JEFE AÚN VIVES – Al Dr. Saturnino Paredes Macedo.

Jefe, todos ven ahora tu cuerpo…

vino a verte la oposición y

nadie se atreve a hablar…

temen aún que desde tu reposo

pongas los puntos sobre las íes.

Jefe, vinieron a buscar

el oro de Moscú”,

los regalos de Pekín” …

Acá no hay nada de eso.

Constataron la honestidad

de un comunista militante.

De un hombre sencillo,

diferente a como son sus jefes.

Jefe aún vives,

estas en cada nuevo militante,

en nuestra vieja guardia,

en la lucha de los rebeldes.

En cada historia de cada pequeño pueblo

que con el esfuerzo de sus hijos liberamos.

Jefe acá estamos,

Con los puños firmes,

apretando los puños, fuerte…

Conteniendo la rabia contra los que nos oprimen.

Deseando destruir todo… lo que nos oprime.

Estamos firmes en el gran lugar que nos dejaste.

Siendo ejemplo en cada frente.

Siendo firmes, siendo jefes.

Siendo organizadores…

y esperando el momento…

Siendo militantes consecuentes,

siempre consecuentes,

¡como tú, consecuente!

Jefe, podrán pasar mil cosas,

podrán secar los lagos,

podrán dominar las mentes.

Podrán matarnos como lo hacen.

Podrán arrebatarnos hasta lo que no tenemos…

Pero jamás desertaremos,

¡jamás lo haremos!

Construiremos el mundo nuevo

que nuestra gente merece.

Lo haremos cueste lo que cueste.

Jefe quiero decirte

que siempre quise ser ese cuadro

que tú también admires.

Que sea claro en el debate.

Que sea resuelto en el combate.

Que frente a otros jamás lágrimas derrame.

Que sepa manejar la victoria.

Que sepa aprender de la derrota.

Pero ver tu cuerpo inerte

hace que recorra ese líquido cálido

por mi semblante, sin que pueda detenerlo…

Jefe ante estas lágrimas juro

que el Partido permanecerá firme.

Latirán junto a él muchos corazones

de hombres y mujeres de nuestra clase…

Jefe que podría más decirte,

si en el viento ahora recorren

nuestros juramentos,

en cada rincón de la patria

se estremecen nuestros corazones.

¡Nuestra rabia se organiza!

¡Ojalá pudiésemos detener a la muerte!

Por tierra y liberación los campesinos marchan.

Se rebelan los obreros con tus principios sindicales.

Satuco dirigente campesino,

Satuco dirigente obrero.

De la estirpe de Mariátegui heredero,

gigante que logró ver más lejos,

¿Qué revisionista aún no siente el frio

recorrer su cuerpo cuando oye tu nombre?

¿Qué aventurero no esconde

su rostro cuando oye de Paredes?

¿Qué enemigo miserable no tartamudea

cuando arengamos tu nombre?

Y ¿qué militante leninista no hincha el pecho y

alza la frente cuando habla de tu ejemplo?

Jefe, vives en cada militante

que ante tu Partido juraron

llevar adelante la misión obrera:

Sin temor ni a la cárcel ni a la muerte”

¡Así de claro!, ¡así de firme!

Jefe, Stalin y Enver

fueron nuestros faros

cuando el golpe llegó desde el lado

del que no esperábamos.

Firme, siempre firmes hasta el fin,

eso nos enseñaste…

y aprendimos mucho en la lucha de clases

y acá estamos…

pensando con la cabeza propia,

basándonos en nuestros propios esfuerzos,

siendo fieles a los principios.

Siendo fieles a la clase obrera

y militando en su Partido.

En la despedida de tu cuerpo:

Saturnino Paredes Macedo,

¡Honor y gloria gritan nuestros militantes!

¡Gritan fuerte para el primer Jefe del PCP(m-l)!

¡Para el primer hombre después de Mariátegui!

Para el que su nombre está ligado

a nuestra Bandera Roja.

Gritan y gritaremos siempre tu nombre.

¡Jefe, para nosotros aún vives!

Antonio Maceo.

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