar la solidaridad internacional.
Estas cuatro tareas fundamentales —la unidad dialéctica de la agitación, la propaganda y la organización, el partido y las masas, la lucha nacional y el compromiso internacionalista— deben orientarse hacia la tarea estratégica central de conquistar a la mayoría decisiva del proletariado industrial internacional, de su centro con conciencia de clase y por esta razón siempre debe combinar la estrategia y la táctica proletaria con la estrategia y la táctica en la lucha por el modo de pensar.” (pp. 332-334, negrita en el original)
Es increíble que cualquiera tenga la audacia de tratar a partidos y organizaciones marxistas-leninistas como estudiantes de primer año en una escuela de aldea, y en letras negritas para difundirlas como grandes ideas de su profundo análisis. Sin este gran gurú, ¿quién habría pensado hacer propaganda y agitación, difundir el socialismo científico, ayudar a las masas a organizarse a promover el internacionalismo proletario? Es asombroso que cualquiera sea tan atrevido para presentarse como un gurú neocolonial, para tener su libro traducido a varios idiomas y distribuido por todo el mundo.
Después de eso, Stefan Engel advierte:
“El análisis concreto y sistemático de la situación concreta es vital para los marxistas-leninistas a fin de adaptarse a los cambios del mundo a su debido tiempo, reconocerlos y evaluarlos correctamente y unificar su estrategia y táctica concretas con los partidos y organizaciones revolucionarias el mundo”. (pp. 511-512)
Estaría bien si finalmente lo proporcionara. En cambio, recibimos páginas de listas de fenómenos y una y otra vez evasivos consejos, que podría ser de esta manera, pero también podría ser de otra manera. Y finalmente podemos crear “la unidad dialéctica de la agitación, la propaganda y la organización, del partido y de las masas, de la lucha nacional y del compromiso internacionalista” (página 334). Para nosotros esto no dice nada.
No queremos atormentar a los lectores con más incontables “pedazos de consejos”. Si alguien los necesita, pueden leer todo el libro.
¿Todas las cosas internacionales?
El libro de Stefan Engel termina con el llamamiento:
“Adelante con la revolución socialista internacional!
¡Avanzar a los estados socialistas unidos del mundo!” (P.570)
Finaliza: “Con la estrategia y la táctica de la revolución internacional están en condiciones de unir las luchas de liberación social y nacional que se producen en todo el mundo en un poderoso diluvio que derribe todas las barreras de la vieja sociedad” (p. 569)
Aparte de su mencionado “consejo”, no nos dice lo que quiere decir con esto. Recordemos una vez más el comentario de Lenin que ya hemos citado:
“Sin embargo, como consigna independiente, la de los Estados Unidos del mundo dudosamente sería justa, en primer lugar, porque se funde con el socialismo y, en segundo lugar, porque podría dar pie a interpretaciones erróneas sobre la imposibilidad de la victoria del socialismo en un solo país y sobre las relaciones de este país con los demás.”. (“La consigna de los Estados Unidos de Europa” Lenin, Obras Escogidas, Vol. 21, p.342)
Stefan Engel ya invocó la internacionalización de la producción, de la clase dominante, pero también del proletariado. Escribe:
“En el proceso de la división internacional del trabajo y a nivel de los sistemas internacionales de producción, en los últimos decenios se ha desarrollado un proletariado industrial internacional. Hoy es la fuerza que puede y debe ir a la cabeza de la lucha internacional contra el imperialismo y por el socialismo” (p.18).
“La internacionalización de las fuerzas productivas inevitablemente debe conducir a la internacionalización de la lucha de clases y estimularla. Signos inconfundibles de que este proceso ya está en pleno apogeo pueden observarse en todas partes del mundo…” (p.12)
“Pero la línea de desarrollo a comienzos del siglo XXI es clara: la tendencia principal en el mundo es la preparación de la revolución socialista internacional” (p.13).
“La tendencia a la crisis general del imperialismo se ha desarrollado de manera universal. (…) Constituyen el fundamento material general para la emergencia de una crisis mundial revolucionaria, la condición objetiva y subjetiva para la maduración de la revolución socialista internacional” (p.18).
Es un hecho que las condiciones para la clase trabajadora en diferentes países se han desarrollado de manera diferente. Por ejemplo: la situación de la clase obrera en Grecia no puede compararse con la de Alemania. Y cuando miramos a la clase obrera india o argentina vemos que las diferencias son aún más drásticas. Podemos tomar cualquier país para ver que las diferencias están creciendo. Desde el punto de vista materialista, esto en realidad conduce a una competencia más aguda dentro de la clase obrera. Por supuesto, ¡la solidaridad internacional trabaja en contra de esto! Pero esto ha existido desde los tiempos de Marx y Engels. ¿Qué hay de nuevo aquí?
Incluso debemos notar que las diferencias se han vuelto aún mayores. Ya en 1915, Lenin escribió: “El desigual desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo”. (Lenin, Sobre la consigna de los Estados Unidos de Europa, Colección de Obras, Vol. 21, p. 342)
Tomemos como ejemplo la llamada “Primavera Árabe”. En Túnez, donde este proceso tuvo su comienzo, existió un fuerte Partido Comunista, una clase obrera militante y fuerzas progresistas dentro del pueblo. Fueron capaces tanto de perseguir al dictador Ben Ali como de impedir una dictadura islamista. En Egipto, este proceso fue diferente. Si bien hubo un fuerte movimiento progresista, carecía de una fuerte fuerza revolucionaria. Aunque el pueblo pudo derribar al dictador Mubarak, el imperialismo inicialmente pudo establecer un gobierno islámico bajo el presidente Mursi, que poco después, cuando los islamistas ya no eran necesarios, fue derrocado por un golpe militar y una dictadura militar se estableció nuevamente. En Libia y Siria, el imperialismo aprovechó las protestas iniciales para, con la ayuda de fuerzas islámicas reaccionarias y bandas terroristas, luchar en contra gobiernos inaceptables para ellos. Por lo tanto, las condiciones, el rumbo y los resultados son extremadamente diferentes. Lenin siempre explicó estas dificultades en detalle, mientras que Stefan Engel evita esto.
Pero tomó precauciones para estar a salvo. Por un lado transmite grandes consignas, mientras que por otro lado también afirma lo contrario, cubriéndose así contra cualquier cambio. También dice:
“Las condiciones concretas para la lucha de clases proletaria difieren mucho de un país a otro, porque la internacionalización de la producción capitalista también ha dado lugar a la intensificación del desarrollo desigual del capitalismo. Nunca antes el peso de las diferentes potencias imperialistas o de los bloques de poder se desplazó tan rápidamente, las grandes poderes y alianzas se quedaron rezagadas o han ganado un nuevo predominio tan dramáticamente. En el reflujo y el flujo de estas fuerzas relativas cambiantes, las contradicciones sociales dentro de los países y a veces incluso el cambio de carácter de estos países.” (p.340) (La palabra alemana “Gewoge” se ha traducido aquí como “reflujo y flujo”; significa “olas tempestuosas”, es decir, “cambios rápidos”.)
“La reorganización de la producción capitalista internacional intensificó aún más el desarrollo desigual de los países neocoloniales” (p.490).
Como ya se ha dicho: es más fácil clavar una tortilla en la pared que atar a Stefan Engel a algo concreto en las “olas tempestuosas” de su pensamiento.
Y una vez más, debemos recordar a Trotsky, a quien ya citamos arriba:
“La manera de plantear la cuestión esbozada más arriba parte de la dinámica del proceso revolucionario, analizado en su conjunto. Se considera la revolución internacional como un proceso que posee su ligazón en el interior de sí mismo, que no puede preverse en su conjunto determinando de antemano la sucesión de todas sus fases, pero cuyos rasgos históricos generales son perfectamente claros. Sin comprender éstos, es absolutamente imposible orientarse juiciosamente en política.” (Citado en https://www.marxists.org/archive/trotsky/1928/3rd/ti01.htm#p1-01)
En lugar de “olas tempestuosas” aquí encontramos “dinamismo”, en ambos casos el significado es vago. No podemos ver ninguna diferencia en sus posiciones.
Es similar con una tendencia a la izquierda, descubierta por Stefan Engel. Con referencia a Alemania en los años 2004-2005, escribe:
“Se desarrolló una tendencia a la izquierda entre las masas que se opusieron cada vez más no sólo a los gestores de los monopolios con ganancias y poder, sino también al sistema de ganancias y al capitalismo en su conjunto.
La tendencia hacia la izquierda es un fenómeno internacional que ocurre en diferentes formas y características diferentes. Significa la transición a una etapa cualitativamente nueva en el desarrollo de la conciencia de clase, un desarrollo definido hacia la transición a la conciencia socialista” (p.214).
En la página 155 habla de una “tendencia mundial a la izquierda”.
“A pesar de todas las diferencias existentes en los distintos países, la conciencia de clase ha despertado a gran escala y una tendencia universal a la izquierda ha surgido entre las masas”.
Una vez más, esto ha sido muy simplemente reunido. En realidad, vemos desarrollos muy diferentes en cada país. Mientras que en Francia los trabajadores y los jóvenes luchan en las calles contra la nueva ley laboral, las precarias condiciones de trabajo y los bajos salarios, el racista y reaccionario Frente Nacional obtuvo muy altos resultados electorales de los estratos atrasados. En Alemania, la racista, reaccionaria Alternativa para Alemania (AfD), un partido con muchos miembros fascistas, obtuvo grandes resultados electorales, lamentablemente, sobre todo de parte de la clase trabajadora. En algunos estados de Europa del Este como los países bálticos, Hungría, Polonia, etc., las fuerzas más reaccionarias forman los gobiernos. Y esas tendencias ya eran conocidas hace cinco años. En lugar de un estudio concreto, en el libro de Stefan Engel ¡no hay nada más que frases! Trotsky ya luchó con tales frases contra la construcción del socialismo en la URSS.
“Uniendo en un sistema de dependencias y de contradicciones países y continentes que han alcanzado grados diferentes de evolución, aproximando los diversos niveles de su desenvolvimiento y alejándolos inmediatamente después, oponiendo implacablemente todos los países entre sí, la economía mundial se ha convertido en una realidad poderosa que domina la de los diversos países y continentes. Este solo hecho fundamental da un carácter profundamente realista a la idea del partido comunista mundial.” (La Tercera Internacional Después de Lenin, en https://www.marxists.org/archive/trotsky/1928/3rd/ti01.htm#p1- 01
Estas frases son igualmente vagas, como son las de Stefan Engel. La común del libro “Aurora de la Revolución Socialista Internacional” es la confusión, escapa a utopías bastante espirituales en lugar de ocuparse de las realidades de la lucha de clases. Tales frases idealistas no tienen nada que ver con el marxismo.
El juicio de Lenin sobre las fantasías de Kautsky y el daño que causaron también se aplican aquí:
“Pero quien se atuviera en la práctica a tal concepción sería un oportunista que pretende ignorar los más graves problemas de la actualidad para soñar con problemas menos graves que se plantearían en el porvenir. En teoría, ello significa que en lugar de apoyarse en la evolución, tal como se presenta actualmente, se separa deliberadamente de ella para soñar (“Prefacio al Folleto de N. Bukharin, Imperialismo y Economía Mundial”, Lenin, Obras Recopiladas, Vol. 22, p.107)
Observaciones finales
Durante muchos años hemos cooperado en la lucha de clases en muchos lugares con compañeros del MLPD, por ejemplo en empresas y sindicatos, en la lucha contra el fascismo y la guerra y contra los recortes sociales. A pesar de nuestras críticas, continuaremos con esta cooperación. Creemos que es necesario crear un frente común contra el capital. Nuestra crítica no se limita a Stefan Engel y su colectivo de autores. Durante mucho tiempo hemos observado que las fuerzas que se reivindican como comunistas o marxistas-leninistas con frecuencia usan las obras de Marx, Engels, Lenin y Stalin como una caja de recambios de las que toman lo que les conviene. Todo el mundo tiene una opinión ya formada, una hipótesis, un “análisis” y luego busca citas para usarlas como escudo contra cualquier crítica o como “evidencia”. Eso no es marxismo, es algo extremadamente superficial y un signo de bancarrota intelectual. El marxismo-leninismo es una ciencia. Las citas, independientemente de quién son, no son evidencia. La evidencia debe ser tomada de la realidad. Ese era el método de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Y ese debe ser el método de todos los marxista-leninistas. Cuando estudiamos las obras de Marx, Engels, Lenin y Stalin no lo hacemos para adornarnos con ellas, sino para comprenderlos, asimilarlos y utilizarlos para un análisis dialéctico, materialista e histórico de nuestra situación y para avanzar hacia la revolución socialista.
Niels Clasen
Organización para la Construcción del Partido Comunista Obrero de Alemania